PARADOJAS VATICANAS
Francisco liquidó a su enemigo 

Francisco liquidó a su enemigo 
04/11/2015 |

El obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga (izq.), anunció su alejamiento de la diócesis. La decisión estaría relacionada con el resultado de la "misión fraterna" (virtual intervención administrativa) que el papa Francisco envió hace dos años para analizar si el obispo incurrió en manejos irregulares en la sede eclesiástica.


N. de la R.: A Oscar Domingo Sarlinga se le atribuyeron siempre vínculos con personas con las cuales Jorge Omar Bergoglio siempre mantuvo una relación difícil: en el Vaticano, los cardenales Tarcisio Bertone y Leonardo Sandri; en el plano local, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer; y el senador italiano Esteban Caselli. Todas las versiones coinciden en que hubo un plan para que Bergoglio fuera nombrado en un cargo en Roma y así quedara vacante el arzobispado de Buenos Aires para que lo ocupara obispo Sarlinga. En una entrevista con el periodista Mariano de Vedia (diario La Nación y autor del libro "En el nombre del Papa"), Sarlinga admitió que se vio envuelto en el episodio, pero insistió en que no participó de la maniobra, atribuida a Jorge O'Reilly, un empresario dedicado a desarrollos inmobiliarios en la zona norte del Gran Buenos Aires y a quien el por entonces jefe de Gabinete de Ministros, Sergio Massa, había llevado como asesor ad honórem. De Vedia: "¿Era un plan de O'Reilly? ¿Era una idea de Massa, para ofrecerle en bandeja a la Presidenta la cabeza del principal enemigo de los Kirchner?". Otra más: ¿fue una ruptura entre Massa y Bergoglio? Lo concreto es que también fue mencionado en todo el tema, Caselli, quien finalmente ha informado horas atrás: "Hace mas de 10 años que no tengo ningún tipo de trato con Sarlinga". La paradoja consiste en que el papa Francisco quitó de escena a Sarlinga, adversario de Bergoglio.

Primero fue el arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan. Ahora el obispo de Zárate-Campana, Óscar Domingo Sarlinga. Ambos debieron abandonar sus puestos en medio de crisis institucionales. Más de una cosa une a estos dos pastores argentinos: Se presentaban como férreos detractores de Jorge Mario Bergoglio cuando este guiaba la Arquidiócesis de Buenos Aires y la Conferencia Episcopal. Alimentaban los rumores contra él, también en Roma. Pero sus diócesis anidaban problemas de todo tipo, que obligaron al Papa a intervenir.

Este martes 3 de noviembre la sala de prensa del Vaticano anunció, en un breve comunicado, que Francisco decidió aceptar la renuncia al gobierno pastoral de Zárate-Campana presentada por Sarlinga y colocó en su lugar a Pedro María Laxague, hasta ahora obispo auxiliar de Bahía Blanca.

La dimisión fue entregada en conformidad al párrafo 2 del artículo 401 del Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia católica. Ese apartado pide a los obispos presentar sus renuncias si no pueden continuar en sus cargos, por enfermedad o “causas de fuerza mayor”.

Pero Sarlinga no está enfermo. Es más, él mismo anticipó su salida el pasado domingo, durante una misa pública. La renuncia llegó después de una larga investigación comisionada por el Vaticano y conducida por el actual arzobispo de la capital, Mario Aurelio Poli, quien visitó la diócesis en enero de 2014 para estudiar graves denuncias contra el obispo.

Señalamientos que desde hace tiempo circulaban en el ambiente eclesiástico y fueron consignados por la prensa argentina. Se trata escándalos económico-financieros que incluyen la compra inexplicable de un departamento en el acomodado barrio de La Recoleta en la capital del país.

Un grupo de laicos y sacerdotes denunciaron también “administración fraudulenta de instituciones educativas”, “lavado de dinero en el Seminario San Pedro y San Pablo”, “abuso de poder”, “comportamiento inapropiado” y desvío subsidios destinados a comedores infantiles otorgados por organismos del gobierno nacional.

El amplio expediente, que obra en poder de la Congregación para los Obispos del Vaticano, además contiene acusaciones de maltrato contra parte del clero en su diócesis, ocultamiento de una retención de fondos diocesanos que habrían sido usados para un arreglo extrajudicial en una causa de abuso sexual que implicó a un sacerdote y señalamientos por encubrir la convivencia –varias veces llevada a su conocimiento- de un párroco con una mujer y una menor que sería la hija de ambos.

A esto se suma una sentencia contra el obispado de Zárate-Campana por despido injustificado de la ex directora de Cáritas diocesana, Silvana Bentancourt, (expedientes 859/2013 y 2473/2014). En el juicio ella declaró que fue apartada de su cargo por “permanecer fiel” a sus principios “sin ser cómplice de situaciones indecentes, inmorales y fuera de los sacramentos” de la fe católica, que habría vivido “cotidianamente” en su ámbito de trabajo.