COMPLICADÍSIMAS FINANZAS VATICANAS
Hay un lío en lo del papa Francisco con PricewaterhouseCoopers... 

Hay un lío en lo del papa Francisco con PricewaterhouseCoopers... 
02/05/2016 |

Habrá que convenir que cualquiera sea el motivo por el que el Papa católico apostólico romano suspendió la revisión de cuentas que realizaba la consultora PricewaterhouseCoopers en las finanzas vaticanas, la sospecha es legítima. En especial porque fue Francisco quien prometió transparencia en las decisiones vaticanas, y lo que no hay en esta ocasión es transparencia informativa.

Por supuesto que el Papa lleva las de ganar porque es el pontífice, el jefe de la organización; y porque el cardenal George Pell se encuentra en problemas por casos de pedofilia que dejó pasar cuando era el religioso a cargo en Sidney, Australia. También se entiende ahora que la situación de Pell haya sido reactivada semanas atrás, inclusive con un viaje a Roma de los familiares de víctimas, para una audiencia específica sobre el tema (aunque el Papa no los recibió, la prensa vaticana le dio muchísima difusión al tema). Se anticipa la jubilación inminente de Pell. La lucha de poder dentro del Vaticano ha inspirado biografías, novelas y ensayos, películas, miniseries y monografías. Aquí otro capítulo pero con la inesperada participación forzada de PricewaterhouseCoopers.


Hay un lío en lo del papa Francisco con PricewaterhouseCoopers...George Pell y el papa Francisco, en días mejores.
Hay un enfrentamiento interno entre la Secretaría para la Economía vaticana, guiada por el cardenal George Pell, y la Secretaría de Estado, a cargo del cardenal Pietro Parolin, quien, con el aval del Papa, ha suspendido temporalmente la revisión de las cuentas vaticanas que realizaba la sociedad PricewaterhouseCoopers.

El asunto es muy sospechoso, y hasta escandaloso.

La Secretaría de Economía de la Santa Sede es un dicasterio de la Curia Romana con autoridad sobre todas las actividades económicas de la Santa Sede y del Estado Vaticano. Francisco ordenó la apertura de este secretariado con el 'motu proprio Fidelis et dispensator prudens', de febrero de 2014. Después de la Secretaría de Estado, es el 2do. dicasterio que lleva el nombre de secretariado, un término que indica su importancia en relación con otras partes de la Curia. La sede del secretariado es la Torre de san Juan de los Jardines del Vaticano.

Tal como se recordará, la suspensión, comunicada mediante una carta del Sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, fue fundamentado (desde un punto de vista formal) en problemas relacionados con los procedimientos establecidos en los estatutos de los nuevos organismos para la gestión enconómico-financiera que fueron creados recientemente en el Vaticano.

Por ejemplo, el hecho de que el contrato con PwC fuese firmado por el cardenal Pell como "manager of the Holy See" (gerente de la Santa Sede).

Angelo Becciu, el Sustituto, fue quien afirmó públicamente que uno de los motivos de la suspensión era la firma del contrato con PwC por parte de un sujeto no idóneo, en una entrevista concedida el jueves 21/04 al programa "El Diario de Papa Francisco", de TV2000.

El arzobispo afirmó que el contrato "ha sido suspendido, se trata de una suspensión, no tanto de un corte o de una clausura del contrato, porque nos dimos cuenta de que hay que precisar algunos aspectos de este contrato. Además nos dimos cuenta de que quien debía estipular este contrato no era el ente que lo hizo ahora, sino el Consejo para la Economía. Y por lo tanto hay que revisar la forma en la que algunas cláusulas fueron formuladas; no quiere decir ir contra, no quiere decir bloquear la reforma, sino que se quieren aclarar mejor con la parte contrayente algunas partes de este contrato".

El 22/04 por la tarde, la Secretaría para la Economía publicó un breve comunicado de 3 puntos, en el que se afirma que "el contrato con PwC fue estipulado por el Consejo para la Economía que, como resulta claro según sus estatutos, es el organismo competente para el nombramiento de revisores externos"

 

El 'C9' es el Consejo de Cardenales que asesoran al Papa en la reforma de la Curia.

Por último, que "el contrato con PwC fue firmado por el presidente del Audit Comitee del Consejo y co-firmado por el Prefecto de la Secretaría para la Economía, después de una decisión unánime del Consejo para nombrar a PwC y, consecuentemente, de haber dado instrucciones para proceder".

(No la Secretaría de Estado, ni, ciertamente el ‘C9’, que es un órgano consultivo para el Santo Padre y que actúa sin ningún papel formal en el gobierno de la Santa Sede).
Becciu nunca mencionó al 'C9' o la Secretaría de Estado involucrados en el contrato. Pero sí lo hicieron algunos medios de comunicación, y por ello la Secretaría de Economía consideró oportuno intervenir al respecto, aún cuando el
"desmentido"
dirigido a los medios de comunicación apunta a Becciu, quien aludió a Pell sin mencionarlo, y el contrato con la PwC.

El texto de la Secretaria para la Economía fue publicado afirmando que fue preparado después de conversaciones "con la oficina de prensa del Vaticano", pero la web especializada Vatican Insider (del diario La Stampa, de Turín, de la familia Agnelli), sostuvo que el texto no fue acordado con la Sala de Prensa vaticana, que consideró inoportuno difundirlo.

