ESPECULACIONES ANTES DE OCTUBRE
Para Macri sería más fácil proclamar "Importaciones 0"
El horno social no está para bollos y tal vez no sea el momento para debatir si el gobierno aplica una apertura importadora indiscriminada, tal como consta en la lista de reclamos de la movilización organizada por la CGT, que provoca un tendal de cierres de persianas y despidos, o se trata puntualmente del ingreso de mercaderías de consumo, como ropa, zapatos, artículos de cuero, que afectan a productores locales que tienen problemas para afrontar la competencia externa.
El análisis de complica cuando los argentinos que van a países limítrofes compran galletitas, dulces o lácteos provenientes de nuestro país y los pagan más baratos que en el lugar de origen. ¿Los impuestos, las remarcaciones por inflación hacen la diferencia? En el gobierno están convencidos de que la industria nacional es cara y que para atraer inversión extranjera no basta con sacar los cepos, sino que hay que subir los ratios exportaciones/PBI e importaciones/PBI de Argentina, que se ubican en los más bajos del planeta, a mitad de camino que en el resto de América Latina. El informe del director general de la consultora DNI, Marcelo Elizondo, demuestra que, en realidad, la economía nacional está cerrada y que ello genera dificultades en la capacidad de crecer, mejorar la calidad económica y recibir inversiones. Pero en el plano interno y con la protesta social en ebullición, por ejemplo, el presidente de la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (Aiera), Juan Carlos Pereyra, califica como un riesgo que "mes a mes aumenten las importaciones de productos terminados en detrimento de las materias primas".
Para Macri sería más fácil proclamar "Importaciones 0"La economía argentina sigue siendo cerrada y el debate actual tiene costo político para Macri pero poca efectividad macroeconómica.
La Asociación Obrera Textil culpa en gran parte a que se eliminaran las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) por 1.500 despedidos y 7.000 suspendidos o cesanteados, que en los próximos meses se pueden sumar 9.000 afectados más.
La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) corroboró que sólo en enero se importaron 1.600.000 kilos de prendas textiles, un 71% más que en comparación interanual. Se trata de uno de los montos mensuales más grandes registrados en el país en el rubro productos textiles.
La Cámara de la Industria del Calzado denunció la pérdida de 4.000 puestos de trabajo en 2016, como consecuencia de la caída del consumo interno, y porque los mayores costos de producción determinaron un ingreso de pares de zapatos importados mayor que el esperado (62% interanual) una vez levantadas las DJAI al asumir el gobierno de Mauricio Macri.
La Cámara Industrial de Manufacturas del Cuero y Afines de la Argentina (CIMA) anunció el cierre de 39 empresas del rubro en 2016 por la suba de importaciones y la caída del consumo y que llevan más de 1.000 despidos en lo que va de 2017, como consecuencia de un aumento de 71,3% interanual en los principales productos importados del sector en enero y febrero.
La Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) esgrimió como argumento para plegarse a la marcha de protesta contra el modelo económico convocada por la CGT la semana pasada el cierre de fábricas y más de 45 mil despidos, atribuidos no sólo a la recesión, sino a que “las cantidades importadas de bienes de consumo crecieron 17% en 2016 y 22,5% en el primer mes de 2017: por el tipo de cambio atrasado, los altos costos internos y la falta de controles aduaneros”. Señaló la entidad que “están comprometidas buena parte de las PyMES industriales que no pueden competir con los productos que ingresan” y puso de relieve “la avalancha externa se presenta también en el comercio informal, por las fronteras con Chile, Paraguay y Bolivia”.
Sin embargo, un enfoque estructural de la balanza comercial argentina que realiza el director general de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) y presidente del Capítulo Argentino de la International Society for Performance Improvement, Marcelo Elizondo, marcha en dirección contraria a la de las manifestaciones especialmente provenientes de agrupaciones gremiales que se movilizaron en rechazo a diversas políticas de la actual administración gubernamental, desde las que se sostiene que la Argentina está implementando una contundente “apertura de importaciones” de bienes manufacturados o industriales.
Marcelo Elizondo.
Marcelo Elizondo.
La vicepresidenta Gabriela Michetti reconoció la existencia de "algunos problemas en algunos sectores productivos”, que "requieren de mucha protección para que no existan problemas de competitividad", y explicó que el Gobierno ha propuesto "una mesa de diálogo específica por sector para que cada uno pueda ver su programa de conversión, de inserción, de integración al mundo, de competencia".
Pero aclaró que una vez que el gobierno le brinde estas herramientas “se necesitará del esfuerzo del sector empresarial para poder competir".
