Los comunistas más modernos como Marx, Lenin no estaban de acuerdo con la religión católica. Es más eran antirreligiosos. Además la filosofía de Hegel o y de Marx no afirma nada sobre la existencia de Dios ya que dejan eso a la metafísica.
Marx dijo: “ La religión es el gemido de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo descorazonado y es también el espíritu de la condición del desalmado. Es el opio de los pueblos." Es decir que es un modo de salvación ante la desesperanza de las clases sometidas.
Engels, amigo y colaborador de Marx, además instigó abiertamente al partido obrero el reconocimiento categórico del ateísmo como una declaración de guerra a la religión.
Contradicciones absurdas y de vaivenes del marxismo, una especie de mezcolanza de ateísmo vacilaciones, que religión sí que religión no siempre con miedo de alejar del partido al obrero creyente es una característica de esta ideología. Siempre en actitud revolucionaria contra Dios
En la época de Stalin nueve obispos, cientos de clérigos y líderes activistas laicos murieron en prisiones, en campos de concentración o fueron exiliados en campos del sistema Gulag. Se ha asesinado obispos y sacerdotes en nombre del comunismo, han hecho público y con críticas muy severas como la iglesia católica en muchas oportunidades se ha puesto del lado del poder…
Es muy confuso esto, un papa de la iglesia católica apostólica romana recibiendo un símbolo de una política de otros tiempos, el comunismo cristiano, no católico y de una ideología que lo negó y niega a más no poder desde hace años y continúa en estos tiempos que corren.
En definitiva cada uno tiene el derecho de elegir en que creer o no. Pero no se puede con toda esta carga histórica que tiene el comunismo y la iglesia, mezclar de ideología partidaria cuando de religión se trata.
Si crees, participa de los actos y si no, te quedas en tu casa,… pero no calmes tu conciencia tratando de hacer uno el comunismo y la iglesia católica ya que estos no se mezclan como el agua y el aceite… a pesar que tienen muchas cosas en común, nada más y nada menos que su esencia: los más necesitados . En fin, éste es el siglo del absurdo.