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Abal Medina, el investigador del Conicet investigado

Abal Medina, el investigador del Conicet investigado
16/09/2011 | Al Secretario de Medios se lo investiga por la posibilidad de seguir percibiendo un subsidio por investigación del Conicet, segundo ingreso de la administración pública que no le está permitido cobrar como funcionario del Gobierno nacional.
 

 

 

 

Juan Abal Medina, Secretario de Medios de la Nación, está siendo investigado por estos días por la sospecha de que seguiría cobrando un subsidio por investigación del Conicet, situación que podría valerle -de comprobarse- una denuncia por fraude contra la administración pública ya que no le está permitido a los funcionarios percibir otro ingreso del Estado nacional.

Fuentes del duhaldismo deslizaron la situación del secretario que asumió en el cargo en enero de este año, tras su paso en la Secretaría de la Gestión Pública de la jefatura de Gabinete y de haber sido el secretario en UNASUR de Néstor Kirchner. Alfredo Scoccimarro (el subsecretario de Medios) también habría recibido la infidencia pero no se mostró interesado en investigar a su jefe.

Ocurre que Abal fue investigador del Conicet. En esas épocas publicó decenas de artículos en las principales revistas científicas de su especialidad -es politólogo- (Party Polítics, Electoral Studies, etc.) así como varios libros.

Según el “Manual Operativo para la aplicación de Fondos y rendición de Cuentas” de ese organismo todo “Subsidio es todo aporte de fondos no retornable que se otorga con cargo de rendir 1 cuentas para la ejecución de proyectos de investigación científica y tecnológica para la 1 ejecución de actividades de apoyo a las mismas y para financiar los gastos de funcionamiento y de capital requeridos para el desempeño de las Unidades Ejecutoras del CONICET”.

Y agrega en el punto 1.2 que “la omisión de rendir cuentas determina para el titular del subsidio la obligación de restituir el dinero percibido y sus intereses y la inhabilitación para ser titular de nuevos subsidios”.

Los subsidios que entrega el Conicet están sospechados de irregularidades hace años y se los conoce como la “cadena de Felicidad de la Ciencia Argentina”, de la cual se favorecerían distintos funcionarios.

Ya en 2003 se denunciaron esas irregularidades y en 2009 un investigador del organismo explicó las maniobras entre las autoridades de ese centro de investigación y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que presidía Lino Barañao, entre funcionarios de ambas entidades y otras más del mundo científico.

El responsable de esa denuncia es Eduardo Saguier que en una entrevista con la politicaonline de 2009 dijo contar con el “listado de funcionarios integrantes o ligados a las cúpulas del mundo científico con las cifras que recibieron en subsidios. Los subsidios que ellos mismos debían controlar y adjudicar”.

“La denuncia de Saguier es clara. Según explica, en diez años -desde 1997 al 2007- se repartieron de forma irregular 650 millones de pesos –enviados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- en subsidios para incentivos y promoción científica, los cuáles fueron entregados y repartidos mediante acuerdos entre las mismas autoridades responsables de la entrega. Y destaca que ‘los subsidios se engrosaron notablemente desde 2003 en adelante’”, relata el artículo del portal mencionado.

“En la Agencia Nacional para la Promoción Científico-Tecnológica, dependiente de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación (SECYT), presidida entonces por Barañao, los Coordinadores de Área Jorge Jorrat, Marcelo Cabada, Eduardo Arzt, y Jaime Cerda, se adjudicaron a sí mismos sendos subsidios”, denuncia Saguier.

La nota de la politicaonline contiene estos párrafos salientes:

Saguier, de 66 años y con estudios y doctorado en Estados Unidos, posee listas de beneficiarios –a las que accedió La Política Online- que incluyen a “60 miembros de las comisiones asesoras del Conicet”, con subsidios en el orden de los 210.000 pesos –“siete percibieron la suma de $2.846.105, a un promedio de $406.586 cada uno”, aclara-; 3 miembros del directorio del Conicet; 8 coordinadores de la Agencia percibieron $3.662.000, a un promedio de $457.750 per cápita; otors 42 a un promedio de $210.000; en la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria), dos miembros de su Directorio (Villanueva y Krotsch) percibieron de la Agencia la suma de $275.354, a un promedio de $138.000 c/u; en las secretarías de Ciencia y Técnica de 6 Universidades Nacionales (Tucumán, Córdoba, Rosario, Sur, MdP, UBA), sus respectivos Secretarios percibieron subsidios de la Agencia. Y la cuenta sigue, afectando a otras entidades también –ver archivo adjunto “Las listas completas”-.

En un texto donde responde a esta denuncia, el propio Barañao admite que coordinadores de la Agencia cobran subsidios y hasta nombra el "potencial conflicto de intereses" que puede provocar este asunto. "La opción actual es la que se ha considerado más conveniente para optimizar la función fundamental de la Agencia que es asignar fondos sobre la base de la calidad y pertinencia de los proyectos. El prohibir la presentación de proyectos a los coordinadores implicaría entonces una limitación altamente significativa en la idoneidad de los recursos humanos involucrados en el proceso de evaluación con la considerable pérdida de calidad en dicho proceso", afirma el ministro elegido por Cristina Kirchner.

