Política
Trabajadores de la Cultura en contexto pre y post pandemia Covid-19 en Argentina

Trabajadores de la Cultura en contexto pre y post pandemia Covid-19 en Argentina
06/08/2020 |

La pandemia de Covid-19 afectó a todos, pero no a todos por igual. Indudablemente, unos de los sectores más perjudicados por las medidas preventivas que tomó el gobierno como el cese de actividades, dado que gran parte depende del trabajo en vivo, es el cultural. 

 

 

Por: Rafaela Lescano 

 

 

En este sentido, nos parece interesante retomar algunos datos publicados hace algunas semanas por el Ministerio de Cultura de la Nación en la “Encuesta Nacional de Cultura. Caracterización de personas y organizaciones en contexto de Covid-19”, para problematizar la situación, y desde una mirada local mostrar datos relevantes sobre los trabajadores de la cultura en el Gran Resistencia publicados en una tesis de grado (Lescano,2019) y otros aportes sobre la situación actual de los trabajadores correntinos del ámbito cultural. 

El organismo encargado de llevar adelante la encuesta es el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), con la finalidad de producir información que permita caracterizar tanto a los agentes como a las organizaciones culturales del país. En esta oportunidad ofrece datos inéditos sobre los efectos sociales y económicos del aislamiento social, preventivo y obligatorio en este sector.

Si bien la cantidad de trabajadores del NEA que respondieron la encuesta es poca en comparación a las demás regiones, la información que se obtiene de ella podría tenerse en cuenta para pensar y debatir el lugar que ocupan las actividades artísticas/culturales como prácticas laborales, es decir, como un trabajo, en los distintos sectores culturales del país. 

Los trabajadores que pertenecen a este colectivo no solo deben enfrentar la situación de incertidumbre actual que nos trajo la pandemia, sino que ya vienen con un rezago de aspectos que los caracterizan como uno de los más vulnerables; entre los más comunes, la informalidad, la desprotección social, los ingresos irregulares e inciertos, etc. Algunos autores como Julieta Infantino (2010) nos dicen que si bien estas características no son muy disímiles a las que puede sufrir cualquier otro trabajador del mercado laboral argentino, las mismas podrían estar ancladas en un sentido más profundo y relacionadas con una cuestión de índole etimológica que ha ido mutando a lo largo del tiempo (Williams, 2003). Siguiendo a la autora (Infantino, 2010) en la actualidad cuando hablamos de trabajo hacemos referencia a aquello que dignifica, a lo productivo y generador de riqueza. A su vez, la palabra arte genera sentimientos de placer, libertad y creatividad, pero también hace referencia al ocio y lo improductivo, por lo que estas palabras, arte y trabajo, adquieren significados dicotómicos y contrapuestos. 

Aun así, la potencialidad económica de la producción cultural le ha otorgado mayor legitimidad como recurso económico (Basail Rodríguez, 2007) y estas dos disciplinas aparentemente tan diferentes como el arte/cultura y la economía (trabajo) se han articulado y conformado el campo de las llamadas Industrias Culturales, para el cual la UNESCO (2010) propone la siguiente definición: “Son los sectores de actividad que tienen como objeto principal la creatividad, la producción o reproducción, la promoción, la difusión y la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”.

Ahora bien, adentrándonos en la parte de la encuesta que abordamos aquí, referida a las personas (2), para la mayoría de ellas la actividad artística que desarrolla corresponde a su ocupación principal, y los sectores que concentran mayor número de respuestas son Música y Teatro. Por otra parte, la formación aparece como una actividad paralela o secundaria en la mayoría de los casos, arrojando un dato sugerente para caracterizar al colectivo relacionado a la oferta de formación y educación cultural/artística; además de su práctica, los artistas llevan adelante de forma paralela la enseñanza de su profesión por medio de la docencia, y en la mayoría de los casos, lo hacen de manera independiente.

Un fenómeno parecido se puede ver en la provincia de Chaco, según datos relevados por el Departamento de Industrias Culturales hasta 2018 (3): la mayoría de los trabajadores que llevan adelante una actividad artística laboral, poseen también otro empleo (que se puede relacionar o no con dicha actividad) y/u ofrecen talleres para formar a otros en la disciplina que desarrollan, siendo los talleres una modalidad de enseñanza y formación recurrente en el sector artístico/cultural chaqueño. 

