Fractura Del Chavismo
Maduro prohibe a los disidentes

Maduro prohibe a los disidentes
27/06/2014 | Acosado por una crisis de liquidez sin precedentes, la incesante escasez de productos de consumo diario y de insumos industriales, y por un conato insurreccional que la jerga oficial ha intentado caracterizar como un golpe de Estado continuado y un intento de magnicidio, Nicolás Maduro enfrenta la rebelión interna en el peor momento.

 Apenas 30% de la población aprueba la gestión y lo reconoce sucesor de Hugo Chávez, y aparece el disenso dentro del chavismo. Maduro luce dispuesto a pagar el precio de un cisma partidista. Él necesita que se lo consagre jefe del Partido Socialista Unido de Venezuela en el congreso convocado para finales de julio. Pero el cónclave amenaza con transformarse en una batalla campal. Maduro, con el apoyo circunstancial de Diosdado Cabello, han decidido barrer a la disidencia antes de la designación oficial de los delegados.

“Andan sacando cartas para destruir la revolución y justificar sus errores”, bramó Nicolás Maduro, antes de lamentar que en un momento en el que ya lleva “suficiente carga histórica” sobre sí mismo, reciba “una puñalada por la espalda”, y advirtió al chavismo que es “tiempo de definiciones” entre quienes están con su Gobierno y quienes están con “proyectos personalistas”.
 Jorge Giordani, quien parecía sempiterno ministro de Planificación y fue mentor intelectual de Hugo Chávez, resultó destituido por Nicolás Maduro el 17/06, quedanso así en evidencia la crisis interna del postchavismo.

Giordani, de inmediato, difundió una carta abierta titulada “Testimonio y responsabilidad ante la historia”, en la que le hizo algunas reprimendas a Maduro: no transmitir liderazgo, dar sensación de vacío de poder y tomar decisiones equivocadas en materia económica.

Luego, varios exministros de Chávez expresaron su solidaridad con las críticas o con la persona de Giordani.

Por ejemplo, Héctor Navarro, otro integrante del grupo inicial de Chávez.

En este caso, la reacción de Maduro fue furibunda: sin permitirle defenderse, de manera sumaria, fue suspendido como integrante de la conducción nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Entonces, Rafael Isea, exministro de Finanzas de Chávez y ex gobernador de Aragua, dijo desde USA, donde reside: “El tratamiento a la carta de Giordani por algunos miembros de la alta dirigencia de la revolución, pareciera alejarse de lo que el Comandante predicaba: la crítica y la autocrítica. Etiquetarlo de traidor por hacer una crítica argumentada constituye un gravísimo error no solo porque es falso (habría que comparar su trayectoria con algunos arribistas que abundan en el gobierno), sino porque constituye un precedente que puede tener como resultado la persecución y supresión de la crítica a lo interno del gobierno y del PSUV”.

Isea, además,advirtió: “Ahora los miembros de las direcciones regionales y municipales del PSUV guardarán silencio ante las fallas del gobernador o alcalde, así como miles de funcionarios honestos del gobierno en sus distintos niveles callarán ante los abusos, la corrupción y las fallas solo por evitar ser expulsados del partido o perder su trabajo”.

A su vez, Víctor Álvarez, ex ministro de Industrias y Minería, advirtió que “las críticas con propuestas son parte del aprendizaje que debe tener el PSUV” para que de esa manera puedan “fluir las ideas con libertad sin temor a ser sancionados o castigados por ser considerados desleales”.

Él defendió un espacio "para la crítica propositiva, en el que todos aquellos que somos militantes y leales a las ideas socialistas podamos preservar la discusión. Sobre todo los que seguimos creyendo que es posible construir una sociedad libre de desempleo, pobreza y exclusión social”.

Álvarez advirtió: “Si se impone el silencio bajo el llamado de lealtad absoluta y se dice que quien no esté de acuerdo entonces que se vaya, lo que se crea es un ambiente de mucho miedo e intimidación. Esto inhibe la posibilidad de hacer propuestas y que la gente levante la mano para hacer una crítica constructiva con la intención de corregir aquello que debe ser corregido”.

