El Impacto De La Reacción Del Vicepresidente
Pese al enojo, la Presidenta ordenó respaldar a Boudou

08/04/2012 | No aprueba el ataque a Righi, pero busca evitar una crisis mayor


Por Mariano Obarrio

Hasta el viernes había dudas. Pero ayer ganó fuerza en el Gobierno la certeza de que la presidenta Cristina Kirchner quedó disgustada cuando el vicepresidente Amado Boudou acusó el jueves último al estudio jurídico del procurador general de la Nación, Esteban Righi, de haberle ofrecido en 2009 y en 2010 sus servicios para "aceitar" la relación con los jueces federales.

"La Presidenta no convalida esa denuncia; ella tiene extrema confianza en Righi", confió a La Nacion un alto funcionario.

La mayoría de los ministros critican en privado a Boudou . Tenía luz verde de Cristina Kirchner para defenderse y embestir contra el juez federal Daniel Rafecas, que instruye la causa Ciccone.

Pero el ataque a Righi, de extrema gravedad institucional y política, se salió del libreto. Sin embargo, ella quedó obligada a defenderlo . Y desde El Calafate ordenó a los suyos redoblar el respaldo al vicepresidente: la prioridad es evitar su caída, que significaría un golpe político e institucional feroz tanto para ella como para al Gobierno.

Así, el ministro de Planificación, Julio De Vido, envió anoche un comunicado . "Creo en Boudou y también en su relato", dijo. Curioso: en el kirchnerismo, la palabra "relato" presupone una línea argumental no siempre veraz. ¿Acto fallido?

También Boudou, por pedido de Cristina Kirchner, recibió el apoyo de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y del jefe del bloque de senadores, Miguel Pichetto.

¿Defenderá ella en persona a Boudou? Es un dilema. ¿Cómo afrontar luego de ello nuevas revelaciones o medidas judiciales?

Garré se había diferenciado anteayer de Boudou y había defendido a Rafecas, a quien Boudou culpó de montar una operación "ilegal" y "mafiosa" para involucrarlo en el caso Ciccone. Boudou había culpado también al estudio de Righi de "aceitar" relaciones entre funcionarios y jueces, como Rafecas.

Garré, Righi y Rafecas comulgan en una línea ideológica judicial afín a la Casa Rosada.

De hecho, el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, incondicional de Cristina, se mostró "sorprendido y estremecido" por la denuncia sobre Righi.
Malestar y defensa

Nadie expresará en público el enojo con Boudou. Pero existe. "Para atacar a Rafecas involucró a Righi. Lo de Rafecas pega afuera del Gobierno. Pero lo de Righi es un golpe interno durísimo, una falta de códigos. Quizás un mensaje a la Presidenta o a sectores del Gobierno para que lo defiendan", comentó a La Nacion un allegado a Olivos.

Entre otros, Máximo Kirchner, Guillermo Moreno, Carlos Zannini, De Vido, Garré, Rudy Ulloa Igor y Lázaro Báez lamentan ahora en charlas reservadas el "error" de la Presidenta al haber ungido vicepresidente a Boudou.

"Recuerdan que Néstor y Alberto Fernández se opusieron a que Boudou fuera nombrado director de la Anses y Cristina lo promovía", confió una fuente oficial. Se referían, claro, al fallecido ex presidente y a su ex jefe del Gabinete. En plena ebullición interna, Cristina le pidió ayer a Zannini que Garré aclarara su apoyo a Boudou. Y ayer expresó su "confianza" en el vicepresidente, como se informa en la página 11.

El peor fantasma de la mandataria es una crisis institucional. Una caída de Boudou la precipitaría. De Vido, de hecho, lo dijo con claridad en un comunicado: "Todo este montaje mediático es un ataque a las instituciones democráticas".

Y Pichetto reforzó la idea. Tras calificar la actitud de Rafecas de "poco seria e imprudente", en una entrevista a la agencia oficial Télam acusó a la prensa "de provocar la salida de Boudou para lesionar y darle un golpe al Gobierno".

De Vido fue más allá. "Con mi silencio no voy a ser cómplice del corifeo de los voceros de las corporaciones", completó. Su apoyo llegó sólo al tercer día.

Otra máxima preocupación en el Gobierno reside, según varios funcionarios, en que "no está claro para dónde se va".

"Si estuviera claro el rumbo, lo de Boudou sería más fácil de manejar", señaló un funcionario. Para esos sectores, el vicepresidente no pudo aún suministrar datos fácticos que desvinculen a él y del controlador de Ciccone, Alejandro Vandenbroele.

"El salvataje que se busca es sobre Cristina", confió por lo bajo un vocero oficial. "Pero si se salva Boudou es seguro que su figura quedará desdibujada en el futuro y aislado en el Senado", agregó.

Una frase de Máximo Kirchner antes de la controvertida defensa de Boudou refleja el clima: "Dejen que Boudou se defienda solo"..