Deportes
Lionel Messi: el genio amado en tierra enemiga

Lionel Messi: el genio amado en tierra enemiga
11/06/2014 |   "Soy fan de Messi, es un genio. Nunca me preocupé por ser el mejor del mundo?, porque el mejor del mundo es él." ¿Quién lo dijo? Neymar. "Si tuviera que elegir un futbolista de la actualidad para compartir el ataque? ¡Messi! Me hubiera gustado jugar con él." ¿Quién lo dijo? Ronaldo. "Messi es el mejor del mundo, se acabó la discusión." ¿Quién lo dijo? Kaká. "Verlo como el mejor del mundo es una gran alegría para mi; siempre supe que iba a ser un grande.

 En el Mundial les dará un dolor de cabeza a todos." ¿Quién lo dijo? Ronaldinho. Cracks brasileños rendidos ante Leo. Desde donde se lo observe, todo lo que hace Messi produce asombro. Su cruzada, siempre silenciosa, definitivamente lleva algo quijotesco. Amado en tierra enemiga?

Los brasileños le reconocen su condición de distinto. Desde las celebridades hasta el hombre cualquiera. El sentimiento es auténtico y mezcla admiración, respeto y algo de temor también.
Los brasileños le reconocen su condición de distinto. Desde las celebridades hasta el hombre cualquiera. El sentimiento es auténtico y mezcla admiración, respeto y algo de temor también. No es nuevo. Esta ciudad se siente privilegiada y lo recuerda: la única vez que Messi jugó con la selección en Brasil, lo hizo en suelo minero. Pasaron casi seis años?, un 18 de junio de 2008 la Argentina aterrizó en el aeropuerto de Confins horas después de dejar en el camino puntos vitales en la ruta eliminatoria para Sudáfrica 2010 al sólo empatar 1-1 con Ecuador, en el Monumental. Fue un momento especial, casi fundacional porque asomaba el liderazgo de Leo. Explotó mediáticamente lo que se cocinaba en voz baja: una rebelión interna por las diferencias entre Messi y Riquelme. Los protagonistas negaron los rumores y se abrazaron al atajo de culpar a la prensa. Egos en jaque, ese grupo estaba quebrado. El clásico sudamericano se saldó sin goles, con políticos abrazos para las cámaras de Riquelme hacia Messi, pero el recuerdo de aquella noche en el estadio Mineirao fue que la Pulga salió ovacionada por los torcedores cuando Alfio Basile lo reemplazó en el último minuto por Rodrigo Palacio. Un estadio a sus pies. Amado en tierra enemiga?


El abrazo de Leo con su amigo en 2008.
Apenas al perfil vanidoso de Pelé le ha costado tolerar el crecimiento y el éxito de la Pulga . No ha faltado alguna puñalada. "Cuando Messi haya marcado 1283 goles como Pelé, y haya ganado tres Copas del Mundo como Pelé, entonces ahí podremos hablar", desafió. Pero también otras veces acomodó el discurso, camaleónico como O'Rey suele ser, para aceptar la talla del rosarino. "Es como Maradona?, sólo maneja la pierna izquierda", fue otro análisis algo sesgado de Pelé. Esa visión nunca consiguió la adhesión de sus compatriotas.

Amigo íntimo de Ronaldinho, compinche de Dani Alves? las primeras vacaciones de Leo lejos de Rosario fueron en Florianópolis. En ese ropero de la casa en el 525 de la calle Estado de Israel, en el barrio Las Heras, entre las camisetas de Granadero Grandoli y Newell's hubo una casaca extranjera, una infiltrada por la que la Pulga sintió atracción hasta que se la compraron sus padres: la de Cruzeiro. Sí, justo Cruzeiro? de Belo Horizonte. ¿Casualidad? Quién sabe. Ni Leo, el famoso habitante de Cidade do Galo, el hogar de Atlético, el archirrival minero. Messi parece atravesado por Brasil, como si hubiese una familiaridad, una especie de presagio o amuleto? Porque vale detenerse en un dato muy especial: Brasil es la víctima preferida de Leo. ¿Cómo? Ya le convirtió seis goles, es el arco que más veces metralló en su historial albiceleste entre juveniles y la selección mayor.

El bautismo en la red ocurrió el 6 de febrero de 2005, cuando lo descubrían los ojos del planeta en el Sudamericano Sub 20 de Colombia. Después, en el Mundial de la categoría, convirtió de nuevo para eliminar en semifinales a Brasil. Brilló en el 3-0 que despidió al scratch , de nuevo en las semifinales, ahora de los Juegos Olímpicos de Pekín. Le puso su rúbrica a un amistoso en Doha y martilló con tres goles a la canarinha en otro amistoso, en Nueva Jersey. Una secuencia que lejos de activar odios, infundió respeto en un pueblo que entiende de fútbol.

Messi enciende adoración en propios y extraños. Ya recorrió 31 países del globo enfundado en celeste y blanco y cada uno, al menos por unas horas, sacudieron su rutina. Desde grandes urbes como Londres, Pekín o Nueva York hasta las pequeñas Barquisimeto, Polokwane o Emmen. Su imán tampoco lo resistieron Melbourne, Johannesburgo, Saitama, Calcuta, Shanghai, Ryad, Guatemala o Dacca, la capital de Bangladesh. Pisó todos los continentes y dejó huella. Y Brasil, desde luego. Amado en tierra enemiga? Será porque Messi no tiene contra.