CAMBIOS EN EL MODELO
Xi + Li: China inicia una década decisiva

Xi + Li: China inicia una década decisiva
17/03/2013 | Más capitalismo de Estado o lanzarse abiertamente al libre mercado fomentando el sector privado: después de 3 décadas de imparable crecimiento económico, China se halla en una encrucijada decisiva que deberá resolver su nuevo equipo de gobierno. Durante los próximos 10 años (2 mandatos de 5 años, casi con seguridad), al frente de la 2da. potencia mundial estarán el presidente Xi Jinping, y el primer ministro Li Keqiang.


. Xi Jinping ha culminado su ascenso a la cumbre. El líder chino, quien ocupó en noviembre de 2012 la secretaría general del Partido Comunista Chino (PCCh) y la presidencia de la Comisión Militar Central —los 2 cargos que aseguran el poder en el país—, es el Presidente del país: 3 títulos que tuvo su predecesor, Hu Jintao.

Jinping representa a la 5ta. generación de dirigentes. Los líderes de las anteriores generaciones fueron: Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao.

¿Y para hacer qué?

El modelo de desarrollo que ha permitido sacar a cientos de millones de personas de la pobreza está agotado, las desigualdades sociales han alcanzado un nivel peligroso, la degradación ambiental es fuente creciente de protestas, y la población, cada vez más informada y conectada, reclama mayores derechos sociales y políticos.

Xi Jinping, ingeniero químico de 59 años, doctorado en teoría marxista, hijo de Xi Zhongxun, un histórico revolucionario chino, reformista cauteloso, tiene decisiones difíciles por delante. Él integra la generación de los ‘príncipes’, término con el que son conocidos los descendientes de los altos líderes y exlíderes del PCCh.

La clave es el nuevo 1er. ministro, Li Keqiang, ya confirmado por la Asamblea Popular.

Como sucesor de Wen Jiabao, Li Keqiang se encargará de marcar el rumbo económico del país, que ha pasado de ser la 'fábrica global' a el mayor mercado del mundo: su emergente clase media urbana (500 millones de personas) plantea no solo un beneficio sino también un desafío.

¿Qué hará Beijing? ¿Aumentará el consumo interno para no depender tanto de sus exportaciones, que han caído drásticamente por la crisis? ¿Y qué ocurre con la inflación posible que desencadene ese proceso?

Luego, el enfoque que tiene la opinión pública de la corrupción de sus líderes.

La agencia estadounidense Bloomberg publicó en 2012 que la familia de Xi había acumulado cientos de millones de dólares en activos, lo que provoca dudas sobre su capacidad para ejecutar reformas que puedan amenazar sus intereses empresariales. Si bien el informe no mencionó ningún delito por parte de Xi Jinping, fue una advertencia que todos comprendieron.

La corrupción está arraigada en muchos ámbitos de la sociedad china, y existe una resistencia a la puesta en marcha de medidas contra la corrupción entre quienes se han beneficiado de sus conexiones políticas para enriquecerse.

En cuanto al consumo doméstico, ¿será el Estado quien se haga cargo de mejorar la educación, la sanidad y las pensiones/jubilaciones para que los chinos puedan gastar más, o apelará a que el mercado participe de la atención de esa necesidad?

Oliver Rui, profesor de Finanzas de la Escuela Internacional de Negocios Chino-Europea de Shanghái (CEIBS), la prioridad consiste en "reformar el modelo de crecimiento económico para reducir el peso del Estado y dar mayor protagonismo a la empresa privada, cuya inversión resulta asfixiada por los monopolios que ostentan las grandes empresas públicas".

En sectores clave como el financiero, las telecomunicaciones y la energía, Li Keqiang tendrá que hacer frente a los presidentes de las multinacionales estatales, con tanto poder acumulado que podrían entorpecer las reformas.
Pero, en caso de no ocurrir esos cambios, el crecimiento chino podría reducirse al 5% anual... un desastre de alcances planetarios. China necesita, para cumplir sus objetivos de estabilidad sociopolítica, crecer al 7,5% anual o más, y así crear el empleo indispensable.

Hasta ahora, el desarrollismo chino ocurrió gracias a la inversión extranjera y la construcción de infraestructuras públicas financiadas por los bancos estatales. Pero los préstamos concedidos a las autoridades locales corren el riesgo de quedar impagos.

Controlados por el régimen como una herramienta más al servicio del capitalismo de Estado, los bancos ofrecen intereses muy bajos a sus clientes para así tener dinero barato con el cual financiar el plan de obra pública.

Por ese motivo, muchos prefieren invertir su dinero en operaciones más rentables como la compra de inmuebles, inflando así una burbuja inmobiliaria peligrosa.

La pericia de Li Keqiang marcará el éxito de Xi Zhongxun.