Sin embargo, a diferencia de lo que muestra la encuesta a nivel nacional, en la provincia de Chaco las prácticas de lo artístico/cultural corresponden en menor medida a la ocupación principal de los trabajadores, más bien se trataría de actividades paralelas o complementarias a un empleo u otra actividad que le proporcione un ingreso económico (Lescano, 2019).

Otro dato interesante es que los espacios de trabajo de los encuestados corresponden en mayor medida al circuito cultural independiente o al circuito comunitario (ferias, encuentros, eventos culturales, etc.,), y son muy pocos los que llegan a  acceder al circuito oficial de la cultura. 

Esto impacta directamente en la frecuencia con la que obtienen sus ingresos, siendo aquellos que se desempeñan en el circuito oficial los que acceden a mayor estabilidad en sus ingresos.  Lo que podría explicar que casi el 40%  perciba ingresos vinculados a otras actividades. Aun así, como mencionamos antes, para la mayoría de los encuestados a nivel nacional, la actividad cultural que lleva adelante es considerada su fuente de ingresos y ocupación principal.

De estos, el 73% afirmó trabajar únicamente de manera independiente (esta modalidad suele encontrarse inmersa en la economía informal, es decir no cuenta con protección social, además genera ingresos variables y muchas veces insuficientes). Solo un 6%  lo hace en relación de dependencia, y casi la misma proporción (5%) estuvo desocupado, siendo las más afectadas en este caso las mujeres.

Al ser mayormente trabajadores independientes y no tener una previsión de los ingresos con los que van a poder contar mes a mes, se enfrentan a una serie de obstáculos relacionados a los gastos para sostenerse y sostener su actividad, como el pago de los servicios, alquiler de la vivienda y la compra de materia prima e insumos necesarios para el desarrollo del producto cultural/artístico. 

Una cuestión interesante aquí es lo que la encuesta denomina como “problemas frecuentes”  a que los trabajadores de la cultura se enfrentan todos los meses, haciendo referencia a ciertas realidades como la búsqueda de ingresos alternativos, no percibir ingresos por la actividad cultural que se desempeña, disminución y retrasos de pago por trabajos que ya se realizaron, que terminan por constituirse en una serie de características o condiciones laborales específicas de quienes trabajan en cultura. 

En esta línea, los trabajadores de la provincia de Chaco mencionan que entre las  preocupaciones que más los afectan se encuentran la necesidad de obtener algún tipo de financiamiento, las dificultades de acceso a los espacios de trabajo, las capacitaciones en uso de nuevas tecnologías y la obtención de la materia prima para producir (Lescano, 2019). 

Ahora bien, todo lo mencionado hasta aquí es una breve caracterización del campo laboral artístico/cultural en el que se desempeñan quienes trabajan en cultura, y desde el que parten para hacer frente a la pandemia. En los párrafos siguientes se profundiza sobre las problemáticas particulares que los mismos encarnan en contexto de Covid-19. 

En este sentido, en la encuesta mencionan como principal problemática la cancelación de las actividades culturales, que a su vez trae aparejada la disminución o no percepción de ingresos y el retraso o imposibilidad de pago del alquiler de la vivienda donde habitan. 

En la encuesta se explica que:

“Uno de los perfiles más perjudicados por las consecuencias de la situación de aislamiento social, preventivo y obligatorio es el de las personas que trabajan de manera independiente, sin ingresos estables, y cuya actividad en el ámbito cultural representa más de la mitad de sus ingresos mensuales.”

En el caso de Corrientes, el panorama no cambia mucho. Las actividades culturales siguen suspendidas desde que empezó el ASPO. Por ello, la Asociación Civil de Trabajadores Escénicos de Corrientes (ACTECOR), vienen visibilizando la situación de emergencia que están padeciendo los trabajadores de la danza y el teatro. Desde sus redes sociales, como también en entrevistas en algunos medios locales (4) los integrantes de dicha asociación comentan que el 26 de Mayo presentaron a las autoridades correspondientes un protocolo para que puedan retomarse las actividades en los distintos espacios culturales, cumpliendo con las acciones de prevención y cuidados preestablecidos. Además, presentaron al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza para que las salas de teatro y los distintos espacios culturales independientes puedan tener un marco regulatorio, que hasta la actualidad es inexistente.

