El 18 de mayo pasado, Patricia González entró al quirófano del Hospital Ángela Llano para realizarse una cirugía de ligadura de trompas. A poco de cumplirse un mes de aquella jornada, su cuñada, Florencia Blanco, contó a través de los micrófonos del móvil de radio dos la tortura que padecen.

“Era una cirugía programada, entró a las 7.30, salió a las 9.30 del quirófano y ya no salió bien”, explicó Blanco. Según las precisiones que brindó la paciente al salir de la sala de operaciones, no paraba de vomitar y culparon a la anestesia pero la dejaron tirada en la sala, nadie la vino a ver”, dijo.

Blanco contó que Patricia vomitó hasta las 5 de la tarde casi sin parar y ante el pedido desesperado de su madre, le pusieron un Reliverán. “Se durmió, descansó pero a las tres y media de la mañana se vuelve a despertar llorando de dolor abdominal, no le podían hacer nada. El martes 19 ella seguía llorando de dolor, pasaron los médicos residentes. Le dijeron que eran gases, mientras que no podía respirar y tenía palpitaciones”, precisó.

Recién a las 17 le hicieron placa, a las 20 aproximadamente una ecografía y allí apareció una mancha negra. “Mientras que algunos doctores llamaron a los familiares para dialogar, la trasladaron a quirófano nuevamente. No sabíamos para qué, pero sale a las 23.30 y ahí nos enteramos que le perforaron el intestino, que ya estaba solucionado y que la iban a dejar en terapia para mayor control”, contó.

Desde ese día, Patricia permanece en terapia intensiva de ese centro de salud. Los partes médicos no fueron alentadores. Un día después de la segunda operación, le dijeron a su madre que se encontraba en coma inducido, con respirador y que tenía que estar preparada para cualquier cosa.

Los médicos explicaron que la infección que provocó la rotura del órgano, llegó a los pulmones y eso derivó en la complejidad del caso. “El estado ahora es delicado, sigue con infección grave en el pulmón izquierdo. Lo que queremos es que salga como vino, con vida. Ella entro para hacerse una simple cirugía y hoy rezamos para que salga. Lo único que tenemos que agradecer es a los médicos de terapia, que por ellos estamos luchando todavía”, finiquitó.