Política
Un gobierno atrapado, ¿sin salida?

Un gobierno atrapado, ¿sin salida?
21/03/2023 |

Reflejos demagógicos frente a los cortes de luz: la ocurrencia de suspender los pagos al exterior y el riesgo a que Massa renuncie; ¿qué pretende Aníbal Fernández enviando la Gendarmería al conurbano?; una licitación sospechosa; Burzaco, ministro porteño.

 

Por Carlos Pagni

Felipe González, el expresidente del gobierno español e histórico líder del socialismo de ese país, suele decir que una metodología del populismo es proponer respuestas simples para problemas complejos. Pero, como normalmente esas respuestas simples no resultan, el paso siguiente es encontrar un enemigo al cual echarle la culpa de ese fracaso.

En la Argentina estamos hoy en esa situación respecto a un problema que venimos arrastrando hace aproximadamente 22 años. Una de las preguntas que hay que hacerse es en qué medida el país está todavía atrapado en una agenda que quedó planteada en el año 2001 y que todavía no pudimos resolver: ¿cómo se pagan los servicios públicos energéticos? Es una discusión que arrastramos desde aquel momento y que por no ser resuelta se ha vuelto un problema enormemente complejo.

[Un gobierno atrapado, ¿sin salida? El editorial de Carlos Pagni.]
Un gobierno atrapado, ¿sin salida? El editorial de Carlos Pagni.

No solamente cómo se pagan los servicios públicos y la energía sino las derivaciones de ese problema que tiene que ver con las prestaciones de las empresas energéticas, con las cuestiones fiscales, por los subsidios que son desmesurados, y con cuestiones monetarias y cambiarias, porque como tenemos que importar muchísima energía hemos convertido una cuestión sectorial, que es la energética, en un problema macroeconómico que afecta como ningún otro las reservas del Banco Central (BCRA).

La clase política se resiste a explicar este problema complejo a la gente, entre otras cosas porque es doloroso.

 

El Gobierno acaba de dar una respuesta, la que preveía imaginariamente la tesis de Felipe González, que es encontrar un enemigo e intervenir la empresa Edesur con el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, que va a manejar la empresa energética mientras sigue gobernando Avellaneda. Ya fue ministro, dejó de serlo, volvió a Avellaneda y ahora lo ponen a cargo del problema de la energía.

¿Qué es lo que habría que explicar? Primero, que ha habido en los primeros 15 días de marzo una ola de calor récord. La demanda eléctrica aumentó en el área que cubre Edesur un 60% respecto del consumo eléctrico de marzo del año pasado. Hubo un alto pico de consumo en enero de 4100 megavatios y en los primeros días de marzo fue de 4554. Es decir, superó a enero.

 

¿Qué sucede cuando hay un exceso de demanda? Lo que sucedería en New York, París o Berlín: hay problemas de abastecimiento porque es muy irracional hacer una inversión en infraestructura para la eventualidad que se puede presentar una vez cada cinco o diez años de que haya un pico de calor. Entonces, lo que prevén los sistemas es que en esos momentos va a haber escasez en el servicio y buscan formas de compensar esa escasez, con cortes rotativos, poniendo generadores, alertando a la población para que consuma menos. Nada de esto ocurrió y todo esto es responsabilidad del ente que regula la energía, del Estado.

Ahora, hay un segundo problema que es específico del Área Metropolitana de Buenos Aires sobre todo del área que cubre Edesur, que es la del sur de la ciudad de Buenos Aires y la del sur del conurbano. ¿Cuál es esa peculiaridad? Que son barrios muy densamente poblados, donde barriadas tradicionales de casas bajas han cambiado su fisonomía y ahora tienen grandes edificios y torres. Alguien del Estado, del Gobierno Nacional, y los municipios, que tienen en esto una responsabilidad, ¿controla que cuando se hacen torres, cuando se producen obras de edificación en altura, haya líneas de abastecimiento eléctrico reforzadas o seguimos con las mismas líneas de cuando esos barrios eran bajos y además líneas que están viejas?

 

Desde la empresa se defienden. Les dice que no invirtieron. Ellos podrían decir: “¿Cómo vamos a invertir si tenemos un atraso tarifario histórico de porcentajes siderales en un país con inflación y la tarifa no se ajusta?”. De los últimos 20 años solo durante 16 meses la tarifa de la distribución que va a las casas de familia, las industrias y los consumidores finales -no la de generación y del transporte mayorista- cubrió el costo de la distribución. Hay un atraso tarifario gigantesco que se cubre con subsidios cada vez más insoportables para el Tesoro.