A nivel nacional, una de las estrategias más utilizadas para continuar ejerciendo las actividades tanto laborales como educativas e incluso de esparcimiento es la implementación de la modalidad virtual. En la mayoría de los casos aparece la adaptación hacia esta modalidad, entre las que se encuentran la realización de clases, talleres, seminarios, capacitaciones por streaming y plataformas virtuales;  la realización de eventos, espectáculos, funciones y visitas virtuales a cambio de un aporte económico y la venta online para continuar con sus actividades laborales, pero también surgen otras como el pedido de ayuda al Estado, que consiste en  la solicitud de subsidios, créditos o líneas de financiamiento de distintos organismos del Estado (INT, INAMU,ANSES, etc.). (5)

Otro dato a tener en cuenta es que si bien algunos ya lo venían haciendo, son muy pocos los que consideran a la modalidad virtual como una nueva y única forma de trabajar. Para la mayoría es una complementariedad ya que la utiliza de manera parcial. Además, aparece un aspecto relevante y puesto en cuestión con mayor intensidad en este último tiempo que es la falta de asesoramiento y de recursos para hacerlo. 

Como frutilla del postre, la encuesta arroja que más de la mitad de lxs trabajadores que implementaron la modalidad virtual no recibió un pago por ello; solo el 38% lo hizo. Esto mismo vienen marcando desde hace tiempo algunos jóvenes chaqueños que trabajan en distintos sectores de la cultura, ya que ante el valor intangible de muchas de sus producciones se ven obligados, en reiteradas ocasiones, a aceptar un pago inferior al que consideran que deberían obtener por su trabajo e incluso a no reclamar uno (Barbetti y Lescano, 2019).

Estas son las primeras aproximaciones que arroja la Encuesta Nacional de Cultura, respecto a las personas que trabajan en el campo artístico/cultural. Si bien los datos podrían juzgarse de superficiales, aparecen cuestiones muy interesantes para continuar indagando, e invitan al debate y la reflexión en torno a lo que autores como Infantino (2010) proponen: pensar las prácticas artísticas/culturales como verdaderos ámbitos laborales y en este sentido avanzar en su regulación y defensa como tal.

1.     Lic. en Relaciones Laborales (UNNE).

2.    La encuesta se divide en dos apartados, el primero se refiere a las personas que trabajan en arte/cultura donde abarca lo relacionado a aspectos que tienen que ver exclusivamente con los trabajadores y  el segundo trata sobre las organizaciones culturales.

3.    El Departamento de Industrias Culturales de Chaco, realiza un relevamiento de los datos de quienes participan en las acciones que proponen desde el organismo y llevan adelante alguna actividad en el ámbito cultural, a la que accedí en el marco de la participación en el equipo de investigación “Juventudes, educación y trabajo” de la FH-UNNE, y la realización de mi tesis de Licenciatura. Hasta junio del año 2018 el organismo tenía digitalizado un relevamiento de casi 900 perfiles.

4.    https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2020-6-28-1-0-0-danza-y-teatro-en-cuarentena-con-protocolo-listo-piden-la-reapertura-de-talleres 

5.    INTI: Instituto Nacional de Teatro; INAMU: Instituto Nacional de la Música.

Bibliográfia:

Barbetti, P. y Lescano, R. (2019). Trabajo independiente y juventudes. Algunas notas sobre las prácticas laborales promovidas desde las políticas de Industrias Culturales en el Gran Resistencia. Revista Tramas. Recuperado de: http://tramas.escueladegobierno.gob.ar/articulo/trabajo-independiente-y-juventudes-algunas-notas-sobre-las-practicas-laborales-promovidas-desde-las-politicas-de-industrias-culturales-en-el-gran-resistencia/

Basail Rodríguez, A. (2007). Reseña de “El recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global” de Yúdice, G. LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. V, núm. 1, enero-junio, pp. 213-219. Centro de Estudios Superiores de México y Centro América San Cristóbal de las Casas, México. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/745/74550114.pdf 

Ministerio de Cultura de la Nación. Encuesta Nacional de Cultura. Caracterización de personas y organizaciones en contexto de Covid-19. Recuperado de: https://www.sinca.gob.ar/VerDocumento.aspx?IdCategoria=4

Infantino, J. (2010). Cultura, jóvenes y políticas en disputas. Prácticas circenses en la ciudad de Buenos Aires. (Tesis Doctoral en antropología). Universidad Nacional de Buenos Aires, Buenos Aires. 

Lescano, R. (2019). Microemprendimientos en el sector de la cultura, desde la mirada de los y las jóvenes del Gran Resistencia, Chaco. (Tesis de Licenciatura). Universidad Nacional del Nordeste. Corrientes.

Raymond, Williams. (2003). Palabras Claves: un vocabulario de la cultura y la sociedad. Buenos Aires, Argentina. Edición Nueva Visión. Recuperado en: http://goo.gl/gpdEie