Mendoza fue uno de los casos testigo. Ricardo Echegaray salió a restarle importancia bajo el insólito argumento de que "la felicidad de la familia argentina no se mide por los dólares". Pero lo cierto es que el dólar no sube sólo. El precio de los combustibles, por ejemplo, vienen acompañando desde hace tiempo esas subas. Antes y después de la YPF estatal. Hoy, por caso, en Córdoba, ya se puede hablar de una paridad dólar/diesel. Pero, ¿tampoco se mide la felicidad por el litro de nafta, no?
 

 La cantidad de gente que compra dólares aumenta en las vacaciones, lo que hace subir su valor. Lo sabe mejor que nadie la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), y su titular, Ricardo Echegaray, razón por la cual se dispuso aflojar el cepo para el turismo.
Pero apenas elevadas las temperaturas que hacen del verano, "el verano", todo fracasó. En menos de una semana el dólar libre subió 40 centavos y llevó a la cotización al récord de $7. Una cifra a la que llegó a venderse el año pasado en localidades del interior como Rosario, pero que durante los últimos meses de 2012 habían logrado ser contenidas vía el control del dólar oficial, y cientos de inspectores de la AFIP, claro.

Mendoza fue esta vez uno de los testigos de la suba que en el interior corre en paralelo a los precios de los combustibles, que tampoco encuentran freno más allá de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, donde el Gobierno mide hasta los precios de los alimentos. Cabe recordar que el Mercado Central al que tanto refiere el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se encuentra situado en la provincia de Buenos Aires, a cientos de kilómetros de miles de argentinos.

El precio de los combustibles tampoco acompañan el llamado a un esfuerzo para alcanzar ese mercado 'barato', pues vuela al ritmo del dólar paralelo.

En Córdoba, donde se encuentran uno de los precios más altos del país en materia de naftas, debido a la tasa vial que aplica el gobierno provincial, la nafta súper se vendía esta semana a $7,149 y la premium a $ 7,899. En tanto, el euro diesel se ofrecía a $7,649, y el diesel a $ 6,549, según precios publicados por el diario cordobés 'La Voz del Interior'.

Volviendo al dólar, éste recuperó rápidamente el terreno perdido y volvió a marcar una brecha del 40% con el dólar oficial.

Sucedió entre el viernes pasado, cuando la moneda norteamericana era vendida a $ 6,60 por los “arbolitos”, y ayer miércoles, se vendió a $ 7. Por su parte, en casas de cambio oficiales se mantiene desde hace una semana en $ 4,97, aunque claro, es casi imposible de adquirir.

Según algunos vendedores mendocinos del dólar marginal, el repentino ascenso de la cotización de esa divisa tiene que ver con el inicio del período vacacional.

"En esta época aumenta la demanda y naturalmente también los precios", indicó uno de los arbolitos al diario 'Los Andes'.

Consultados acerca del techo al cual pueda llegar la cotización, no hubo una respuesta común. Algunos arriesgaron que ya no se movería de $7, mientras que otros mencionaron que podría llegar hasta $7,30.

En cuanto a lo que pueda ocurrir una vez finalizada la temporada alta de vacaciones, los vendedores aseguraron que el precio del dólar bajará, aunque advirtieron que el valor exacto será determinado por la relación de la oferta y la demanda de ese momento. En promedio, se estima que se ubicará nuevamente en $6,60.

¿Qué dicen los pronósticos? Según publicó este comienzo de año el diario 'La Nación', habrían dos escenarios posibles:

"(...) el Gobierno podría pisar el acelerador en este frente y llevar la cotización de la divisa estadounidense a $5,70 para diciembre de 2013 (11% más que lo que figura en el presupuesto). Este aumento sería, de todas maneras, progresivo o "por goteo", digamos de 7 centavos (1,40%) por mes.

Si las cosas salen bien, quizá la devaluación oficial podría incluso ser menor y apuntar a un objetivo intermedio de $5,50 para fin de año, pero esto podría depender también de lo que suceda con la crisis en Europa (principalmente en España) a lo largo de este año que recién comienza.

Si tomamos como dada esta hipótesis de comportamiento por parte del Gobierno, lo que nos queda dilucidar es qué hará el "mercado" respecto a ello.

Podríamos arriesgar que si el gobierno tiene la suficiente "espalda" y tranquilidad como para imponer sus condiciones, lo hará en un contexto de crecimiento económico mayor al de 2012 (aunque, seguramente, menor al de 2011), y por lo tanto la brecha entre el dólar oficial y el paralelo tendería disminuir desde el 35% actual. Esto podría tener más sentido aún si el Gobierno decide en algún momento continuar con la flexibilización del cepo cambiario, más allá de que parece difícil pensar que dicha restricción en la compra de dólares pueda relajarse demasiado en el corto plazo.

Si suponemos una brecha del 25% (siempre bajo los supuestos de este escenario de "devaluación por goteo"), entonces estaríamos hablando de un dólar paralelo apenas por encima de los 7 pesos para diciembre del 2013".

El segundo escenario sería de "devaluación forzoso o de mercado":

"En esta segunda hipótesis de máxima, el "parate" que se experimentó en gran parte de 2012 se agudiza y crece la desconfianza hacía la administración financiera de la actual dirección. Situaciones externas adversas (¿Fondos buitres?, ¿Deceso de Hugo Chávez?, ¿Enfrentamientos comerciales con Brasil?) hacen que el dólar paralelo se dispare y la brecha con el oficial marque nuevos máximos, así el volumen operado en el mercado informal de cambios (hoy insignificante) aumenta exponencialmente al querer el público hacerse de billetes "verdes" como única manera de proteger su dinero frente a una inflación real que amenaza en convertirse en una híper.

El intento de pesificar la economía fracasa y las variables contempladas en el presupuesto 2013 quedan totalmente desactualizados antes del primer semestre del mismo año, al ritmo de un dólar que supera los 8 pesos mientras se acerca al techo "psicológico" de los 10. Demás está decir que este escenario catastrófico también traería una crisis de gobernabilidad muy fuerte y, ante la falta de alternativas en la oposición, un importante aumento de la tensión social y la vuelta de los fantasmas de 2001."

Si no hacen a la felicidad, el tipo de cambio (y la inflación) sí hacen al menos al "humor" de la gente. Y con mal humor es difícil ser feliz...