Bastante curiosa apreciación de la UIA

Bastante curiosa apreciación de la UIA
05/09/2011 | Probablemente como introducción a un acuerdo de precios y salarios, Juan Carlos Sacco, vicepresidente de la Unión Industrial, expuso la posibilidad de acabar con la carrera precios vs. salarios, introduciendo una deflación de ambas variables de la macroeconomía.
 

 


  El empresario Juan Carlos Sacco, vicepresidente 3ro. de la Unión Industrial Argentina, reclamó comenzar a "deflacionar" salarios y precios y confió en que la presidenta Cristina Kirchner apoyará esa iniciativa.
 

Es un tema muy interesante, considerando que las finanzas públicas se han beneficiado mucho de la inflación, hasta el presente, para consolidar sus cuentas. ¿Tiene eso presente Sacco?



Sacco es un empresario de la industria gráfica, presidente de Multilabel Argentina, que imprime etiquetas adhesivas y promocionales, que comenzó a operar en 1989, y que ya tiene filiales en Brasil y México.



Aparentemente Sacco no contempla la participación del Estado en la inflación como proceso de transferencia de ingresos -nunca de licuación de riqueza-. Sería interesante que Sacco explicara su visión de la participación del Estado en un proceso inflacionario.



"Esta carrera (entre precios y salarios) se tiene que terminar de una vez, y yo creo que la Presidenta está muy decidida a influir en esto. Nosotros estamos dispuestos a acompañarla, porque consideramos que los salarios en Argentina medidos en dólares son los más altos de Latinoamérica", señaló el empresario.



En declaraciones a radio El Mundo, el industrial se quejó de que ni bien se cierran las paritarias ya se están empezando negociaciones para el año siguiente.



"Nosotros decimos que hay que empezar a deflacionar precios y salarios, porque todo es una carrera. Viene uno que va a pedir una mejora del 40%. Como no sabemos si van a pedir 60%, entonces ya previsionamos y los costos empiezan a subir", advirtió.



Sostuvo que los industriales no están "pendientes" de que el dólar tenga que subir sino de que la moneda local sea competitiva.



"Nosotros estamos a disposición no solamente para pedir, sino para acercar propuestas y comprometernos para seguir bajando el desempleo y la informalidad", señaló en apreciaciones que parecieron más voluntaristas que surgidas de alguna reflexión profunda. ¿Estaba reclamando una forma de indexación? ¿Un acuerdo plurianual de precios y salarios? ¿El final de algunos subsidios?



Viglione



También en declaraciones a El Mundo, el economista Abel Viglione se mostró tranquilo respecto a la situación económica argentina: “Veo desaceleración de la tasa de crecimiento, que es de números muy altos. Si hay una huída de dólares, es probable que ahí tengas una caída del consumo pero por ahora no se ve”.



También dijo que “la crisis está influenciando en la demanda de dólares”, pero “una variación de subsidios energéticos o de transporte es más probable que una devaluación”. 



Según el economista de FIEL, “este año los subsidios son de US$ 14.00l millones, equivalente al 14% del gasto total del Gobierno”.
 


“Acá hay subsidios distribuidos a gente de bajos recursos y de altos recursos, que no los necesitan. Hay que hacer un corte de subsidios”, él agregó.



Viglione se refirió a la fluctuación del valor de la moneda estadounidense: “La oferta de dólares del período enero y julio es 15% mayor que la misma liquidación que hubo el año pasado. A medida que han pasado los meses, la demanda es mayor que la oferta entonces tenés presión de la oferta. El Banco Central va tener que salir a vender”.



Brasil



Cabe agregar que la consultora Ecolatina explicó en su más reciente informe acerca del próximo impacto doméstico de un próximo menor crecimiento en Brasil, acerca de lo que no hablaron ni Sacco (pese a tener negocios en S. Paulo ni Viglione):



"(...) Más allá de las medidas de estímulo anunciadas, la actividad económica en Brasil está perdiendo dinamismo. Por caso, la producción industrial se estancó en abril-julio (+0,5% i.a.) tras un aceptable primer trimestre (+2,7% i.a.). Con caídas en la producción de bienes de consumo durables (-0,5% i.a.) y bienes intermedios (-0,2% i.a.).
 

 

Más aún, si bien la actividad económica en su conjunto acumula en el año una expansión de 3,6% i.a., el indicador mensual de actividad económica no creció -en términos desestacionalizados- en mayo y se contrajo 0,3% en junio.
 

 

En otras palabras, Brasil está creciendo menos, y preocupa la posibilidad de un estancamiento. De hecho, a principios de años la mayoría de los analistas esperaban un crecimiento superior a 4% anual y hoy nuestras estimaciones arrojan una expansión del PBI en torno de 3% anual.
 

 

Un menor crecimiento de Brasil no será inocuo para la Argentina: la dinámica de ambas economías están muy relacionadas. En los últimos 110 años la variación del PBI en Argentina y Brasil tuvo el mismo signo en 81 oportunidades (ambas cayeron o ambas crecieron), al tiempo que de las 80 veces que nuestro país creció, sólo en 7 años logró hacerlo con una caída de la actividad en nuestro principal vecino.
 


La dinámica del PBI de Brasil muestra una elevada correlación positiva con el producto bruto argentino total (44%). La producción fabril de Brasil y Argentina exhiben dinámicas muy similares: la correlación es positiva desde 1994 (47%), pero se torna mucho más significativa desde 2003 (asciende a 63%).



Además, cerca de US$ 1 de cada US$ 5 que el país exporta tienen a Brasil como destino, y si bien en ciertos productos es el principal comprador (trigo, naftas para petroquímica y harina), el principal rubro de ventas externas son las manufacturas industriales (MOI): US$ 4 de cada US$ 10 de exportaciones MOI se dirigen a Brasil.
 

 

Las exportaciones a Brasil son en su mayor parte bienes de tecnología media-alta (60% del total), con el sector automotriz y productos químicos a la cabeza. Dentro de los productos de tecnología media-baja (15% del total) se ubican los productos de la refinación del petróleo, y en el grupo de los de tecnología baja (13%) se destacan los productos alimenticios.
 

 

La mitad de las exportaciones de material de transporte, productos químicos, plásticos, caucho, papel y cartón y los metales comunes y sus manufacturas (cerca de US$ 20.000 millones) van a Brasil. Asimismo, estas ramas fabriles representan  casi la mitad de la industria nacional y del empleo del sector.
 

 

En otras ramas fabriles la participación brasileña en las exportaciones es menor, pero tampoco estarían exentos del impacto de una desaceleración del mundo.
 

 

En cifras, estimamos que si el crecimiento del PBI brasileño se desacelera en 1 p.p., las exportaciones industriales argentinas a ese país podrían reducirse en casi US$ 700 millones. Este impacto no implica necesariamente una caída del saldo comercial –depende de lo que suceda con las compras externas y la utilización de insumos importados- pero indudablemente genera menor actividad en el sector.
 

 

En síntesis, uno de los principales canales por el cual el deterioro internacional puede afectar la economía local es nuestro principal socio comercial. La Argentina ya no puede argumentar que no hay nada de qué preocuparse: el impacto negativo sobre el crecimiento de la economía brasileña y la reacción de sus autoridades muestra que hay que ocuparse de la crisis internacional."