La incompatibilidad de estos beneficios reside en que todas las entidades y funcionarios que integran este círculo de beneficencia están estrechamente ligados entre sí. Según Saguier, con lo admitido por Barañao, "se viola el artículo 13 de la Ley de Ética Pública".

Por citar sólo un caso: La Agencia supervisa “las categorizaciones de los incentivos que distribuye la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) –la que distribuye los incentivos a los docentes-investigadores de las Universidades Nacionales y categoriza a los mismos e, indirectamente, las acreditaciones de los programas de Maestría y Doctorado de la CONEAU. Ese vínculo se traduce entre todos los integrantes de esta denuncia. “Son como primos hermanos, más hermanos que primos, pues los une un estrecho aire de familia, dado que percibieron subsidios del mismo padrino-antecesor: la Agencia y el Ministro de Ciencia y Técnica”, explica el denunciante.

La Agencia de Barañao

El origen de la Agencia Nacional para la Promoción Científico-Tecnológica, la cual presidió Barañao de 2003 al 2007 hasta pasar al cargo de ministro de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva, supuestamente obedeció a la necesidad de despojar al Conicet de los fondos con que subsidiaba a sus propios Investigadores de Carrera, so pretexto de que no podía ser juez y parte interesada en la distribución de dichos subsidios. Pero la cosa, en diez años, de desmadró.

Así lo explica el investigador Saguier en uno de sus textos: “Los cargos de Coordinador de Área de la Agencia, siguiendo la Ley del Toma y Daca, preceden, acompañan o sobrevienen al subsidio. Los Coordinadores de Área, cuya responsabilidad es la de asignar los evaluadores de cada proyecto (de identidad confidencial), son designados por el Directorio de la Agencia. La Agencia subsidia a ciertos y determinados Investigadores del CONICET y en reciprocidad el Directorio del CONICET designa a estos coordinadores en sus múltiples Comisiones y mediante su propia Junta de Calificaciones los asciende en la carrera científica”.

En síntesis: según el relato, los directivos del Conicet y la Agencia designaban qué investigadores eran subsidiados y el directorio del centro científico elegía coordinadores de la Agencia, quienes también cobraban subsidios u obtenían ascensos.

“Este plan mafioso tampoco hubiera sido posible sin la complicidad de numerosas autoridades, como todo el staff de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación así como todos los funcionarios de las Secretarías de Ciencia y Técnica de las diferentes Universidades Nacionales", redondea sin anestesia Saguier. Los Secretarios de Ciencia y Tecnica de las Universidades Nacionales tienen la obligacion de controlar las rendiciones de cuentas de los subsidiados por la Agencia en sus respectivas Universidades. ¿Pero cómo habrán de controlar a estos subsidiados si ellos mismos cobran subsidios?

A su vez, la denuncia habla de la “complicidad” del Comité de Ética en Ciencia y Tecnología (CECTE), donde aparece la incompatibilidad “entre ser candidato a subsidios y detentar un cargo directivo”, explica Saguier.

Subsidios incontrolables

La denuncia de Saguier tiene origen en el transcurso de 2003 en Pol-Cien, una lista de discusión electrónica, integrada por científicos, la mayoría del Conicet y Ciencias Exactas. En ese año, se juntaron firmas para enviarle un escrito al recién electo presidente Néstor Kirchner, pero tras un problema con firmas truchadas -La firma truchada era la de Sergio Shocklender, que su propia secretaria desmintió-, muchos científicos negaron su firma y Saguier terminó redactando y firmando el texto en soledad.

En 2004, sugestivamente, le rechazan su informe bianual como investigador del Conicet, algo que normalmente es un mero trámite. Saguier lo tomó como una intimidación a su investigación paralela por los subsidios en la ciencia. Dos años después le pasó lo mismo, donde se complicó aún más. “Si te rechazan dos informes consecutivos quedás cesante. Ahí fue que me decidí a hacer la denuncia penal”, explicó.

Mientras investigaba, Saguier notó una situación extraña. “Me metía en la página de la Agencia y en ningún lugar publicaban la nómina de beneficiados con subsidios. Por contactos, conseguí una lista y luego uno de los beneficiados, disconforme, me pasó 4 listas más. Empecé a cruzar nombres y descubrí que coordinadores de la Agencia e integrantes del directorio del Conicet y la Coneau cobraban miles de pesos en subsidios”, contó a este medio.

Escribió varias cartas dirigidas a Kirchner –ver aparte-, donde entregaba información detallada de las maniobras que había con los subsidios en la ciencia. En una de ellas, la primera de 2003, explicaba que “cuando se le solicitó al Dr. Barañao que suspendiera el llamado para el otorgamiento de subsidios de investigación -semejantes a sobornos para mantener agradecida, callada y dividida a la comunidad científica- el mencionado funcionario hizo oídos sordos al justo reclamo”.

Allí mismo, le relataba: “Con relación a los subsidios de investigación arriba mencionados, las reglamentaciones del ANPCYT -que figuran en el sitio electrónico respectivo-- nada dicen respecto a los límites en el número y reiteración de las presentaciones y en los montos asignados. Han existido los mismos beneficiarios en llamados consecutivos y una extrema desigualdad en los montos distribuidos”.