Política
El voto electrónico avanza en el Congreso y agita polémicas

El voto electrónico avanza en el Congreso y agita polémicas
28/09/2016 |

Fue uno de los caballitos de la campaña electoral de Cambiemos. Y el presidente Macri es un entusiasta impulsor. Pero fue abandonado o está en desuso en el resto del mundo. Sólo siete democracias lo utilizan actualmente, entre ellas Filipinas, India, Brasil y Venezuela 

 

Envuelta en medio de la polémica entre el oficialismo y la oposición en la Cámara de Diputados sobre la reforma electoral impulsada por el Poder Ejecutivo, el sistema de voto electrónico (VE) que apoya el macrismo también está rodeado por dudas y reparos de diferentes expertos electorales, en especial en torno a su seguridad.
La boleta única electrónica (BUE) o boleta digital (BD) que quiere implementar el Gobierno es un anhelo que expresó por el propio Mauricio Macri, quien defendió la iniciativa el 27 de abril de 2015, luego de las PASO porteñas así:

Ya como Presidente de la Nación, el líder del PRO insistió en su apoyo a esta modalidad el 23 de junio, cuando presentó la reforma electoral que trata la Cámara baja.

iProfesional consultó a referentes políticos, legales, sociales e informáticos, con participación directa a esta polémica, quienes confrontaron sus puntos de vista a favor y en contra de esta modalidad, que se encuentra bajo debate en las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto de la Cámara baja.
Sistema
La propuesta oficial consiste en una pantalla donde se puede elegir un candidato, una lista o cortar boleta, dependiendo de cuál sea la elección.
El votante recibe un respaldo en papel que lo deposita en la urna, un comprobante que también contiene la información en un soporte digital, que sirve luego para hacer el recuento.
Para ello se compara la información almacenada de forma digital con la máquina que hace el escrutinio.

¿Panacea electoral?
Esteban Zuttion, director de Campañas Electorales del Ministerio del Interior, defendió la BUE, porque “viene a terminar con un conjunto de problemas asociados al sistema actual, de boletas partidarias”.
Las ventajas del nuevo sistema, según describió este funcionario, son las siguientes:
* Asegurará que todos los partidos y candidatos estén siempre disponibles para que el ciudadano elija la opción que prefiera.
* El votante tendrá más clara la oferta electoral, porque se eliminan las listas colectoras, lo que hará más sencillo comprender qué es lo que se está eligiendo y votando.
* Se eliminan prácticas clientelares tradicionalmente asociadas a la distribución de la boleta partidaria.
* Se agilizará el recuento provisorio, primero en cada mesa, y luego también el total, por el nuevo modo de transmisión de resultados desde cada escuela al centro de cómputos.
Pero no todo es color rosa. El director de Campañas Electorales admitió que “los problemas pueden tener que ver con la adaptación del nuevo esquema por parte de la ciudadanía, para lo cual la capacitación será sumamente importante”.
Alejandro Tullio es una de las voces con más experiencia sobre temas electorales: entre mayo de 2001y diciembre de 2015 estuvo al frente de la Dirección Nacional Electoral, es decir, en las elecciones nacionales llevadas a cabo durante los gobiernos de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor y Cristina Kirchner.
Este profesor de Derecho e Instituciones Electorales y experto internacional en administración electoral reconoció que el “desempeño” de la BUE hasta hora fue, desde el punto de vista electoral, “positivo” en los lugares en que se implementó: Salta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, San Luis y Neuquén.
Retroceso global


Sin embargo, y pese a la pátina de modernidad que tiene el sistema electrónico ante la antigua modalidad del papel, se trata de una solución en retroceso en el mundo.
Desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), su coordinadora del Programa de Instituciones Políticas, Soledad Zárate, apuntó que es un sistema que “fue abandonado o está en desuso en el resto del mundo”, y que sólo siete democracias lo utilizan actualmente, entre ellas Filipinas, India, Brasil y Venezuela.
En contraste, el sistema de la boleta única de papel “es el más extendido en el mundo y las capacidades instaladas que se requieren para implementarlo se acercan más a las que nuestro país posee hoy”, afirmó la experta del CIPPEC.
Javier Smaldone, programador y administrador de redes y sistemas, destacó que la boleta única de papel es el sistema utilizado por la “inmensa mayoría del mundo”, incluso por aquellos países que probaron opciones electrónicas y las descartaron.
Este técnico señaló que de los 20 primeros países en desarrollo humano, sólo los EE.UU. utilizan computadoras para votar en el 30% de los condados.
“Si países como Holanda, Alemania y Austria prohibieron el voto electrónico, países como Australia, Irlanda y el Reino Unido lo evaluaron y descartaron usarlo, entonces ¿por qué elegimos votar como Venezuela, la India y Brasil, los únicos países del mundo que hacen lo que el oficialismo quiere hacer en 2017? ¿No les hace algo de ruido?”, se preguntó Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre.
¿Voto “hakeado?”
El ruido señalado por Busaniche se convierte en ensordecedor ante las denuncias que provienen desde los opositores al “e-voto” cuando se plantean los riesgos de esta plataforma electrónica electoral.
Smaldone advirtió que la emisión del voto por medios informáticos “abre las puertas a nuevas formas de violación del secreto, y a mecanismos que permiten determinar (con o sin la voluntad del elector) cómo se ha votado”.
Al respecto, recordó que desde hace más de un año desarrolló y mostró una aplicación que corre en celulares y que permite determinar si se ha votado por determinado partido.
Esta aplicación funcionó en los sistemas usados en Salta y la ciudad de Buenos Aires, “proveyendo un mecanismo efectivo para la compra de votos”.
En una reunión de las comisiones de Diputados que tratan la reforma electoral el 4 de agosto, expertos de seguridad, computación, y criptografía demostraron la inseguridad de la plataforma.
En esa misma reunión, Smaldone presentó su aplicación para “comprar” votos electrónicos:

Nicolás Wolovick, doctor en Ciencias de la Computación de la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió que “con muy poca energía debidamente aplicada, se puede cambiar el resultado de toda la elección. Con la boleta de papel al menos hay que prenderle fuego a miles de urnas y eso requiere mucha coordinación y además libera muchísima energía”.
Este especialista recordó que en 2015, por las elecciones porteñas, el especialista informático Joaquín Sorianello sufrió el allanamiento de su casa ante una denuncia de la empresa MSA, proveedora de la plataforma electrónica, por el “hackeo” del sistema de los comicios.
“Hubo cuatro intentos más, dos de los cuales no venían del país. Eso es muy fuerte, estamos perdiendo nuestra capacidad de autodeterminación como país”, advirtió el técnico cordobés.
Este año, Sorianello fue sobreseído por la Justicia:

La automatización del sufragio requiere, según Zárate, de “sofisticadas capacidades de control por parte de las autoridades de aplicación” y de los partidos políticos y votantes, así como “autonomía del poder político. Estas condiciones no están dadas en el proyecto enviado por el Ejecutivo al Congreso”.
Zuttion reconoció que “es posible desarrollar un esquema clientelar por medio de la boleta electrónica, aludiendo a problemas de seguridad de los nuevos dispositivos”.
El funcionario explicó que una vez aprobada la norma “se trabajará para que el dispositivo definido en la norma cuente con todos los atributos técnicos y de calidad necesarios para asegurar el secreto del voto”.
Además, prometió, “se le dará acceso a expertos a los dispositivos para asegurar entendimiento y confianza sobre los mismos”.
Tullio se mostró contemporizador con el oficialismo. Aunque recordó que “se han pronunciado voces que alertan sobre los riesgos de naturaleza tecnológica de algunas opciones, las que se deben escuchar y atender con extremo cuidado”, para el ex funcionario electoral “esos riesgos no han impactado en los hechos sino que han constituido hipótesis no consumadas”.
“Las denuncias de sectores con conocimiento e interés en asuntos tecnológicos deben ser respondidas por el Estado, y las soluciones que no puedan satisfacer recaudos razonables de seguridad deben descartarse”, afirmó.
Para el responsable de las elecciones nacionales entre 2001 y 2015, “deben preverse todos los escenarios, vulnerabilidades y contingencias y tomar contramedidas en cada caso. Quien niegue la vulnerabilidad de los sistemas y dispositivos es un ignorante, un necio o algo peor”, remató.
Sin embargo, reconoció que, “con tiempo, recursos y conocimiento suficientes se pueden minimizar los riesgos y asegurar la integridad del sistema”.
Para José María Pérez Corti, profesor de Derecho Electoral de la Universidad Nacional de Córdoba, los problemas de la boleta digital, como todo sistema de votación en el cual se introducen la intermediación de la tecnología entre el sufragante, la conformación y emisión de su voto, y luego la acumulación parcial y total de resultados, radica en “la pérdida de toda posibilidad de verificación cierta y simple del destino y contenido del sufragio emitido”.
Capacitación “sine qua non”
La mayoría de las fuentes consultadas por iProfesional coincidieron en la necesidad de capacitar al electorado, en caso de utilizarse el VE.
“La experiencia nos enseña también que la introducción de tecnologías debe hacerse en forma gradual, y de un modo que sea comprensible para los ciudadanos, que ayude a hacer las cosas más fáciles, y no a complejizar y oscurecer los procesos”, aclaró Zuttion.
Por eso es que también se optó desde el oficialismo por la boleta electrónica, “un sistema que incorpora tecnología pero mantiene la boleta en papel como instrumento de votación, donde el votante puede ver claramente qué es lo que está votando al momento de introducir su voto en la urna”, destacó Zuttion.
Tullio observó que “no es un proyecto tecnológico, es un proyecto electoral con tecnología por lo que la lógica que lo preside es la primera y las seguridades deben responder a los riesgos de lo segundo”.
“Hay aprendizajes que realizar, los usuarios finales son un conjunto potencial de 32 millones de electores de todas las condiciones y niveles de formación. La solución propuesta debe ser certera (100%) y segura, pero si no es universalmente utilizable y comprensible --al menos en base a la capacidad de verificar que el texto de lo votado coincide con la intención de voto individual--, no es una buena solución aunque sea certera y segura desde el punto de vista tecnológico”, afirmó este abogado que trabajó bajo el delarruismo, el duhaldismo y el kirchnerismo.