REEMPLAZANDO AL TALIBÁN
La guerra sucia amenaza con llevar a Afganistán de vuelta al pasado

La guerra sucia amenaza con llevar a Afganistán de vuelta al pasado
05/10/2011 | Las milicias que la OTAN quiere expandir agresivamente a lo largo de Afganistán bajo la forma de "la policía local afgana" y sello distintivo de la estrategia de salida de USA, puede terminar con el talibán, pero amenazan con reinstalar a los señores de la guerra, profundizar las tensiones étnicas, una sangría generalizada y la erosión de la muy poca autoridad del gobierno de Kabul.

 


  El 30/11/09, a la sombra de montañas de unos 2.750 metros, un mercenario afgano financiado por los militares de USA y con bautismo de fuego obtenido con la destrucción de los rebeldes talibanes presuntamente detuvo a 3 hombres en camino de regreso a casa para celebrar el Id ul-Qurban con sus familias.

De acuerdo a un anciano de Bermal, el distrito de Afganistán donde tuvo lugar el incidente, el comandante Azizullah y sus hombres les ataron las manos a las personas que detuvieron. Azizullah sacó luego su pistola y les disparó. No había evidencia de que esos hombres eran insurgentes, dice el anciano. "Pero los mataron de todos modos".

De esta manera comienza el relato de Julius Cavendish para la revista Time que traducimos para nuestros lectores.

La historia, corroborada casi palabra por palabra por un informe interno de las Naciones Unidas de enero de 2010 que requería sacar a Azizullah de la nómina de USA, es uno de los numerosos relatos de las atrocidades que acumula.

Como parte de un programa secreto del Ejército de USA responsable por la formación de algunos de los luchadores más efectivos en Afganistán, Azizullah ha pasado de la nada a mandar sobre unos 400 feroces milicianos de la guardia de seguridad afgana. Robusto, con barba y aparentemente implacable, se le reconoce haber logrado cierto tipo de seguridad a unos pocos kilómetros cuadrados al sureste de Afganistán.

"He llevado a cabo un montón de operaciones, he visto un montón de cosas, incluso he prácticamente explotado por un atacante suicida", le dijo a Time en un llamada telefónica de principios de año. Pero si el testimonio de 4 fuentes afganas y 2 empresarios con intereses en Bermal, 2 funcionarios afganos y 2 diplomáticos occidentales es pasible de ser creído, el costo ha sido un derramamiento de sangre que hace desaparecer la distinción entre combatientes enemigos y civiles comunes -a pesar de la legislación estadounidense que prohíbe que los dólares de los contribuyentes financien unidades de combate cuando haya evidencia creíble de posibles violaciones a los derechos humanos.

El informe de la ONU cita otros 7 casos adicionales en los que Azizullah y sus hombres parecieran haber sobrepasado los límites de su autoridad. A finales de septiembre o principios de octubre (el mes afgano de Mizan) del 2009, requisaron una casa "que pertenecía a Ahmad Gul" tras un enfrentamiento con insurgentes. Gul "fue asesinado en su casa junto con su hermano Omar Khan" y una tercera persona que había estado trabajando en los campos cercanos. Azizullah ató "sus cuerpos al capot de su vehículo" y desfiló por el bazar Margha Mandi -en un país donde los ritos funerarios tienen profunda importancia cultural. "Los cuerpos se mantuvieron allí durante 8 días hasta que comenzaron a pudrirse", afirma el informe de la ONU. Un Maulawi (un clérigo) de Bermal ofrece un relato similar, con el evento ocurriendo a principios de octubre de 2009 y nombrando a la tercera víctima como Mir Nawab, aunque en lugar de trabajar el campo, este estaba ayudando a construir un muro de barro. "Los testigos dicen que los talibanes estaban muy lejos de allí y la emboscada ocurrió muy lejos", dijo el Maulawi.