Pero el tema fue mucho más allá. Los colaboradores del cardenal Pell publicaron una nota en los medios de comunicación católicos australianos: "Las llamadas ‘preocupaciones’ sobre el contrato con PwC fueron planteadas solo cuando los revisores pidieron algunas informaciones financieras y tuvimos dificultades para obtener respuestas".

Esto es, precisamente, lo que muchos sospechaban.

De inmediato, al rescate de la ética del Papa, irrumpió en escena Vatican Insider (que funciona tal como un vocero no oficial de la curia católica apostólica romana), y con la firma del 'vaticanista' Andrea Tornielli, ofreció el otro punto de vista del capítulo que actualiza la historia más negra: Paul Marcinkus, Michel Sindona, Roberto Calvi, Banco Ambrosiano, Licio Gelli, etc. etc. etc.:

El pasado 26 de abril, la Santa Sede, con una nota cuyas palabras parecían sopesadas una a una, trató de disminuir el tono de la polémica, asegurando que la suspensión del contrato para la revisión general de los balances vaticanos encomendada a la PricewaterhouseCoopers no representa ninguna resistencia a la obra de transparencia financiera, que, por el contrario, sigue siendo un objetivo n el camino de las reformas ya emprendidas. El comunicado de la sala de prensa de la Santa Sede indicaba el deseo de que se creara un clima sereno y de colaboración entre las instituciones involucradas y la necesidad de examinar el contrato. Pero el cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la Economía y firmante del contrato (en calidad de «manager of the Holy See») continuó la polémica dos días después, el 28 de abril parecía no creer en lo que afirmaba la nota vaticana y expresó, por primera vez y en primera persona, la sospecha de que la suspensión del contrato con PwC se debía a motivos inconfesables.

«Es interesante notar —dice el comunicado que difundieron los colaboradores de Pell en algunos medios católicos de Australia— que las llamadas ‘preocupaciones’ sobre la revisión de PwC y el contrato fueron planteadas solo cuando los revisores comenzaron a pedir ciertas informaciones financieras y nos encontramos en dificultades para obtener respuestas». Por lo tanto, el purpurado australiano, con sus colaboradores más cercanos, parece no dar crédito a las afirmaciones del comunicado de la Santa Sede e insiste en sus sospechas, mismas que han sido amplificadas por muchos medios de comunicación (principalmente anglosajones), de que detrás de la suspensión no hay problemas relacionados con las cláusulas del contrato o con lo que prevén los nuevos estatutos de los organismos económicos vaticanos, sino una verdadera voluntad de oponerse a la transparencia. Es una acusación muy fuerte, que provocará nuevas tensiones en este enfrentamiento interno y que reforzará la idea de que se está librando una batalla entre «buenos» (Pell y la Secretaría para la Economía) y «malos» (la Secretaría de Estado, la APSA y, en general, la Curia italiana).

En el comunicado del purpurado australiano se habla también de la visita que sorpresivamente hizo el Papa el pasado 28 de abril por la mañana a las oficinas de la APSA (primero) y de la Secretaría para la Economía (después). Así la describe Pell, que cita solo el encuentro que se verificó en la sede del dicasterio bajo su guía: «Papa Francisco visitó al cardenal Pell y la Secretaría para la Economía y a todo el personal. Pasó una hora con todos, participando en una discusión amigable y vivaz. El Santo Padre dijo que sostenía plenamente su trabajo y nuevamente insistió en la necesidad de transparencia para continuar con las reformas. También repitió la necesidad de inclusión y asistencia por parte de profesionales externos. El cardenal Pell continuará en su puestos cual hasta que cumpla los cinco años de su mandato».

El cardenal Pell, como ha podido constatar Vatican Insider, no participó en la reunión con el Papa en la Secretaría de Estado; pudo haber llegado al final del encuentro, porque en esos momentos estaba volviendo a Roma desde Amsterdam. Los honores «de casa» al Pontífice corrieron a cargo de mons. Alfred Xuereb, actual Secretario general de la Secretaría para la Economía, con quien Francisco se entretuvo al final del encuentro. Durante esa hora de diálogo «amigable y vivaz» entre el personal de la Secretaría para la Economía y el Pontífice, una de las cuestiones que surgieron fue el surgimiento de dos categorías dentro del Vaticano: la de los que acaban de llegar, que reciben salarios muy elevados y que trabajan para la Santa Sede y, al mismo tiempo, colaboran con empresas externas, y el personal asumido en el pasado, que recibe salarios mucho más bajos para llevar a cabo las mismas tareas. Una situación que ya había afrontado Papa Francisco en la carta del 14 de octubre del año pasado al Secretario de Estado Pietro Parolin.

Para concluir, hay que notar la aclaración final del cardenal Pell, que relaciona la visita del Pontífice a la Secretaría para la Economía con la confirmación de su mandato quinquenal. Como se sabe, el purpurado cumplirá 75 años el 8 de junio de 2016: es la edad a la que todos los obispos y cardenales, en las diócesis y en la Curia romana, deben presentar al Papa su renuncia, según las normas del derecho canónico. El Papa puede aceptar y proceder con la sustitución en tiempos breves, como sucedió, por ejemplo, durante el pontificado de Benedicto XVI en el caso del cardenal Mario Francesco Pompeya, Prefecto de la Signatura Apostólica. O bien puede conceder prórrogas (a veces incluso bastante largas), como sucedió con el actual Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, que nació el mismo día que Pell, pero tres años antes. El mandato de cinco años al que se refiere el comunicado del purpurado australiano, nombrado Prefecto de la Economía hace dos años, concluye en febrero de 2019.