La conclusión que impera en Venezuela es que el chavismo se depura para dar paso al madurismo, una versión algo más pragmática y revisionista del bolivarianismo.

¿Será un giro al estilo del dado por Deng Xiaoping, cuando en los años '80 abrió la puerta a los negocios en la China comunista?

Resultaría demasiado inteligente para un personaje tan básico como lo es Nicolás Maduro, quien aprovechó un acto en Cagua, estado Aragua, para criticar a sus críticos: “Bien desconsiderados son algunos trasnochados de izquierda: atacan cuando el enemigo busca cortarnos la cabeza y destruirnos. La historia los juzgará y se secarán, como se han secado quienes han atacado a la patria”.

Todos entendieron que él se refirió, sin mencionarlos, a Jorge Giordani y Héctor Navarro.

“Quien se cansó porque su brillo es mayor y sienta que Maduro es poca cosa, que se ponga de lado. La izquierda trasnochada no va a maniatarme ni a manipular. ¡Nadie me va a parar! ¡Triste aquel que termina con la derecha! Termina solo, seco, repudiado por el pueblo”, amenazó Maduro al inaugurar la planta de medicina Puranga, en convenio con China.

En respuesta a Giordani, quien habló de “vacío de poder”, Maduro dijo: “La política económica, personalmente, la estoy conduciendo. No me dejaré conducir jamás por nadie en la política económica; la pienso, la estudio y las decisiones son mías. Quien tiene que ver en crecimiento, desarrollo industrial, aquí está: Maduro”.

Debe recordarse lo que dijo Maduro 24 horas antes, desde Maracay (100 Km. al oeste de Caracas): “Andan sacando cartas para destruir la revolución y justificar sus errores”, bramó antes de lamentar que en un momento en el que ya lleva “suficiente carga histórica” sobre sí mismo, reciba “una puñalada por la espalda”, y advirtió al chavismo que es “tiempo de definiciones” entre quienes están con su Gobierno y quienes están con “proyectos personalistas”.

La tumultuosa reunión estuvo dominada por el clamor de una purga. A ratos, sin embargo, adquirió también rasgos de pogromo contra la clase intelectual.

“Prefiero los consejos del pueblo a los de los falsos sabios”, aseguró Maduro, reparando en que la facción crítica aparece liderada por académicos.

El alcalde de Libertador (centro-oeste de Caracas) y antiguo vicepresidente, Jorge Rodríguez, dijo que “son necesarios los estudios, pero los estudios no dan sabiduría”.

Desde Twitter, Víctor Álvarez (@victoralvarezr) contraatacó:

“Estalinismo puro y duro. Sin miedo a purgas contra Navarro por levantar su voz crítica. La crítica hay que hacerla desde el poder, en lugar de exigir lealtad absoluta y acusar al pensamiento crítico de traición. Solo el pensamiento crítico y propositivo, que se empina valiente ante amenazas del burocratismo entronizado, merece respeto y admiración. Intolerancia ante la crítica desencanta bases populares que sufren ineficiencia burocrática y socavan bases sociales de la revolución. Gobernar desde la arrogancia e intolerancia frena el pensamiento crítico como proceso social y lo reduce a sacrificio de mártires”.

La página web Aporrea considera que la sanción, a 1 mes del III Congreso del PSUV, provoca interrogantes acerca de las garantías democráticas para la expresión y la participación de la militancia en debates políticos.

También se sumaron a la disidencia Ana Elisa Osorio (miembro de la dirección nacional PSUV), Nicmer Evans, el historiador Wladimir Acosta (Red Socialistas de la Universidad Central de Venezuela), el Equipo Pío Tamayo, el Centro de Estudio Miranda y hasta se creó una etiqueta #ChavistasUnidosYLeales.

Ana Elisa Osorio pidió, desde su cuenta @Anaelisaosorio: “Exhortamos a la AN que desempolve la ley contra la corrupción y se castigue a los corruptos. Esos son los grandes traidores a la revolución”.

Luego: “Santo Dios suspenden y llaman traidor a dos de los camaradas más leales a Chávez. Algo malo esta pasado en PSUV”.