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Otro escándalo salpica al Banco Vaticano

Otro escándalo salpica al Banco Vaticano
03/07/2013 | En lo que constituiría un primer traspié para Francisco, monseñor Battista Ricca, el prelado que nombró en el IOR el pasado 15 de junio, debería irse por "conducta escandalosa" durante su pasado como diplomático de la Santa Sede en Uruguay

 

Otro escándalo salpica al Banco Vaticano
Crédito foto: Reuters

La tormenta no cesa en el banco vaticano. A la reciente renuncia de sus directivos, se sumaría ahora una nueva dimisión, la de un funcionario designado hace menos de un mes por el Papa en persona. El semanario L’Espresso afirma que sería inminente una comunicación de la Sala Stampa del Vaticano informando de la renuncia de Ricca al puesto de prelado del Instituto para las Obras de la Religión (IOR, que es el nombre oficial del banco de la Santa Sede).

“Debe decirse que el primero en sentirse herido –desde ahora- es precisamente el Papa Francisco”, escribió el vaticanista Sandro Magister, editor de la sección Chiesa (Iglesia) del semanario L’Espresso (y cuyas columnas se publican también en Infobae).

El motivo de esta afirmación es que Jorge Bergoglio nombró a Battista Ricca, de 57 años, como prelado en el IOR “precisamente para colocar en el interior del Instituto una persona de absoluta confianza en un rol clave”, dice Magister.

Según los estatutos del banco, ese cargo permite acceder a todas las informaciones y documentos del establecimiento, así como participar de las reuniones de la Comisión Cardenalicia de Vigilancia (creada por Juan Pablo II luego del escándalo del banco Ambrosiano) y del Consejo de Superintendencia (la junta del IOR).

“Ricca presta servicio diplomático en la Secretaría de Estado, escribe Magister en su habitual columna en L’Espresso. Pero se ganó la confianza del Papa sobre todo por la familiaridad de las relaciones entrecruzadas con él en cuanto director de la Casa Santa Marta – donde Francisco decidió habitar – y de otras dos residencias para sacerdotes y obispos que pasan por Roma, entre ellas la de via della Scrofa en la que Bergoglio acostumbraba alojarse cuando era cardenal”.

Cuando se comunicó el nombramiento de Ricca, hubo unanimidad en considerarlo como una decisión personal del Papa y, en ese momento, la elección de ese prelado no despertó objeciones. Por el contrario, le fue atribuida fama de “incorruptible” y por lo tanto apto para desempañarse en una nueva etapa cuyo signo se espera sea la transparencia.

Pero al parecer, un episodio condenable de su pasado ha alcanzado a monseñor Ricca. “El papa Francisco estaba totalmente a oscuras respecto a este antecedente, cuando nombró a Ricca prelado del IOR”, afirma Magister.

Bergoglio habría tomado conocimiento del hecho hace pocos días, al reunirse en Roma con él todos los nuncios. Varios de ellos coincidieron en el relato y lo convencieron de que “había puesto su confianza en la persona equivocada”, según reza la columna de L’Espresso.

“Dolor, gratitud a quienes le abrieron los ojos, voluntad de remediarlo: estos son los sentimientos expresados a viva voz por el Papa, durante estos coloquios”, dice Magister.

El antecedente que condena a Ricca habría tenido lugar en Urugay, donde el religioso prestó servicio en 1999 y de donde al parecer debió ser llamado antes de que transcurrir un año. En 2001, Ricca ya estaba en la nunciatura de Trinidad y Tobago desde donde luego regresó al Vaticano. En el país sudamericano trabajaba bajo las órdenes del nuncio Janusz Bolonek, de nacionalidad polaca, que actualmente es representante pontificio en Bulgaria.

“Lo que provocó la ruptura con el nuncio Bolonek –explica Magister- y su brusca transferencia se resume en dos expresiones utilizadas por quien ha indagado discretamente en Uruguay sobre el caso: ‘poder rosa’ y ‘conducta escandalosa’”.

Ricca, al enterarse de estos comentarios sobre su actuación en Uruguay, pidió una audiencia con Francisco para dar sus explicaciones. “Pero el Papa parece decidido a actuar basado en las informaciones recibidas”, avisa Magister.