 

Al consumidor habría que decirle algo doloroso: que en términos energéticos este es un país dos/tres estrellas. Hemos decidido ser un país, en materia de eficiencia energética y consumo eléctrico y gasífero, dos/tres estrellas porque hemos usado la energía para generar la sensación de que ese insumo, ese bien, era prácticamente gratuito. Algo parecido pasa con el transporte, donde uno paga una tarifa de regalo y pretende el transporte del primer mundo. Bueno, hay que ajustar la expectativa con el precio y ese es un problema que difícilmente un político quiera decirlo y plantearlo porque implica un costo enorme, que conlleva decir que existe una fantasía que es vivir por encima de las expectativas o de lo que se paga para ese tipo de vida.

 

Hubo, además del golpe de calor y el atraso tarifario, un episodio a comienzos de marzo, en el que salió de operación la central de Atucha. Eso produce un desbalance general en todo el sistema eléctrico del país, y sucede aquí o en cualquier otro lugar del mundo que cuando vuelven a operar o se repone esa carga eléctrica sobre el sistema suele haber fallas y colapsos. Por ejemplo, en este caso se quemó un transformador de Edenor, sobre el cual la empresa que es de Daniel Vila y José Luis Manzano, amigos de Sergio Massa, dio muy poca información, y también se quemó una estación transformadora en Quilmes de Edesur, sobre la que sí hubo información.

[Incendio en la cercanía de la Central Atucha II]
Incendio en la cercanía de la Central Atucha IITwitter

Cuando uno mira la página del ENRE, da la sensación de que se cargan muchísimos usuarios que no tienen servicio de Edesur y no se carga la misma cantidad de usuarios que no tienen servicio de Edenor, que es de amigos del ministro. Es una duda. Una curiosidad. Pero es muy significativo el desnivel. Si se interviene la empresa va a haber toda una discusión jurídica de si hay o no un marco regulatorio que permita intervenir. Seguramente vamos a encontrar argumentos de uno y otro lado pero lo cierto es que desde el año 2014 hay 30 personas del ENRE dentro de Edesur puestas por el gobierno de Cristina Kirchner, cuando el sistema energético lo controlaba Axel Kicillof. Y hay además un veedor desde hace un año puesto por Alberto Fernández a través del ENRE.

¿Qué estuvieron controlando durante todo este tiempo? No sabemos. Ahora tenemos gente indignada y una salida demagógica en la que los funcionarios dicen que el culpable es la empresa y por eso la van a intervenir.

 

Las empresas distribuidoras, entre ellas las grandes como Edenor y Edesur, durante muchos años no pagaron la mercadería que venden. Compran una mercadería, que es la electricidad, a una empresa mixta que se llama Cammesa, y no la pagan con la excusa de que el Estado no les da tarifas. Hubo una gran renegociación de esa deuda, y en esa renegociación nadie le pidió tampoco que expliquen muy bien que inversiones había, qué sistemas de mantenimiento, y pasó gratis el tema con gran beneficio para muchas de estas distribuidoras.

Lo concreto es que tenemos un enorme problema energético. Que hemos ido convirtiendo en un problema cada vez más complejo, más enredado, difícil de solucionar, costoso de solucionar políticamente en los últimos 20 años. Es algo que nos acostumbramos a ver en la tapa de los diarios todo el tiempo, pensando que esos problemas no son acumulativos. La respuesta es deficiente. Y no solo de parte del Gobierno, porque si se mira la cuenta de Twitter de Horacio Rodríguez Larreta de la última semana, anterior a los grandes cortes que hubo en los últimos días, él da una explicación donde va impugnando toda la política energética que conduce a estas malas prestaciones. No lo dice claramente, pero está sugiriendo que si se quiere esta política energética se obtiene esto como resultado. Daría la impresión de que promete corregir el tema si algún día llega al gobierno. Pero tuvo un episodio desagradable, un escrache en el Bar Británico de San Telmo y salió de esa explicación para decir que la culpable es Edesur y le formuló una denuncia penal. Seguramente, antes de hacerlo, miró una encuesta.

¿Por qué es importante eso? Y no solo en el caso de Larreta. Hay toda una corriente de políticos, sobre todo de la oposición, que prometen que cuando lleguen al gobierno van a llevar adelante determinadas reformas. Uno les pediría que miren antes las encuestas. No vaya a ser que cuando tengan que reformar las miren y se detengan, que es lo que acaba de hacer Larreta en el plano discursivo, no en el plano operativo porque no es un área sobre la que él esté gobernando. El tema energético y la distribución de energía eléctrica le corresponde al estado nacional. Pero con este cambio discursivo se dice algo así como ‘no explicamos más cómo son las cosas y preferimos encontrar a un culpable’, en realidad, para no pagar el costo político de la verdadera explicación.