En otro incidente detallado en el mismo informe de la ONU y corroborado por 2 fuentes afganas independientes de Bermal, Azizullah y sus hombres asaltaron una casa en el pueblo de Tangarhi "matando a 9 personas allí", de acuerdo a un anciano del distrito de Waziristán, quien agregó que el nombres de 3 de las víctimas eran Ajab Khan, Salaam y Nawaz Gul. De acuerdo con el informe de la ONU, otras 3 víctimas eran niños. Un exmaestro de escuela de Bermal dijo entonces: "Alguien informó a Azizullah que el dueño de la casa solía ser anfitrión de insurgentes. Se equivocó. Sus invitados habían llegado de Dubai. Se suponía que Azizullah debía arrestar y detener a las personas para poder investigarlos... pero lo que hizo fue abrir fuego".

Hay una docena de ejemplos similares, incluyendo una violación, robos, e incluso la profanación de una mezquita, algunos relatados a Time con mucho temor por los aldeanos del lugar durante una investigación de varios meses, otros minuciosamente documentados por funcionarios de la ONU en 2 informes internos por separado. "Los ancianos de varios distritos de la zona han corroborado la participación de Azizullah en actividades delictivas (robo), en matanzas indiscriminadas y en la detención de muchachos jóvenes para ser sexualmente atacados y abusados" dice un informe con fecha de enero 2010. Identifica a Azizullah como "un guardia de seguridad afgano empleado por las SOF [las fuerzas de operaciones especiales" y recomienda que se le de de baja. Informes desde el campo de batalla filtrados por Wikileaks también identificaron a Azizullah como un guardia de seguridad afgano.

Mientras tanto, una evaluación llevada a cabo por una empresa contratada para realizar trabajos de reconstrucción en la región da crédito del miedo y el odio que Azizullah ha inspirado, llevando a los civiles a la insurgencia. "La presencia de Azizullah como el jefe de la milicia ha dado lugar a una mayor seguridad, pero las voces de la población rural expresan serias preocupaciones sobre el uso desproporcionado e indiscriminado de la fuerza que hacen sus hombres". "La gente en Pirkuti se ha unido a los talibanes por las atrocidades de Azizullah... Azizullah utiliza su relación con las Fuerzas Especiales para bombardear áreas pastunes... Las medidas de seguridad de Azizullah en las zonas rurales han sido contraproducentes debido al uso desproporcionado e indiscriminado de la fuerza". De acuerdo con la evaluación, "mató a una anciana en Pirkuti porque pensaba que ella era la madre de un presunto insurgente... Estos actos son amplificados por los insurgentes para aumentar el descontento contra el Estado". La preocupación de que es el patrocinio de Azizullah por parte de USA lo que está llevando a la población civil hacia la insurgencia es moneda corriente entre los analistas afganos. "Los estadounidenses son los culpables", dicen, haciéndose eco de un sentimiento generalizado. "Ellos podrían detenerlo, pero no lo hacen".

Sin duda han tenido la oportunidad. Funcionarios de la ONU expresaron su preocupación por Azizullah hace más de un año. Sin embargo, un portavoz de la OTAN ha dicho que la investigación informal de la organización respecto a su protegido no llevó a ningún lado. "Hubo un informe derogatorio a través de canales de la ONU el pasado verano, pero cuando tratamos de investigarlo había realmente poca información para corroborar lo que se alegaba" dijo el teniente coronel John Dorrian, jefe de la unidad de operaciones de asuntos públicos de la OTAN en Kabul a comienzos de este año. "Por lo tanto, no se hizo nada".

