BRASIL 2011
Dilma: 1 año en el poder, aprobación alta y 7 despedidos

Dilma: 1 año en el poder, aprobación alta y 7 despedidos
31/12/2011 | El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva convirtió en eslogan la frase "nunca antes en la historia de este país", pero en su 1er. año de mandato, la presidente Dilma Rousseff podría apoderarse de la frase: ella es la Presidente de Brasil mejor evaluada en un 1er. año de mandato. Dilma superó a su propio padrino y se deshizo de 7 ministros en 12 meses (6 despidos por presuntas irregularidades).

 Elegida para ser la continuidad del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff heredó varios problemas de su antecesor y de su esquema de construcción de poder, pero la benevolencia con el padrino no se extendió a los apadrinados del ex Presidente.

 


En el rol de una verdadera Dama de Hierro, Dilma actuó sin complacencia con quienes pisaron fuera de la línea, señalándoles el camino a la puerta de salida. A excepción de su amigo Fernando Pimentel, ministro de Desarrollo, sospechado de tráfico de influencias en sus actividades de consultor, que desmpeñó en el interín entre ser alcalde de Belo Horizonte y asumir como ministro de Rousseff, la Presidente ha lucido casi implacable.

Pimentel todavía sigue en el cargo pero habrá que evaluar qué ocurre luego del inminente ajuste ministerial que anunciará Dilma. Muchos creen que Pimentel permanecerá, y entonces habrá que seguir con atención la nueva seguidilla de informaciones sobre su rol anterior de consultor tan vinculado a la coalición gobernante.

En cuanto a Dilma, su nueva forma de hacer política -muy diferente a la de otros presidentes, más orientada a la tolerancia hacia los integrantes de su equipo que son denunciados de cometer irregularidades- estremeció al principio, a los integrantes de la coalición gobernante, pero así ella consolidó en el imaginario popular la idea de que Dilma no tolera el error.

No le viene mal un poco de meritocracia a Brasil.

Viajes en Brasil por 13 estados

El nuevo estilo -más enfocado a las cuestiones técnicas que a las políticas– dejó desorientados a quienes tenían a Lula como referencia. Con un discurso sin apego por lo popular, y con excesos de enojo visibles en todas las ceremonias y reuniones, Dilma fue lo inverso a su padrino.

Además de la forma menos carismática de expresarse –fueron cerca de 200 discursos al año- Dilma demoró en adquirir el gusto por una de las pasiones de Lula: los viajes.

En Brasil, fueron 13 estados que visitó, con una concentración de compromisos en Río de Janeiro, Sao Paulo, Rio Grande do Sul y Minas.

En su recorrido, ella dejó de lado estados como Piauí, Tocantins y Goiás, vecino al Distrito Federal donde ella reside.

En el ámbito internacional, la agenda se intensificó en la 2da. mitad del año. Dilma anduvo por 15 países e introdujo una rutina diferente de la de Lula: el placer por el turismo, empeñarse en conocer museos, palacios, galerías y restaurantes.

Para 2012, la agenda prevé reuniones multilaterales, con grupos como el G-20 en México, el BRICs en la India y Mercosur en Argentina. Las reuniones bilaterales incluirán reunión con el presidente Barack Obama para retribuir la visita del estadounidense de este año, y posiblemente una visita a Cuba.

Aficionada por los números, la Presidente-economista descubrió que ellos no la ayudaron mucho en 2 medidores de eficiencia del país:

> el crecimiento y

> la inflación.

El caos fiscal del año 2010 (había que financiar las elecciones que ella ganó) le impidió recortar gastos de R$ 50.000 millones (US$ 26.832,6 millones), reduciendo el ritmo de crecimiento, lo que, por contagio, terminó generando una gran demanda reprimida, y un aumento de la inflación.

Al desembarcar en suelo extranjero, llevando en su equipaje el triunfo para mantener un crecimiento positivo en Brasil, Dilma comenzó a ser escuchada por la comunidad internacional. Su comentario fue: para ponerle fin a la crisis, los países deben apostar a medidas que generen crecimiento y no sólo contención de gastos. Muy similar al de Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina, aunque ésta no consigue generar el interés de los inversores globales como sí ocurre con Dilma.

Para el profesor Ricardo Caldas, de la UNB, Brasil es escuchado en el extranjero, precisamente porque mantiene su mercado 'caliente' y es atractivo para los países que enfrentan una recesión. Por lo tanto, Dilma puede ganar aún más espacio.

En medio de todos los conflictos políticos y económicos, Dilma consiguió poner de pie algunas de las promesas de la campaña, como Brasil sem Miséria; el Programa de Fortalecimiento de la Red de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer de cuello uterino y de mama; el Programa Nacional de acceso a la Educación Técnica y al Empleo (PRONATEC); la Red Cegonha, y el Plan Brasil Maior. Otro aspecto positivo fue la creación de la Comisión de la Verdad y la Ley de Acceso a la Información Pública. Otras, sin embargo, siguen siendo una intención, como la aprobación del Fondo de Seguridad de los Servidores Federales y de la Ley General de la Copa.

Ricardo Caldas evaluó, para el diario O Globo, que el 1er. año del gobierno de Dilma acumuló puntos positivos en términos políticos.

"Desde el punto de vista político, ella ganó porque consiguió revertir en su favor cosas delicadas, como el cambio de ministros", dijo él. "En el imaginario popular, actuó con firmeza y no aprueba la corrupción. Si va a continuar actuando así en el futuro en el futuro, es otro tema".

Sin embargo, Caldas señaló que la ganancia política puede perderse si hay problemas con la economía:

"En el gobierno de Lula, la prioridad era reducir la inflación al mínimo posible. En el de Dilma, la preocupación es simplemente dejarla dentro de la meta."