Un preocupante hecho delictivo que tuvo como escenario, esta vez, a las 200 Viviendas del barrio Pirayuí ocurrió este miércoles, alrededor de las 20.30. En este caso, un local de venta de indumentaria fue el blanco de la delincuencia, cuando un grupo de 6 hombres, estacionaron con tres motocicletas frente al comercio e ingresaron armados. A punta de pistola, redujeron a los clientes y a las vendedoras, entre quienes se encontraban dos menores de 4 años, debieron tirarse al piso, mientras les exigían dinero en efectivo. Del lugar huyeron con dinero, prendas de vestir, un monitor, un equipo de música, posnet de tarjetas y un teléfono celular, dirigiéndose hacia un asentamiento cercano, conocido como “El Tutuca”.

Nieves, es la hermana de la hermana de la vendedora damnificada y tiene un local comercial en diagonal al que fue asaltado. Desde allí pudo ver en detalle como el asalto era perpetrado, por lo que ante el cronista de Sudamericana narró los espeluznantes pormenores del tenso momento. “Tres motos se subieron a la vereda, en cada una iban montados dos hombres; bajaron cuatro y dos quedaron haciendo guardia a fuera”, comenzó, “Pude ver como sacaron las armas e ingresaron al local de mi hermana, lo primero que hice fue bajar mi persiana”, contó.

Por su parte, Rocío, la joven vendedora que sufrió el atraco relato en detalle la dramática situación de la que fueron presas. “Cuando entraron, nos gritaban que nos tiremos al piso; sacaron todo el dinero de la caja y me pedían más, les dije que eso era todo lo que había. Como no pudieron llevarse más dinero, comenzaron a guardar prendas de vestir, un equipo de música, un celular, el monitor de la computadora, y se fugaron”, testimonió, a la vez que recordó que los motorizados se dirigieron hacia un asentamiento cercano, conocido como “El Tutuca”.

“Nadie fue lastimado, por suerte”, prosiguió, “cuando entraron tomaron sus precauciones y arrancaron los cables de la cámara de seguridad”. Rocío dijo no haber reconocido a ninguno de los delincuentes, aunque aseguró que varios de los clientes pudieron identificar los rostros de varios de los atacantes. Un dato no menor, es que eran jóvenes y por el acento, oriundos de Corrientes.

Miguelina, una residente del barrio hace más de 30 años y comerciante de la zona se sumó al móvil para aportar su reclamo a la situación que viven los vecinos, por una delincuencia organizada y creciente que ha tomado como blanco fácil a los comerciantes que tratan de ganarse la vida de forma honrada. “Los comerciantes estamos preocupados por esta situación, hace 30 años que vivo en el barrio y esto no pasaba antes”, expuso en forma contundente.

La joven atracada respiró al manifestar que los proveedores había pasado a cobrar una hora antes de que los delincuentes perpetraran el asalto.