La CAME le echa la culpa al tipo de cambio atrasado, los altos costos domésticos y la falta de controles aduaneros, que muchas industrias se estén viendo desplazadas por productos que llegan, en algunos casos formalmente, a través de la Aduana y, en otros, mediante contrabando de países limítrofes como Paraguay, Bolivia y Chile. Son, entre otras, la indumentaria, la naval, de calzados, juguetes, electrónicos, muebles, cueros, bicicletas, bebidas alcohólicas y las producciones regionales.
Elizondo le contrapone los datos de los últimos años (incluso 2016) para mostrar que Argentina ha sido y es una de las economías más cerradas del mundo.
En 2016, las importaciones cayeron 6,9% (sumó US$55.610 millones). Y si bien reconoce que el principal motivo de ese descenso son los menores precios (dado que las cantidades se elevaron levemente, 3,8%), algo similar a la ocurrido en 2015, subraya que se parte de un descenso en cantidades de más de 12% que había ocurrido en 2014.
Apunta en tal sentido que hubo cierta recuperación en algunos pocos rubros (bienes) después de mucho tiempo de cerrazón extrema, pero que en las importacionesde bienes el resultado total es de baja de casi 7%. Y que solo crecen medidas en dólares las importaciones de servicios (algo no expuesto en las críticas a la “apertura”).
Paradójicamente, él destaca, los años de mayor nivel de importaciones desde el regreso de la democracia fueron los de inicio del kirchnerismo, como los de la presidencia de Néstor Kirchner y los primeros de Cristina Fernández.
Pero, él insiste, en realidad la economía argentina es de las de menor nivel de comercio en su PBI en el mundo, según el Banco Mundial, con exportaciones de bienes que equivalieron en 2016 al 13,18% del PBI e importaciones, al 12,7%.
De la comparación de importaciones respecto del PBI en alrededor de 150 países, según el Banco Mundial, en 2015, Argentina estuvo entre los 3 de más bajo nivel.
Subraya Elizondo que importamos (incluso en 2016, según CEPAL) no sólo menos bienes que economías más grandes, como Brasil o México, sino también que Chile, que es una economía más pequeña que la nuestra.
En el mundo, las importaciones en promedio llegan a niveles que casi equivalen al 30% del PBI. Y en Latinoamérica superan el 22%. Muy por encima del ratio de Argentina.
La cerrazón comparativa del comercio exterior no alcanza, empero, a funcionar como protección de la competencia importada, en un contexto recesivo como el transitado. Es cierto que ha habido siempre, en sectores como los que ahora atraviesan dificultades, desventajas de productividad respecto de países agresivamente mercantiles, pero es real también que los fabricantes locales padecen la presión del incesante crecimiento de los costos internos y de una carga impositiva de tal magnitud, que hay productos salidos de plantas locales que se consiguen más baratos en países limítrofes.
En los gremios afirman que “en el Gobierno hay una puja para decir que los industriales argentinos son caros, pero hay gente en el medio que está perdiendo el trabajo", contaron desde gremio textil, que reúne a más de 45.000 trabajadores en 2.000 plantas.
Se quejan, y con razón, de la caída del mercado interno y el parate generalizado en la industria nacional, que provoca la "destrucción" de las fábricas y del empleo registrado, con todos los beneficios y garantías de la seguridad social.
La cámara empresaria textil advirtió que el valor de las importaciones del sector creció en enero hasta los US$33 millones (31 millones de euros), la mayor parte procede de China, con una presencia total del 81% de las importaciones realizadas en el primer mes del año. Importaciones de otros países, como Perú, India y Vietnam, retrocedieron hasta un 30% las importaciones.
Por su parte, la Fundación Pro Tejer informó que el 61% de los productos que se comercializan en el mercado local ya son importados. En 2016, el mercado se achicó 15%, al caer de 500.000 toneladas a 425.000, de las cuales unas 260.000 son productos foráneos.
Los líderes de la CGT esperan llevarse algo más del Gobierno.
Los líderes de la CGT esperan llevarse algo más del Gobierno.
Cierre del ida y vuelta
Más allá de la coyuntura, los estudiosos del comercio exterior alertan sobre que “vivir con lo nuestro” suele transformarse en un cierre de “ida y vuelta”, que además, es productiva en general. El proteccionismo en economías dependientes de insumos como la nuestra sería algo así como “migajas para hoy y hambre para mañana”.
