Sociedad
El legado de Argibay, la nueva etapa del derecho

El legado de Argibay, la nueva etapa del derecho
12/05/2014 | La jueza trabajó para superar los prejuicios de género en el Poder Judicial e hizo de la independencia una forma de vida. Galería de imágenes.

Por Natalia Aguiar 
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La jueza fundó la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, donde concientizó sobre los derechos de la mujer.
La jueza fundó la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, donde concientizó sobre los derechos de la mujer. | Foto: Cedoc
 

La jueza fundó la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, donde concientizó sobre los derechos de la mujer.
 

Carmen Argibay Molina revolucionó cada lugar en el que estuvo, fiel a su pensamiento libre cual brisa que anuncia vientos de cambios que se volvían huracanados ante la injusticia. Ha sido una férrea defensora de la democracia y pregonó con su ejemplo. El legado de la ministra o "Carmencita", como le decían sus amigos, se resume en la palabra "independencia", de la que ha hecho una forma de vida.

“He sido discriminada apenas llegué a esta Facultad cuando un profesor nos dijo a las mujeres que no nos presentáramos a rendir porque teníamos que estar en la cocina”, explicó el año pasado en la Facultad de Derecho, donde en el mes de Agosto se festejó el 20 aniversario de la fundación de la Asociación Argentina de Mujeres Juezas.

En el año 1989 inauguró AMJA junto a la actual ministra del Máximo Tribunal, Elena Highton de Nolasco e incluso donó el edificio donde actualmente funciona la organización que trabaja ya a nivel internacional. "Argibay firmó el acta constitutiva de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, ella fue una pionera en este camino y luego la seguí yo", explicó Highton de Nolasco.

Tal es así que ayer la noticia sorprendió a la actual presidenta de la institución, elegida por la misma Argibay, Virginia Simari, en Tanzania, Africa, donde trabajaba junto a juezas de todo el mundo para erradicar la discriminación contra las mujeres.

Argibay inició su proyecto de lucha mandando personalmente una carta a cada una de las juezas de todo el país, mientras ejercía su cargo en la Cámara del Crimen, y allí explicó sus deseos de aunar esfuerzos e iniciar una lucha desde la Justicia para defender a las mujeres que no tienen voz, las discriminadas, las que sufren malos tratos, las víctimas de trata de persona, y hoy esto se refleja en su trabajo.

"Cuando recibí la carta, yo estaba en mi escritorio en mi provincia Entre Ríos y dije, esta mujer quiere hacer algo, la acompañaré", explico la jueza Susana Medina de Rizzo, expresidenta de AMJA. La defensa de las mujeres y su lucha contra la discriminación se ven hoy plasmadas en la Oficina de la Mujer que impulsó apenas arribó al Máximo Tribunal Argentino.

Desde allí creó el Mapa de Género del Poder judicial e instó a la capacitación a través de talleres para informar y concientizar sobre la problemática. “Ella lo llamaba talleres de sensibilización”, explicó ayer el presidente del Máximo Tribunal Ricardo Lorenzetti en la despedida.

Había incorporado para su lucha la tecnología e informática y en cada Congreso o charla llevaba videos multimedia o pequeños cortos en los que ejemplificaba las razones para bregar contra la violencia de género.

Su mayor preocupación era la vulnerabilidad de las mujeres y lanzó un proyecto desde la Corte para derribar al delito de Trata de Personas con fines de explotación sexual con sustento en los Tratados Internacionales que ratificó nuestro país en el año 1994, en el artículo 75 inc 22 de nuestra Constitución.

Argibay estaba convencida de que había una cuestión cultural que lleva a considerar natural la existencia de prostíbulos, que están prohibidos, en Argentina. “A estos locales van a parar las mujeres secuestradas y llevadas con engaños para su explotación sexual. Los hombres dicen que pagan por sus servicios y no advierten que son cómplices en la red de trata”, sentenció en una entrevista.

Otro de sus grandes logros también se ve reflejado en la modificación y optimización del Cuerpo Médico Forense al que reactivó con eficacia y lo jerarquizó con la transparencia de los concursos. Ha sido una férrea defensora de la dignidad de las personas privadas de su libertad, le preocupaba el estado de las cárceles e incluso ha marcado postura contraria a la de su par penalista en la Corte, Eugenio Zaffaroni, y se negó de manera rotunda a la baja de la edad de punibilidad de los menores.

Otro de sus proyectos desde que asumió en la Corte ha sido la puesta en marcha del Instituto Grierson y la construcción de la Morgue Judicial, destinado además a ser un centro de investigación criminal en el que se realizaran pericias, estudios de criminalística y todo lo relacionado al ámbito penal delictual para poder develar los sucesos a través de la ciencia.

La ministra había decidido con el consenso de sus pares nombrarlo a ese Instituto “Cecilia Grierson”, el nombre de la primera médica mujer en la Argentina. "Cuando uno se va quedan los principios", dijo Lorenzetti. "Y desde ya nuestro compromiso para seguir los lineamientos de Carmen Argibay", completó.

Otra parte de su legado es su familia, cuatro hermanas, dos hermanos y más de 17 sobrinos y sobrinonietos, que la acompañaron hasta el final de su vida con profundo afecto.