Eso no es sorprendente, dicen expertos en derechos humanos. Llegar al fondo de acusaciones como estas es difícil, en el mejor de los casos. A Cavendish le tomó meses organizar reuniones con fuentes de la zona y persuadirlos para que hablen. Aterrorizados como están, los aldeanos no se quejarían a fuerzas de USA, a las que consideran responsables por haberle dado tanto poder a Azizullah. Exacerbando que la OTAN "no trae una gran cantidad de saludable escepticismo " a sus investigaciones –incluyendo declaraciones de tropas en el terreno, revisión de imágenes de vídeo o señales de inteligencia y no mucho más-, dice Erica Gaston, una abogado de derechos humanos de la Fundación Sociedad Abierta. "No es una mala metodología para empezar", dice Gastón, "pero si usted realmente desea conseguir la historia completa sobre las acusaciones de mala conducta -en particular cuando se refieren a los caudillos locales-, es necesario salir y hablar con la comunidad. Y no es así como funcionan las investigaciones de la OTAN por lo general".

Mientras tanto, un reciente informe de Human Rights Watch, publicado el mes pasado, ofrece pruebas convincentes de que lejos de ser la excepción, el comportamiento de Azizullah es común en Afganistán. Se concluyó que las milicias, muchas de ellas creadas por la OTAN a pesar de las reservas manifestadas por el presidente Hamid Karzai, están asesinando, violando y torturando a civiles (incluidos niños), exigiendo impuestos ilegales y contrabandeando. En un caso, paramilitares secuestraron en Afganistán a 2 adolescentes y le clavaron clavos en los pies de uno de ellos. El informe de 102 páginas titulado “Simplemente no lo llames una milicia” documenta cómo las actores de la reconstrucción de Afganistán y los militares de USA han proporcionado armas y dinero a los grupos paramilitares sin una adecuada supervisión o rendición de cuentas. Dado a sus vínculos con altos funcionarios afganos y las fuerzas especiales de USA, muchos de estos grupos operan con total impunidad.

En el caso de Azizullah, los alegatos y la respuesta de los militares ofrecen una mirada incómoda de la guerra clandestina que los paramilitares afganos financiados por USA están llevando a cabo contra al-Qaeda y los talibanes - y de la falta de rendición de cuentas a la que están sometidos. La guerra sucia es "muy poco conocida", dice Michael Semple, un graduado de Harvard y experto en Afganistán, a pesar de que ha sido "una parte central de la estrategia de la última década". Un capitán de las fuerzas especiales llamado Matt, que ha servido en Afganistán, pero no tiene ninguna implicación con Azizullah, describió a los guardias de seguridad afganos -un término genérico- como "la formación de combate más efectiva de Afganistán" para extender la guerra. "Esto es un hecho indiscutible", dijo. Sin embargo, grupos como los guardias de seguridad afganos han permanecido firmemente en los radares. Semple dice que, cuando estaba trabajando en la reforma del sector de seguridad en Afganistán, fue sólo "con gran dificultad" que se podía conseguir que la NDS -el servicio de seguridad del país- participe de la agenda. Preguntado por las milicias privadas dirigidas por las fuerzas especiales o la CIA, la respuesta fue categórica: "Nunca".

En los papeles, Azizullah y sus guardias de seguridad afganos existen para proteger a Firebase Lilley, un lugar remoto en el este de la provincia de Paktika que también funciona como un puesto de escucha de la CIA y un centro de capacitación para algunos de los 3.000 soldados privados de la agencia (conocidos como Equipos de Persecución contra el Terrorismo). Pero estas unidades hacen un poco más que montar guardias. De los informes del campo de batalla publicados por Wikileaks sugieren que actúan con un altísimo grado de autonomía, a veces, incluso gestionando sus propias misiones pese a la afirmación de Azizullah de que no puede ir "10 metros" sin ser acompañado de un boina verde. Y sea cual sea el grado de supervisión al que está sujeto por sus asesores militares, incluso Azizullah acepta que su principal tarea es matar talibanes. "Recientemente me lesioné nuevamente cuando preparábamos una emboscada emboscada a unas personas que lanzaban cohetes sobre Firebase Lilley", dijo en su entrevista telefónica con Time en febrero. "Cuando los vimos, nos empezamos a tirotear y me hirieron [junto con] Nick, un hombre de las fuerzas especiales de USA y un soldado llamado Shazaman". También aprovechó la entrevista para negar todas las acusaciones de mala conducta.

