Copa América
Promesas, vanas promesas

Promesas, vanas promesas
22/06/2015 |

El análisis de la primera ronda de una Copa América donde el bombardeo publicitario quiso hacernos creer que es casi un mundialito, por sus figuras, pero ha decepcionado.

 



Quizá uno se ponga demasiado exigente con los años. O esté aburrido, a esta altura, de torneos que prometen mucho y entregan poco. Del bombardeo publicitario para hacernos creer que una simple Copa América es casi un mundialito, por la presencia de buenos y grandes jugadores que trajinan campos europeos desde hace tiempo. Que la Argentina con su póker de cracks en la delantera, que Brasil con la nueva fórmula que estaba probando Dunga exitosamente, que Uruguay para defender el título del 2011 aunque no estuviese Luis Suárez, que Chile por su localía y el fervor popular, además de Vidal y Alexis, que Colombia porque lo que hicieron en 2014 fue muy bueno y la idea de Pekerman se había afirmado.

Nada de eso pasó. Chispazos, fugaces momentos de calidad, algunos resabios de buen juego y poco para agregar. Decepcionaron muchos, demasiados futbolistas, quizá agotados por sus temporadas exigentes, pero en casi todos los casos con poco hilo en el carretel. Quizá se salven Alexis Sánchez y el conflictivo Arturo Vidal en Chile, el inquieto Cuadrado en Colombia, la experiencia y jerarquía de Dani Alves en Brasil, el tremendo futuro del zaguero uruguayo José Giménez, además de lo que mostraron –por momentos- Messi, Pastore, Agüero, Mascherano y poco más para mencionar. O, en todo caso, Neymar hasta que su descontrol lo sacó de la Copa con una sanción exagerada.

Canchas muy pobladas, buenas instalaciones, fervor del público. Todo funcionó hasta que la pelota comenzó a moverse. Hubo algunos partidos de muchos goles, el empate entre chilenos y mexicanos, la inesperada victoria boliviana ante Ecuador gracias a las atajadas memorables del arquero Quiñones, el 2-2 entre la Argentina y Paraguay, además de la goleada que pudo ser todavía mayor que le propinó Chile a una Bolivia relajada y asombrada de haberse clasificado a cuartos de final casi sin proponérselo.

En el medio, muchas imprecisiones, escasa ambición ofensiva y demasiadas evidencias de estar muy cómodos cediéndole las responsabilidades y la tenencia de la pelota al rival de turno. El juego brusco abundó en varios partidos, la búsqueda de las piernas rivales fue algo común y el rendimiento arbitral no estuvo a la altura en esta primera fase.

Sacando la clasificación de Bolivia en desmedro de Ecuador, casi que no hubo sorpresas, aunque el lugar donde arribó Uruguay –tercero, detrás de Paraguay segundo- le armó un lindo desbarajuste a quienes imaginaban todo de otra forma. Ahora, los orientales serán los examinadores del Chile embravecido, entonado y necesitado de ganar su primera Copa América, arropado por una multitud de hinchas que no dan tregua en el pedido.

Sin Suárez, apelando a un juego conservador, Uruguay buscará frenar el aluvión rojo y usar la historia, la inteligencia y a sus hombres más prácticos para lograr la hazaña. Lo mismo que querrá hacer el Paraguay de Ramón Díaz, que llegó como un equipo venido a menos y está invicto, esperando por un mediocre Brasil, que supo olvidarse de la ausencia de Neymar para seguir adelante y superar a Venezuela.

Bolivianos y peruanos darán vida a un partido donde el que pase habrá tocado el cielo con las manos. La palabra y el trabajo de Ricardo Gareca ya han comenzado a mostrar algunas insinuaciones de juego asociado y temple defensivo en el cuadro incaico. Lo de Bolivia ha sido encomiable, pero de vuelo corto, según parece.

En cambio, el choque entre argentinos y colombianos nos deja un margen de incertidumbre. Colombia hizo poco y nada contra Venezuela, pero bastante más contra Brasil, para caer de nuevo en la impotencia frente a Perú. Tiene buenos jugadores, un esquema de juego bastante claro y delanteros de jerarquía, pero su irregularidad desconcierta. Enfrente, la Argentina de Martino es el claro favorito para ganar la Copa, pero por pergaminos, un listado de futbolistas que contiene cuatro delanteros de excepción y un poder de fuego único. Claro está que tiene que demostrarlo. Deberá hacerlo alguna vez. ¿Será éste el momento?

Messi no tiene problemas físicos y parece estar decidido a hacer una buena Copa. Con Pastore más libre por la inclusión de Biglia, el cordobés ha potenciado su juego. Agüero le hizo un golazo a Uruguay pero no alcanza; la dupla Tévez-Di María tampoco mostró mucho, salvo ganas y compromiso. En el medio Mascherano siempre está, los huecos en los costados también y los defensores más Chiquito Romero cumplen aceptablemente. Todo parece sumar para que el cuadro albiceleste busque una consagración esquiva. Puede mejorar en su juego lo mismo que casi todos los que llegan a esta instancia. Lo han prometido. Por ahora, solamente hay eso: promesas. Ojalá nos tapen la boca.