Llama la atención por el club, por el equipo y por el protagonista principal. Por ser un escenario acostumbrado a tener todo acomodado y con aroma a rosas. El Barcelona está en crisis. Podrá ser temporal pero no podrán echarle la culpa a los medios de generar el problema.

Con el entrenador en la cuerda floja, el presidente llamando a elecciones anticipadas, el equipo en caída y su líder futbolístico a desgano, las próximas horas pueden marcar un quiebre para el futuro del conjunto español. La derrota del fin de semana contra el Real Sociedad, en el primer partido del año y con Messi y Neymar arrancando en el banco, fue la gota que rebasó un vaso que ya venía bastante lleno por decisiones polémicas de Luis Enrique.

¿Será nuevamente Messi el que ponga la cara por el club? Esta tarde ya tiene una rápida revancha. Por la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, desde las 18 (ESPN) el conjunto catalán recibe al Elche en lo que debería ser una cómoda victoria para calmar las aguas. El DT obviamente no repitió su error e incluyó a Leo Messi entre los concentrados por lo que se supone que estará desde el arranque.

El argentino mientras tanto sigue inmerso en la ola de rumores a cerca de su futuro. Desde Inglaterra aseguran que el Chelsea ya se comunicó con su padre y hasta deslizan cifras millonarias y números de un supuesto vínculo.

Lo concreto es que La Pulga no está en su mejor momento. Y lo demuestra. No participó del clásico entrenamiento abierto al público del día de Reyes y dejó entrever su disgusto con pequeños gestos como seguir a la cuenta del Chelsea en Instagram. Habrá que ver si estos hilos se terminan uniendo. Por ahora es todo una incógnita. La bomba puede explotar o el propio argentino la puede desactivar con un par de goles.