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"En playoffs gana el que más se anima"

"En playoffs gana el que más se anima"
18/05/2014 | El paraguayo está listo para afrontar su última final con Regatas Corrientes a partir del miércoles y para festejar el segundo título de Liga hay que respetar ese lema. En esta ciudad ganó 6 de los 7 títulos importantes del “fantasma” y, anticipando su despedida, hizo un balance de lo vivido hasta el momento. Eso sí, la partida no será sencilla sobre todo porque se siente un paraguayo-correntino.


 

Gonzalo Contreras Ortiz - 

Enrique Javier Martínez Miranda llegó en 2005 a Corrientes y supo hacerse un lugar dentro de la historia grande del básquetbol profesional de Regatas. Es el capitán, el referente, el más ganador con 6 títulos, aunque este año no tuvo tanta participación – al menos él así lo siente y lo dice – que jugará sus últimos partidos en un “José Jorge Contte” al que será difícil olvidar.

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“Regatas significa un lugar y algo en mi vida que no me voy a olvidar nunca. Entrar a la cancha, jugar bien o mal y que la gente corea tu nombre…”
Empezó en Sol de América y luego pasó a San José, en el que jugó desde 2001 y hasta 2005 de manera intermitente ya que inició sus incursiones en La Liga Nacional de Básquetbol defendiendo los colores de Pico FC; pasó por México y jugó la LEB 2 de España; regresó a la Argentina para recalar en Libertad y luego llegó a Corrientes para jugar en Regatas en la 2005-06.

Quilmes de Mar del Plata lo adoptó media temporada hasta que Oscar Sánchez decidió cortarlo. El “fantasma” le abrió sus puertas en 2007 y ganó 6 de los 7 títulos importantes con la entidad correntina. En el medio, una lesión de rodilla “que le impediría seguir jugando” lo alejó de esta ciudad y recaló en Paraná. Tras dos años en Sionista, jugando en buen nivel y llegando a una semifinal, regresó a Corrientes en 2010.

Javier Martínez, anunció que se irá una vez finalizada esta temporada y eso ya parece un capítulo cerrado. Antes de iniciar las finales tan esperadas ante Peñarol, advirtió que “en playoffs gana el que se anima más”, y habló de su carrera, desde sus inicios, con época.

La serie tan esperada

- A cuatro días del inicio de la final con Peñarol, ¿cómo transitan estos días?

Contentos por repetir, la institución se merece y la Liga se merece que los dos mejores equipos jueguen las finales. Va a estar durísima, vamos recabando información, tirando ideas… son pequeños detalles ya porque nos conocemos bastante. Son dos equipos en los que hay bastantes referentes, jugadores de experiencia así que creo que los pequeños detalles van a hacer la diferencia.

- ¿Hay claves para ganar una serie como ésta?

En playoffs gana el que se anima más porque muchas veces estás pensando en el porcentaje o el otro equipo te da tiros y empezás a errar y los porcentajes no son buenos; en el siguiente partido estás pensando demasiado en la culminación de la toma de decisiones y no en la toma de decisiones en sí. El que más quiere, el que más se impone, el que más se arriesga, intenta sin importar el desenlace es el que gana y mucho más en una serie de siete partidos. No hay mucha lógica en dos equipos que tienen mucha paridad.

- ¿Cómo se puede frenar o controlar a Facundo Campazzo que atraviesa por un gran momento?

Frenarlo es difícil. Hay que tratar que no sea tan certero y de que no sea tan determinante en el final de sus decisiones. Todos los equipos hacen el scouting, ven 5 o 6 partidos, parece que acelera, que se frena, que penetra, que va para la derecha, por el otro lado, que pasa, que tira… es complicado. No quiero exagerar pero ¿cómo hacen en la NBA para frenar a Kevin Durant?

Hay que tratar que no sea tan determinante porque es el termómetro del equipo, y tiene grandes jugadores alrededor como Leiva, Gutiérrez, Boccia, una banca profunda en la que todos rinden. A todos ellos tenés que tratar de hacerlos jugar lo más incómodo posible, sin olvidar que los otros también suman, y que -en este tipo de series- los jugadores de segundo rol son los que inclinan la balanza hacia un lado o hacia el otro.

- ¿Cómo evaluás la temporada de Regatas?

Estuvimos en la conversación en todo, en donde quería estar el equipo. Es muy difícil hacer lo de Peñarol cuando ganó todo: Liga de las Américas, Liga Nacional, Copa Desafío y la Interligas contra los brasileños. Es difícil repetir todo lo que hicimos nosotros elaño pasado.

En el Súper 8 fuimos dominados por un Peñarol que se levantó con el pie derecho y nosotros con el izquierdo; en la Liga de las Américas tuvimos la mala fortuna del desgarro de Martina y perdimos en semifinales ante Aguada; y en la Liga fuimos contundentes porque se mantuvo un cuerpo técnico que viene trabajando hace años, porque se mantuvo la mayoría de nacionales y los que vienen se acoplan rápido, y viendo que la Liga ha bajado el nivel de competición porque el año pasado no ganábamos partidos por 30 puntos, y ha habido partidos que terminaban muy temprano, a partir del segundo cuarto.

