EUROCRISIS
Europa junta € 1 billón pero ya adeuda € 10 billones y resucita fantasmas

Europa junta € 1 billón pero ya adeuda € 10 billones y resucita fantasmas
25/10/2011 | El fondo de estabilidad del euro obtendrá una capacidad de € 1 billón, según adelantó la canciller federal, Angela Merkel a los líderes de los partidos parlamentarios alemanes, reveló Jürgen Trittin, jefe del grupo de Los Verdes en el Parlamento (Bundestag).

 Sin embargo, solo en la UE, en 2011 vencen emisiones de deuda por € 1,1 billón que los Estados deben refinanciar. Los últimos datos de Eurostat indican que, al final del 2do. trimestre, el endeudamiento de los Estados miembros superó por primera vez en su historia los € 10 billones.

 

Las grandes economías del mundo han entrado en un círculo vicioso del que resulta difícil salir. La crisis que se inició en 2007 redujo drásticamente los ingresos fiscales en un momento en que los Estados iniciaron políticas económicas expansivas para contrarrestar el deterioro económico. Ello derivó en un incremento de los déficit fiscales que se financió con mayores emisiones de deuda pública que, a su vez, incrementa el gasto financiero de los Estados.

Solo en la Unión Europea, este año vencen € 1,1 billón en deuda que los Gobiernos deberán refinanciar en un momento en que los mercados cada vez desconfían más de los títulos que llevan un membrete de un Estado (especialmente si es de un país del sur de Europa).

En primer lugar, en la medida que los Estados se lanzan a emitir deuda pública, las empresas tienen más dificultades para lograr financiación. En este sentido, se puede entender que las Administraciones Públicas ejercen una cierta competencia desleal frente al sector privado. En términos económicos, esta situación se conoce como crowding out o efecto expulsión. En cualquier caso, el alto endeudamiento del sector privado en la UE (220% del PIB) también supone un lastre para la economía.

Por otro lado, los Estados se vuelven cada vez más dependientes de los mercados financieros, ese ente abstracto que los Gobiernos invocan cuando aplican recortes. Un país que precisa de la financiación externa termina convirtiéndose en rehén de los inversores, que le exigirán adoptar ciertas medidas económicas para comprar su deuda. O le exigirán un tipo de interés desorbitado e inasumible para los Estados. Eso le sucedió a Grecia.

Muchas de las políticas que adoptan los países no buscan otra cosa que generar confianza en los mercados. Por ejemplo, cuando el Gobierno español congeló las pensiones y rebajó el sueldo de los funcionarios aseguró que era "preciso lanzar una señal" a los mercados.

Un alto nivel de endeudamiento obliga también a los Estados a reservar una parte importante de su presupuesto al pago de intereses. Ello, en un momento en que las Administraciones deben reducir el déficit implica destinar menos dinero en inversiones productivas o gasto social. Un ejemplo de ello es Grecia. En 2010, el 11% del presupuesto griego tuvo que destinarse a pagar intereses, la mayor cifra de toda la UE.

El conjunto de los Estados miembros destinaron el año pasado más de € 330.000 millones en el pago de intereses. Sin embargo, supone una cifra inferior a la registrada en 2007. En este sentido, ha jugado a favor de los Estados que el Banco Central Europeo (BCE) mantuviera el año pasado los tipos de interés en el 1% cuando 3 años atrás se situaba en el 4%. En cualquier caso, países como España -cuya prima de riesgo se mueve en torno a los 342 puntos básicos- ha incrementado su gasto financiero en un 20,6% en 3 años.

Alemania

En este contexto, la Cámara baja del Parlamento alemán votará el miércoles 26/10 sobre las propuestas para apalancar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, dijo una fuente gubernamental. Además, el Gobierno ha reconocido que tiene sobre la mesa 2 opciones "no excluyentes" para hacerlo, aunque en ningún caso participará el BCE.

Estaba previsto que la canciller Angela Merkel buscara la aprobación de la comisión antes de una segunda y decisiva cumbre el miércoles pero el portavoz parlamentario de los conservadores pidió una votación en sesión plenaria, indicó la fuente.

Los líderes europeos intentarán alcanzar un acuerdo para reformar dicho fondo en la segunda cumbre europea de la semana, que se celebrará el mismo día en Bruselas. La canciller quiere asegurarse los apoyos internos necesarios para poder firmar lo que se pacte allí. La cumbre del domingo 23/10 terminó sin acuerdo.

Los parlamentarios han protestado: el aumento de capacidad hace al fondo de estabilidad incompatible con la ley que permitió la participación alemana a finales de septiembre. Por eso, pese a que la votación del miércoles 26/10 no era necesaria, revela las presiones internas que pesan sobre Merkel.

La ley aprobada por el Bundestag permitía que las decisiones futuras sobre el fondo de estabilidad se tomaran en la Comisión de Presupuestos. Tal y como se votó, el fondo de estabilidad contará con avales alemanes por € 211.000 millones, de un total de € 440.000 millones. El aumento por encima del € 1 billón se obtendrá mediante el apalancamiento del fondo. Pero es un aumento tan drástico que Merkel ha tenido que permitir a la Cámara que decida en pleno antes de ir a Bruselas. Es más: su propio partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), se negaba, en parte, a dicha posibilidad. La misma Comisión de Presupuestos descartó que la Cámara volviera a votar sobre el fondo.

Merkel tenía previsto una declaración parlamentaria el pasado viernes 21/10, en la que informaría a la Cámara de sus intenciones en Bruselas. A última hora anunció que no hablaría ante el Bundestag, evidenciando así que no tenía un plan concreto que presentar a los diputados. La postergación del acuerdo hasta el miércoles 26/10 confirmó los problemas entre Francia y Alemania para fijar un modelo con el que aumentar la potencia del fondo de estabilidad.

