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El guerrillero argentino que derrumbó a Kadafi

El guerrillero argentino que derrumbó a Kadafi
28/08/2011 | Es mendocino, tiene 23 años y llegó hace cinco meses a Libia para luchar con los rebeldes. Su nombre de guerra es Al-Arjentiny. “Ganamos la insurrección, pero la revolución recién empieza”, aseguró.
 

 

Por Facundo F. Barrio

 


 

 


A las armas. José Emmanuel Piaggesi envió por mail las fotos que los rebeldes libios le tomaron en Trípoli. Forma parte de un grupo que avanzó hacia la capital del país. Ahora, el argentino se prepara para viajar a Sirte, en busca del refugio en el que estaría Kadafi.


 


La guerra cambia a las personas: José Emmanuel Piaggesi nunca volverá a ser el mismo. El mendocino de 23 años que viajó a Libia para empuñar un fusil contra Muamar Kadafi, cuya historia descubrió PERFIL hace cinco meses, está irreconocible en las fotos que envió el viernes desde el frente de batalla en Trípoli. El rebelde argentino relató a este diario sus últimas andanzas en Libia y su participación en la toma de la capital. “Me siento realizado y puedo darme el lujo de decir que ganamos la insurrección, pero la revolución recién empieza”, afirmó Emmanuel en un correo electrónico desde Trípoli.

La familia Piaggesi le había perdido el rastro, a tal punto que su padre Pablo había decidido partir hacia Libia a buscarlo. Pero Emmanuel reapareció victorioso esta semana, cuando los rebeldes coparon el bastión del régimen. “Con mi grupo, colaboramos en la toma y liberación de Bab al-Aziziyah, el famoso búnker de Kadafi. Sólo quedan dos barrios con pequeños grupos de kadafos en los alrededores de Trípoli. Y una resistencia importante en la ciudad natal del dictador, Sirte”.
En homenaje a un amigo que murió en un enfrentamiento, Emmanuel se hace llamar “Yusseff” entre sus compañeros de trinchera. Su virtual apellido es “Al-Arjentiny”, una referencia obvia a su nacionalidad. El joven confesó que en cierto momento dudó sobre el sentido de la revolución. Se alejó de la insurgencia durante un mes y marchó a Egipto. “Pero después de pensar, escuchar y discutir, decidí volver a la lucha. Nuestro grupo ‘Jwarah’ se había dividido en tres, así que me uní a los que eran menos para tener más dinámica, agilidad y rapidez en el campo de batalla”.

Emmanuel se reencontró con su unidad guerrillera, que en ese momento estaba en una ciudad a 150 kilómetros al este de Trípoli. Desde el oeste, mientras tanto, otras milicias rebeldes también se dirigían hacia la capital. “Al avanzar los grupos del oeste, los soldados de Kadafi se replegaron rápidamente, y en menos de dos días llegamos a Trípoli por la ruta que la une con la ciudad de Misrata. La resistencia fue débil, sólo hubo algunas escaramuzas aisladas”. El joven argentino integra las tropas que se apoderaron de Trípoli, desde donde se comunicó el viernes con su familia.

A pesar de que la acción aérea de la OTAN fue clave para desequilibrar el conflicto en favor de los rebeldes, Piaggesi dejó en claro su rechazo a la alianza atlántica. “Sabemos que los buitres del cielo no buscan otra cosa que petróleo. Que si los hubiéramos dejado bajar, esos perros hubieran derrocado en pocos meses al régimen. Pero los libios prefirieron sacrificarse ellos mismos antes que permitir una situación como en Irak o Afganistán. Acá no pondrá un pie ningún soldado de ellos”.
Emmanuel dice sentirse orgulloso de “haber colaborado para quitarle las armas al Estado y devolverlas al pueblo, a quien pertenecen, armas que le devolvieron no sólo la libertad sino también el poder”.

Al sostener su fusil, el mendocino tal vez recuerde que su arma fue alguna vez una gomera, cuando marchaba por las rutas de Neuquén –donde vivió desde chico– junto a los gremios docentes y al maestro asesinado Carlos Fuentealba.
Hoy, aquella represión de la policía neuquina debe parecerle un juego de chicos. Piaggesi se prepara para el capítulo final de su temeraria cruzada en el desierto libio. La guerra cambia a las personas.