Nos vimos mejor preparados como cuerpo técnico, como equipo, como jugador y como institución, y a eso le sumás que los otros equipos han bajado su nivel… tuvimos una Liga tan contundentes que por ahí no lo merecemos, o sea, no jugamos tan bien como para ser tan contundentes en cuanto a resultados.

Uno de los pocos paraguayos que vive del básquet

- ¿Por qué optaste por el básquet en un país que no es tan fuerte en este deporte?

Me inicié de muy chico, tuve la meta de ser como mi hermano que era mayor: me lleva 6 años y cuando fui igual quise ser mejor que él. Hasta que me lesioné siempre fui un enfermo del entrenamiento, de la perfección, de mejorar… y en Paraguay, más allá que no podés vivir bien de esto, desde muy joven cuando debuté -tenía 17 años- y terminé jugando casi 30 minutos los playoffs de las finales; me eligieron revelación y salimos campeones.

Al año siguiente ya fui titular, salí goleador del equipo, mejor jugador del país, y empezamos a jugar torneos internacionales, y es ahí donde veía que estábamos lejos como estructura, equipo u organización pero si individualmente yo podía mejorar algunas cosas me podía codear con cualquier jugador sudamericano. Tras el Sudamericano de Bahía Blanca tuve una chance en Regatas de San Nicolás, fui una semana a probar pero no quedé. Más allá de eso, había dado un buen paso porque me había preparado para eso y porque un equipo de la Liga Argentina se había fijado en mí. Sabía que en el próximo Sudamericano no podía fallar.

- ¿Y cómo fue el siguiente?

Ya había empezado mi carrera de contador y me pagaban bien en Sol de América, era el mejor pago, entonces no tenía la necesidad del 99% de los jugadores de Paraguay que debían buscar un trabajo y el básquet era una entrada mínima, un segundo empleo. Entonces empecé un trabajo con un personal-trainer, bajé de peso, me alimentaba mejor, mejoré mi físico, mi rapidez y a sentirme en el año 2000 lo que LeBron James siente en la NBA, ¡aceleraba y metía 40 puntos!

Sentía que estaba por encima de todos, que había llegado a un techo y tenía que apuntarle al Sudamericano 2001 de Valdivia. Se bajaron dos de la selección, me dio más protagonismo y ya había dos equipos argentinos que me querían: Regatas de San Nicolás con el “Ñato” Oroño (Luis) y “Caco” Bualó (Carlos) en Pico FC. Así empezó mi carrera, ahí salí goleador, jugador de mayor proyección internacional y estaba en mi plenitud física. Ahí empecé a jugar acá, en Pico, fue un cambio gigante, pero esperado porque era a lo que apunté: jugar en la Liga Argentina.

- ¿En Argentina qué espacio te dieron dentro del equipo en ese primer año?

Desde chico todos decían que jugaba porque mi papá jugó en la selección, o por mi hermano; mis compañeros decían que era lento, que no podía jugar. Siempre me dijeron que no podía yo me ría de todos. Yo sabía que era lento pero con otras cosas podía equilibrarlo. Viví en un ámbito hostil, me peleaba con los técnicos porque quería jugar, incluso en los intercolegiales pero cuando me dieron una chance no dejé de jugar más. Entonces, venir acá donde entendía que era una Liga competitiva y que digan “un paraguayo qué hace acá”; que trataron de discriminarme y hasta hoy lo hacen con insultos sobre mi nacionalidad, pero cada vez que hacen eso se me infla el pecho. Nadie me va a hacer sentir menos, que porque soy paraguayo no voy a poder jugar acá.

Como cuando me lesioné en 2008 y me dijeron que no iba a poder jugar más; o el mejor traumatólogo del país me dijo que iba a jugar dos años más como mucho y ya voy por el sexto… la cabeza está por encima del físico, del dolor, de las ganas: la cabeza maneja todo.

Primero la familia

- ¿Cuál es el acompañamiento de la familia en la vida de un deportista?

Primero la familia y después el resto. La seriedad del trabajo y el respeto por éste está bien pero sin mi familia no podría mantener esa ética. Después que me lesioné y no me dejó entrenar normalmente me ha creado muchas frustraciones y sin mi señora y mis hijas no las hubiese superado; hasta hoy en día hay ciertos cosas que no me gustan y no me las banco… valen la pena porque está mi familia.

- ¿Ellas pesan a la hora de decidir algún cambio de equipo o ciudad?

Por suerte, cuando me tocó irme de un lugar a otro todavía no tenía hijas. Cuando vino Maia – que es la más grande – la única ciudad diferente a Corrientes en la que estuvimos fue Paraná. Fue más tranquilo porque además Maia es un sol, una tranquilidad, mesurada, tanto que nos sorprende. Después vinieron las dos tormentas correntinas (Emma y Mora) que revolucionaron toda la familia y cuando vamos a Paraguay dan vuelta cualquier estructura familiar. Más allá de la felicidad inmensa que nos dieron es un laburo importante que solo mi señora puede aguantar pero bueno, nos hacen tan felices que vale la pena.