Los detalles del mecanismo de apalancamiento aún no han sido concretados. En líneas generales, se habla de una especie de seguro para atraer a inversores privados: en caso de que vengan mal dadas, el fondo europeo respondería a parte de las pérdidas a las que se arriesgan los inversores que compren bonos de los países europeos. Otra posibilidad es la creación de sociedades que compren deuda soberana de los diferentes países y atraigan inversores combinándola en paquetes de diferentes grados de riesgo.

Rebelión en Londres

En tanto, David Cameron ha vivido el lunes 24/10 su primera revuelta euroescéptica cuando 80 diputados conservadores han votado a favor de una moción parlamentaria pidiendo que los británicos decidan en referéndum si Reino Unido ha de seguir en la Unión Europea.

Tal como se esperaba, la moción fue rechazada por amplísima mayoría (111 votos a favor y 483 en contra), pero nunca antes un Gobierno británico había sufrido una rebelión de tales proporciones en una votación sobre asuntos de la UE.

La votación, tras casi 6 horas de debate, significa que los conservadores ven resucitar las viejas divisiones que carcomieron las entrañas del partido en los primeros años '90, cuando tuvo que sudar voto a voto de sus propios diputados para que los Comunes ratificaran el Tratado de Maastricht en 1993.

Para Cameron constituye un problemón porque en lugar de dar libertad de voto quiso enviar una señal de firmeza, ordenando la máxima disciplina de voto en los Comunes. 2 ayudantes ministeriales, incluido el secretario privado del secretario de Estado para Europa, han renunciado porque decidieron votar en contra del Gobierno.

Con todo, hay que situar la rebelión en su contexto: en esta ocasión, el voto no era vinculante y el Gobierno tenía la victoria más que asegurada. Pero Cameron ahora sabe que 1 de cada 4 diputados de su grupo parlamentario no tiene inconveniente en plantearle su disenso.

El debate y votación fue consecuencia de una petición popular impulsada por la diputada europea Nikki Sinclair, que ha reunido las 100.000 firmas requeridas para llevar el tema al Parlamento. El diputado conservador David Nuttall se hizo eco de ella y la semana pasada presentó una moción en los Comunes para convocar un referéndum con 3 opciones:

> retirada de la UE,

> renegociación de las actuales condiciones o

> dejar las cosas como están.

El solo hecho de que se celebrara el debate y el tono en el que transcurrió resucitó los fantasmas en el Partido Conservador.

Italia

En tanto, las elocuentes risitas irónicas que intercambiaron Angela Merkel y Nicolas Sarkozy al abordar los problemas económicos de Italia durante la rueda de prensa que ofrecieron tras la cumbre de la Unión Europea (UE) han desatado la ira del Gobierno de Silvio Berlusconi.

'Il Cavaliere', a quien la Unión Europea ha presionado para que presente en el Consejo Europeo un plan concreto con nuevas medidas de austeridad, ha respondido a las críticas de Alemania y de Francia con un duro contraataque. "Nadie está autorizado a darme lecciones", señaló en una larga nota de prensa en la que recordó que no hay ningún jefe de Gobierno capaz de hablar en nombre de toda la UE, dado que aún está muy lejos la idea de un Gobierno común.

"La Alemania de Angela Merkel es consciente de eso", advierte el primer ministro italiano. "Nadie en la Unión Europea puede autodenominarse comisario y hablar en nombre de Gobiernos elegidos por los pueblos europeos. Nadie está autorizado a darme lecciones", afirmó Berlusconi.

Ya anteriormente el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, se había quejado de las risitas entre Merkel y Sarkozy a propósito de Italia. "No es oportuno llevar a cabo gestos y expresiones ridiculizantes de nuestro país", había soltado. Francia y Alemania, por su parte, han respondido al malestar del Gobierno de Berlusconi asegurando que sus sonrisas habían sido malinterpretadas y que no se estaban burlando del Ejecutivo italiano, sino que eran gestos de incertidumbre porque no sabían a quién de los dos le tocaba responder a las preguntas sobre Italia.

Por otra parte, hay quien cree que el ataque de Berlusconi contra Francia y Alemania podría ser una mera estrategia de defensa. Al fin y al cabo 'Il Cavaliere' está teniendo serias dificultades para conseguir convencer a sus socios políticos de llevar a cabo la reforma del plan de pensiones que le pide Bruselas. La Liga del Norte, de quien Berlusconi depende absolutamente para mantenerse en el poder, se opone en redondo a esos cambios.

En este contexo, la reunión de urgencia del Consejo de Ministros de Italia ha concluido sin un acuerdo sobre el retraso en la edad de jubilación de los italianos, de los 65 a los 67 años, ante las diferentes posturas dentro de la coalición en el Gobierno.

La reunión fue convocada de forma extraordinaria con el fin de examinar nuevas medidas económicas y en respuesta a las exigencias hechas por la Unión Europea durante el Consejo Europeo de este fin de semana para que Italia sanee sus cuentas públicas y recupere el crecimiento económico.

El encuentro, previsto inicialmente para las 18:00 hora local, se inició con más de 1 hora de retraso y estuvo marcado por los desacuerdos sobre la reforma de las pensiones entre el primer ministro, Silvio Berlusconi, y su aliado en el Ejecutivo, Umberto Bossi, líder de la Liga Norte.

El jefe del Gobierno, Silvio Berlusconi, tras el Consejo de Ministros, convocó en su residencia de Roma a su ministro de Economía, Giulio Tremonti, el subsecretario de la Presidencia, Gianni Letta, y con varios ministros de sus socios de la Liga Norte, entre ellos el líder de la formación, Umberto Bossi.