Afirma Elizondo que “en el mundo actual, existe un proceso que relaciona la inversión internacional (receptiva y emisiva), el intercambio internacional de conocimiento, la ejecución transfronteriza sistémica y vinculada de prácticas basadas en el capital intelectual, las alianzas entre empresas más allá de los países, la inversión consensuada entre eslabones de cadenas internacionales de producción y comercio y, luego, y como efecto de todo esto, el comercio transfronterizo”.
En tal sentido, indica que “uno de los rubros que más sufren en esto es la recepción de inversión extranjera directa, porque estadísticamente está probado que los 20 principales países receptores de IED en el mundo (dentro de los cuales están México Brasil y Chile) son economías con relevante participación del comercio internacional (de “ida y vuelta”).
Todo el comercio internacional argentino, puntualiza, sufrió un proceso de degradación desde el inicio de la 2da década del corriente siglo. Según el Banco Mundial, en 2010 en nuestro país las exportaciones de bienes y servicios representaban el 18,8% del PBI. Un año después equivalían al 18,3% del PBI. Luego la pérdida de competitividad fue creciendo y en 2012 ya bajaron al 16,2%, en 2013 cayeron al 14,6% del PBI. En 2014 descendieron aún más, al 14,3%, y en 2015 se completó la caída hasta representar solo el 11,1%.
Este proceso de descenso de las ventas externas acompañó a uno similar en las importaciones. Mientras en 2010 las compras de bienes y servicios sumadas (según el Banco Mundial) equivalían al 16% del PBI, en 2011 se elevaron al 16,7% del PBI. En 2012 bajaron a 16,7% del PBI, mientras en 2013 fueron iguales al 14,7% del PBI. En 2014, al 13,9% del PBI, y en 2015 (año de extremos por la artificial contención de importaciones en base a medidas consideradas ilegales por la OMC, como las ya famosas DJAIs) bajaron a sólo 11,9% del PBI.
Aún no ha publicado el Banco Mundial los datos de 2016, pero si se toma en cuenta la medición del PBI en dólares en 2016 que efectúa el Fondo Monetario Internacional y las exportaciones de bienes calculadas por el INdEC en Argentina, las salidas de productos equivalieron en 2016 al 13,18% del PBI.
En verdad, las exportaciones crecieron muy levemente pero, por efecto de la devaluación, el PBI medido en dólares decreció y, a la vez, en términos absolutos la economía se contrajo, por lo que la comparación de las exportaciones con el PBI varió.
Si se suman las exportaciones de servicios (estimadas) a las de bienes, el total da una cifra de exportaciones (de bienes y servicios) equivale al 15.9% del PBI.
Algo parecido ocurre en relación a las importaciones. Si bien aún el Banco Mundial no ha publicado los datos de 2016, se puede comparar y concluir que equivalen a 12,7% del PBI argentino. Y si se suman importaciones de bienes y servicios, la cifra equivale (en 2016) a 17% del PBI. Las importaciones de servicios han crecido de modo relevante pese a que la crítica mayor es a la supuesta apertura a importaciones de bienes.
Que pasó en 2016
En términos absolutos, las exportaciones crecieron levemente en 2016 un 1,7% (llegaron a US$57.737 millones) lo que implica un leve alza después de no poco tiempo. Las importaciones cayeron 6,9% sumando US$55.610 millones, como consecuencia de los menores precios si bien las cantidades se elevaron levemente (3,8%). El año anterior, el volumen físico había descendido más del 12% respecto de 2014.
Elizondo apunta que hubo cierta recuperación de las importaciones en algunos pocos rubros (bienes) después de mucho tiempo de cerrazón extrema. Pero en las de bienes el resultado total es de baja de casi 7%.
Y rompe con un mito populista sobre lo que significan para la economía, al explicar que la enorme mayoría de lo que Argentina importa son bienes que se utilizan para la producción, no es que las importaciones deben caer para que la economía crezca sino que, al contrario, si la economía crece las importaciones también. Precisamente en los tiempos de “tasas chinas” fue cuando se vieron más altos niveles de importaciones comparados con el PBI.
Por otro lado, la “importación para la producción” es un fenómeno mundial. Aduce que distintos estudios internacionales muestran que el componente importado de la producción en las economías exitosas es mucho más alto que en Argentina. En el mundo, el componente importado oscila el 30% en la inversión y en las propias exportaciones, y están en niveles sólo algo inferiores en el consumo.
En el mundo, las importaciones en promedio llegan a niveles que equivalen casi al 30% del producto. En América Latina rondan el 22% y en la Argentina de hoy están 10 puntos más abajo a pesar de la devaluación.