"Dado que los talibanes y Al Qaeda no pudieron matarme con sus ataques suicidas y minas terrestres, ahora están utilizando la propaganda en mi contra. Nunca he matado a nadie inocente. Soy una persona muy religiosa. Yo respeto mi religión, entonces, ¿cómo podría yo profanar una mezquita o matar a un civil?... Usted no encontrará una sola persona que pueda demostrar que yo he hecho todo lo que usted menciona, como violar niños, profanar mezquitas o matar gente inocente".

Durante la entrevista, el jefe del destacamento especial de USA, las fuerzas de apoyo de Azizullah, llamado Dan, se puso al teléfono. "Hemos avanzado mucho en lo que respecta a daños colaterales y víctimas civiles", dijo. "Eso ha bajado un poco. Tenemos un poco de control sobre la fuerza de nuestro socio... y hacemos todo lo posible para evitar las bajas civiles. No ha habido realmente víctimas civiles, al menos desde que estoy aquí".

La relación de Azizullah con las fuerzas especiales de USA comenzó poco después de la invasión de 2001, cuando fue uno de los guardias de seguridad afganos en alistarse. Como étnico tayiko nacido y criado en una zona pastún, Azizullah habría sufrido bajo el predominio de los talibanes pashtún -y poseía la clase de geografía social que atraía a sus nuevos mentores estadounidenses. "Desde los primeros días, los estadounidenses parecían querer trabajar con personas de ese enclave", dice Semple de la Universidad de Harvard. Las fuerzas especiales "quiere trabajar con personas de una comunidad minoritaria que nunca van a pasarse al otro lado".

Pero si la ventaja de trabajar con colaboradores de Urgun, el distrito de Azizullah, es que nunca se van a ir al bando de los insurgentes, la desventaja es que el patrocinio otorgado a ellos por las fuerzas estadounidenses suscita recelos étnicos. Algunos dicen que Azizullah ve en el patrocinio estadounidense una señal de que su tiempo ha llegado, y algunos informes del campo de batalla del 2007 a estos días hablan de su intervención en disputas de negocios locales. Los analistas, los comerciantes y los pobladores dicen que la mayoría pastún se siente marginada por lo que consideran una injusta distribución del dinero vertido, en forma de contratos, en Firebase Lilley. "La percepción es que ellos obtienen todos los contratos, todos los puestos de trabajo", dijo una fuente que percibe el acaparamiento de los despojos y la aparente impunidad de Azizullah. Están allanando el camino a las repercusiones violentas. "La gente está tan enojada con él que cuando el Ejército de USA deje de apoyarlo, su cuerpo será cortado en pedazos por 1.000 personas", dijo un conocido de Azizullah. La venganza será un lugar común en la Afganistán del futuro.

La guerra librada en las sombras a lo largo de la frontera oriental de Afganistán no es, sin duda, para ser tratado con una moralina de academia. El conflicto "no es agradable", advierte Matt, el capitán de los Boinas Verdes. "Es un insulto a nuestra moral occidental y a nuestros puntos de vista sobre la vida, [que son] un lujo moderno, producto de cientos de años de lucha feroz y no es compartida por el 80% del mundo de hoy".

Pero las acusaciones de la persistencia de los abusos de derechos humanos no sólo avergüenzan desde una perspectiva moral. Muestran también los grandes inconvenientes de las milicias -que la OTAN quiere expandir agresivamente a través de Afganistán bajo la forma de "la policía local afgana", y ha adoptado como sello distintivo de su estrategia de salida. Los críticos dicen que aunque el plan temporal puede ayudar a mellar a los talibanes, las consecuencias son demasiado horribles para contemplar: el resurgimiento de los señores de la guerra, la profundización de las tensiones étnicas, la sangría generalizada y la erosión de la muy poca autoridad del gobierno de Kabul. Pero el coste del éxito de la victoria sobe los talibanes puede ser volver a Afganistán a su periodos más oscuros.