- Tuviste un comienzo de temporada difícil…

Tuve la suerte de empezar – más allá de la enfermedad que me dejó afuera un mes y medio (por una mononucleosis infecciosa) – como nunca con un trabajo kinesiológico con el “Pato” Sicco. Empecé desde cero para mejorar lo que me mantenía mal. Desde que me operé jugué con dolores increíbles. Todos los años trataba de mitigar el dolor con fisioterapia, sacándome líquidos, solo recauchutaba el dolor pero peor se me ponía la rodilla. No apuntaba a la mejoría porque mi problema – que hoy está solucionado – es de mecánica. Desde que empecé la serie con Quimsa solo hice pesas y estiramiento, más allá de una dolencia. Durante el receso hice un tratamiento de células madre en Formosa y hoy, con menos minutos, estoy más entero. Estoy en un momento en el que pesan los años pero me siento bien físicamente.

- ¿Vas a seguir jugando?

Calculo que sí. Como mínimo uno o dos años más, si puedo en Paraguay aunque está complicado allá por el tema dinero y competencia. Veré cuando termina la temporada.

- Jugaste en muchos lugares pero Corrientes no va a ser un paso más en tu vida…

En todos los lugares me he comportado de la misma manera y Regatas no fue la excepción: di todo, lo que puedo y lo que no está a mi alcance, a nivel humano y deportivo, pero Regatas significa un lugar y algo en mi vida que no me voy a olvidar nunca.

Entrar a la cancha, jugar bien o mal y la gente corea tu nombre… lo voy a llevar hasta que esté tres metros bajo tierra. Es prácticamente Asunción para mí, el lugar donde más feliz estoy en Argentina… yo soy paraguayo y correntino, tengo dos nacionalidades; no argentino, correntino. Es una ciudad en la que mi familia está feliz y eso hace que yo le tome tanto cariño a este lugar y haya puesto por encima de mí integridad física estos colores, porque había una causa, que era esta institución.

Ficha técnica

Nombre completo: Enrique Javier Martínez Miranda.

Lugar de nacimiento: Asunción del Paraguay.

Fecha: 31 de mayo de 1978.

Edad: 35 años.

Familia: está casado con María del Carmen y sus hijas son Maia (6 años), Emma (3) y Mora (3).

Trayectoria: Sol de América (1995-2001); San José (2001-05); Pico FC (01-03); Fresnillo de México (03); Doncel del Valle de la Serena -LEB de España- (2003-04); Libertad (04-05); Regatas Corrientes (05-06); Quilmes de Mar del Plata (06); Regatas (07-08); Sionista de Paraná (08-10); Regatas (10-14). Títulos con Regatas (6): Copa Argentina 2007, Liga Sudamericana 2008 y 2012, Súper 8 2012, Liga de las Américas 2010-11, y Liga Nacional 2012-13. Con la selección de Paraguay jugó Sudamericanos y el Torneo de las Américas “Mar del Plata 2011”.

Un tiro de tres puntos tan particular como efectivo

El culpable es mi hermano. Cuando tenía diez años ya sabía jugar al básquet porque tuve buenos técnicos que me enseñaron todos los fundamentos. Todos los días jugaba un “uno contra uno” con él, siempre me chicaneaba y me ganaba. Por ejemplo, jugábamos hasta diez, me hacía meter hasta nueve y después me tapaba todas. Entonces dije “algo tengo que hacer” porque él era ala pivote, tenía buen timming, saltaba bien. Entonces empecé a desarrollar ese tiro y cuando empezó a salir se me quedó. Hoy en día es cuestión de burlas y esas cosas pero si es efectivo y entra mucho no importa el mecanismo, aunque no estoy para enseñarle a nadie. Cuando estaba en Quilmes, el hijo de Esteban de la Fuente tiraba como yo, y le decía “no, no tires así”; y acá los del minibásquet me llaman y me muestran que tiran igual pero no les puedo decir nada porque son muchos.

Un socio en el básquet

“Un socio en el básquet es “Chucky” Robinson (Clarence), un número uno, nos entendíamos a la perfección adentro y afuera. Jugué casi siete temporadas con él y nunca le vi un día malo. Nunca tuvo un día en el que no quiso competir, éramos el uno para el otro. Éramos amigos, se interesaba por mi familia, yo por la de él, y hasta hoy en día estamos en contacto.

Es un referente en todo sentido, un competidor nato y un lector de juego como nadie. Yo creo que tengo buena lectura de juego y uno que recepciona eso… hubo un partido contra La Unión de Formosa jugando para Sionista, Jason Osborne jugaba en La Unión y le hicimos 22 o 24 puntos de seguidos de pickandroll. Osborne decía “¿cómo puede ser que hagan lo mismo”? y se fue al banco por faltas y desde ahí nos decía “paren por favor”. Había días que estaba tan iluminado “Chucky” que hacía fácil mi juego y fuera de la cancha es un señor”.