[Hoacio Rodríguez Larreta]
Horacio Rodríguez Larreta: "Terminando el gasoducto tenés más o menos US$1500 millones"

Acá hay un problema estructural de la política que es quién le explica a la gente que este sistema está agotado, que hay que cambiarlo y que esos cambios van a ser dolorosos. Más aún, quién explica que si esos cambios no se hacen, la realidad, con su propia inercia, va a ser mucho más dolorosa que un gobierno que hace ajustes. Este es un gran signo de interrogación que interpela a la clase política en su autoridad frente a los ciudadanos.

En este problema está más enredado el Gobierno que la oposición. ¿Qué se ve cuando se mira al Gobierno, al Frente de Todos, a Alberto Fernández y a Massa? Que llevan adelante un plan para mantener una especie de mediocridad sustentable sin resolver los problemas estructurales y haciendo que las distintas variables que pueden estallar se vayan acompañando. Sube la inflación, llega a 100%, pero se va devaluando también la moneda a la par. Sube también la tasa de interés a niveles asfixiantes. El objetivo era llegar a las elecciones boqueando, sin un estallido en el medio, como si los niveles de recesión e inflación que estamos viviendo hoy no fueran ya un colapso. Cómo si el colapso fuera solamente que salte la térmica del tipo de cambio. No: estamos adentro del colapso, esto ya colapsó.

Ahora viene una noticia del todo previsible, que es una sequía que produce un estrangulamiento en el nivel de reservas que puede acumular el Banco Central.

Un video que hizo la Bolsa de Cereales de Buenos Aires muestra los números pesados que son consecuencia de esta sequía histórica ligada a la ola de calor y la demanda eléctrica. Hay una caída interanual del 35% de toda la producción nacional de granos de la campaña del 2021/22.

[Impacto de la sequía en la campaña 2022/2023. Crédito: Bolsa de cereales]
Impacto de la sequía en la campaña 2022/2023. Crédito: Bolsa de cereales

Mientras que el comportamiento de la producción de millones de toneladas de granos va de 130 millones a 84 millones. En cuanto a la soja hubo 18,3 millones menos de toneladas y en el maíz 16 millones respecto de los 25 millones y 36 millones respectivamente del año pasado. Lo que se traduce en una caída del sector en exportaciones del 48%, casi la mitad. Esto significa 20.811 millones de dólares.

Estamos ante un problema de oferta de dólares. Y además hay que destacar el impacto que tiene esto sobre los ingresos del Tesoro y la recaudación del Estado en un momento en el que el déficit es muy abultado. La Bolsa de Cereales calcula que son 7376 millones de dólares menos que va a cobrar el Estado por la vía de impuestos y retenciones. Esto implica una caída del Producto Bruto de la Argentina de tres puntos. Es decir, estamos hablando de una catástrofe.

[Entrada del Banco Central]
Entrada del Banco Central

Esta catástrofe plantea un problema, una hipótesis. ¿Esto tiene salida dentro de estas coordenadas de política económica? Es importante por que el otro día hablaba con un economista e historiador, que formó parte de varios equipos económicos, no peronistas, y le decía: noto que en el oficialismo hay, por todo lo que vemos de agresiones internas, una especie de manicomio. Y él me decía: es endógeno. Esto quiere decir que cuando un grupo humano que está al frente de un gobierno tiene la percepción, correcta o incorrecta, de que no hay salida, empieza a enloquecer. Estamos ingresando, cuando miramos al Frente de Todos, en esa fase.

Empiezan las opciones dramáticas de política económica. Lo vemos ahora a Emanuel Álvarez Agis que ha sido uno de los asesores principales de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía, oculto, discreto, amigo de él. Probablemente, con el mismo grado de influencia que Roberto Lavagna. Alvarez Agis dice que hay que renegociar el acuerdo con el Fondo. Esto quiere decir, poner en tela de juicio lo que le vamos a pagar al Fondo Monetario Internacional. Es importante la opinión. Cuando uno le pregunta a gente del kirchnerismo duro qué quiso decir Álvarez Agis ellos contestan “No entendemos, si lo dice él para despegar de Massa o si lo mandó Massa a para endurecer una negociación con el Fondo de acá en adelante”.

[Sergio Massa]
Sergio MassaTomás Cuesta - LA NACION

Me interesa otro pronunciamiento de este fin de semana, es una columna en Página 12 de Alfredo Zaiat. Me importa por lo que dice pero más por quién lo dice. Es un periodista económico al que Cristina suele citar con mucha frecuencia como una especie de guía. No sabemos si porque ella se nutre de Zaiat o porque ella lo nutre a él, o ambas cosas. Zaiat dice: “Hay que administrar los pocos dólares que tenemos, que quedan, con criterios nacionales y populares”. Esto quiere decir: dejar de pagar al Fondo y suspender la entrega de dólares a las empresas que tienen vencimientos en el exterior. Que se busquen esos dólares en el mercado internacional.