La baja participación en el comercio internacional es efecto de políticas que han desalentado, prohibido en algunos casos, y desincentivado la relación productiva con el mundo. Pero a la vez (y en un círculo vicioso) es causa de los problemas de competitividad y productividad que han hecho que, como reacción a la dificultad, las políticas en no pocas ocasiones hayan reaccionado atacando sus efectos y aumentando el aislamiento. Y no corrigiendo sus causas.
La Organización Mundial del Comercio llaman a estos sistemas interrelacionados cadenas globales de valor (que ya no crecen como hace algunos años pero que siguen siendo la matriz del comercio mundial) y que podríamos también llamar “conglomerados activos productivo/comerciales y transfronterizos”.
De modo que los bajos ratios exhibidos por Argentina constituyen una manifestación de un fenómeno que afecta la generación de conocimiento, investigación desarrollo, innovación. Y, a la vez, que desalienta la inversión, tan requerida por las nuevas autoridades económicas argentinas.
Además, los países más aislados generan peor calidad en la producción de bienes y servicios (por la menor competencia), menor calificación en el empleo (que surge en actividades expuestas al encadenamientos productivo comercial internacional y, en ese caso, objeto de mejoras cualitativas constantes), más volatilidad en los flujos de divisas, menor tasa de inversión (de origen nacional o extranjero), menor acceso a financiamiento internacional, más debilidad en el acceso a los flujos de conocimiento propios de la formación de capital intelectual productivo y menor recaudación tributaria, que surge de la mayor actividad que generan estos procesos).
La baja participación en el comercio internacional es efecto de políticas que han desalentadola relación productiva con el mundo.
La baja participación en el comercio internacional es efecto de políticas que han desalentadola relación productiva con el mundo.
Al ser la inversión extranjera el principal objetivo expuesto por la administración del presidente Macri, las inversiones asumen un rol clave macroeconómicamente hablando. Los principales receptores de IED en el mundo son países que ingresan en 1 de 3 posibles categorías:
- grandes economías por el tamaño de su mercado o por la dimensión de su PBI,
- grandes exportadores o importadores en términos absolutos, o
- países con un grado elevado o al menos medio/alto de integración internacional.
Corresponden, por ejemplo, a las primeras 2 categorías USA o China (ingresan en la 1ra y la 2da) o Brasil (ingresa en la 1ra); y a la 3ra Malasia, México o Sudáfrica. Por supuesto que no pocos países responden a 2 o aun las 3 cualidades.
Considerando el comercio de manufacturas mundial, mientras USA es el 2do principal exportador del mundo y el principal importador, y China es el principal exportador y el 2do mayor importador, Alemania es el 3er exportador e importador del mundo, Japón el 4to exportador e importador mundial, Holanda el 5to exportador y el 8vo importador del mundo y Alemania es el 3er exportador y 3er. importador del mundo.
Por su parte, Francia es el 8vo exportador y el 6to importador mundial, Corea del Sur el 6to exportador y el 9no exportador mundial, el Reino Unido el 9no exportador y le 5to importador, Hong Kong el 7mo exportador e importador mundial, Italia es el 10mo exportador y 11vo importador del mundo, y Canadá el 11mo exportador y le 10mo importador mundial.
Entre los que no son los principales en términos absolutos, sus economías tienen una gran incidencia relativa del comercio internacional en el PBI.
En Australia las exportaciones equivalen al 20% de su PBI, en Turquía al 28%, en Chile al 30%, en México el 35%, en Suiza el 63%, en Irlanda el 121%, en Singapur el 176%, en Hong Kong el 201%, en Luxemburgo el 213%, India 23%.
Canadá tiene exportaciones que representan 31% de su PBI, Bélgica tiene exportaciones que equivalen al 84% de su PBI, y Turquía tiene exportaciones que representan 28% de su PBI.
Finalmente dentro de la elite de receptores de IED se encuentra Brasil, el 25vo exportador e importador mundial, pero con exportaciones que representan solo el 13% de su PBI.
Se trata del único caso que no está entre los mejores exportadores en términos absolutos y tiene una baja participación del comercio internacional en su PBI, pero es la 7ma economía mundial por la dimensión de su PBI y su mercado alcanza los 200 millones de consumidores, que se expande 50% si se considera sus socios del Mercosur.
Al no ser una de las 20 primeras economías mundiales por su dimensión, ni estar entre los principales países exportadores/importadores, Argentina tendrá que prever incrementar su ratio de comercio internacional comparado con el PBI para ingresar en la lista de principales beneficiarios del flujo de IED.