Para agregar un poco más de color, aparece también este fin de semana en Página 12 Martín Guzmán, que viene con el cuchillo bajo el poncho a disfrutar los problemas de Massa que fue su gran contradictor, su gran problema durante toda su gestión al frente del Ministerio de Economía. Ahora Guzmán nos notifica algo que nos había adelantado Cristina Kirchner en su discurso de Viedma hace una semana y es que él era el duro, y Pesce quería arreglar con el Fondo. Guzmán agrega que él estaba dispuesto a defaultear con tal de no hacer un ajuste ortodoxo y recesivo. ¿Massa estará dispuesto a lo mismo? Guzmán aclara también que Pesce, quien quería que el Fondo hable con Cristina, sigue siendo el presidente del Banco Central. Entonces, sugiere sin decirlo durante esa entrevista: “Me echaron a mi y dejaron al ortodoxo? ¿Cuál es el criterio?”. La venganza de Guzmán.

[Miguel Pesce y Martín Guzmán]
Miguel Pesce y Martín GuzmánLA NACION

Estas propuestas, este clima, tienen dos efectos. Uno está asegurado. En medio de esta turbulencia, agregar niveles de ruptura, agregar niveles de imprevisibilidad, lo que hace es agigantar la crisis, porque ninguna de estas ocurrencias constituye un plan. Entonces, probablemente lo que hagan es presionar más sobre todos aquellos factores que son indicadores de incertidumbre, como es el tipo de cambio. Hay otra derivación de estas ocurrencias, y no es una derivación segura, es hipotética: que Massa empiece a pensar en irse, en dar un portazo, renunciando a su tradicional altruismo. Es decir, Massa podría, por una vez, pensar en sí mismo y decir: “Me voy porque no quiero condenarme a trabajar para otro que va fracasar”. Le están dando la excusa porque, muy probablemente, si empiezan a predominar alrededor de Cristina Kirchner las ideas de “rompamos con todo para poder quedar bien con nuestro electorado”, pensando que las medidas no tienen consecuencias sistémicas, es decir que le dejo de pagar al Fondo y todo lo demás sigue igual, con esos argumentos, le están construyendo el puente a Massa para que se vaya. Cosa a la que el kirchnerismo suele ser muy proclive: generar los mejores argumentos para que alguien los deje. Este podría ser un excelente argumento para el ministro, que podría decir: “Si empezamos con las irracionalidades, yo me quiero ir envuelto en la bandera de la racionalidad y la moderación, y me paso ya a la oposición”.

[Sergio Massa y Cristina Kirchner]
Sergio Massa y Cristina KirchnerTomas Cuesta - Getty Images South America

Si esto pasara, habría un grupo importante de actores en la vida pública argentina como empresarios y sindicalistas que se quedarían no solo sin ministro sino sin candidato en las elecciones. Acá viene un problema adicional: probablemente, Cristina se quedaría sin un candidato. Porque hay muchos indicios de que la estrategia de Cristina Kirchner es buscar a un candidato que cumpla la función que ella le asignó a Alberto Fernández cuando lo postuló con un tuit el 18 de mayo de 2019, que es enmascarar los rasgos menos tolerables del kirchnerismo para atraer un voto que con esos rasgos muy visibles no vendrían; y también para atraer dirigentes, empresarios, gobernadores que no querrían acercarse si el kirchnerismo muestra su verdadero rostro ideológico. Ese sería Massa.

Esta preferencia de Cristina por Massa tiene muchas manifestaciones. Hay una que es un detalle, pero muestra cómo funcionan las cosas en muchos campos. Tiene que ver la proximidad de la alianza entre Massa y la conducción de YPF que ejerce Pablo González, alguien del riñón de Cristina. Es decir, esta relación de Massa con YPF no se daría si no hubiera una bendición de Cristina para Massa. Esto se ve ilustrado en una cuenta que sigue movimientos de aviones: donde el avión de YPF que es una sociedad anónima con participación estatal que cotiza en la bolsa de Nueva York, prestó su avión para trasladar al ministro de Economía en la última reunión del BID en Panamá. Probablemente, ahora estén buscando la forma de que el ministerio de Economía pague de alguna manera ese servicio y queden como que contrataron un avión. También van a decir que iban funcionarios de YPF a ese viaje. Posiblemente sea verdad. ¿Hay un delito en esto? Probablemente no, pero hay un cruce de intereses empresariales y estatales que indican una enorme confusión que es la de pensar que una empresa del Estado debe ser manejada de otra manera que una empresa común competitiva. Hay que cargarle costos que a una empresa privada no le cargaremos porque lo pagamos los contribuyentes. Es decir, es un castigo al contribuyente, no es un privilegio. La otra pregunta es por qué Massa no paga un avión de línea.