¿Callejón Sin Salida?
El "dilema de Dilma": alerta a empresarios argentinos

El "dilema de Dilma": alerta a empresarios argentinos
13/04/2011 | Cerrar La Presidenta de Brasil enfrenta una encrucijada que, aunque resulte paradójico, es consecuencia directa del éxito ecónomico que exhibe el vecino país. Expertos consultados por iProfesional.com analizan el actual "laberinto" y advierten sobre el impacto en el corto plazo. Por Rubén Ramallo
 

Entre los factores que pueden aliviar o agravar las tensiones del modelo K, hay uno que se destaca por ganar influencia a pasos agigantados.

Este es, ni más ni menos, lo que pueda suceder en Brasil. Con la solidez de su crecimiento económico y la demanda de su gigantesco mercado interno, se ha transformado en una verdadera locomotora para las ventas de empresarios argentinos a ese destino.

Sin tal empuje, por ejemplo, no se explicaría el volumen récord de producción automotriz registrado en 2010.

También ocupa, claro está, un lugar protagónico entre los países proveedores de productos manufacturados importados.

De manera que cualquier cambio brusco en su economía tendrá un correlato casi inmediato en la Argentina.

Si se enfría (producto, por ejemplo, de una suba en las tasas de interés), ello implicaría que ese mercado demandará menos cantidad de productos locales.

Si su moneda llegara a devaluarse, entonces sus costos de producción se abaratarían -en dólares- y el ingreso de artículos brasileños a la plaza interna podría acelerarse, poniendo en riesgo a los sectores "sensibles" de la industria local.

La consecuencia, según coinciden los analistas, sería la de una inevitable devaluación también de este lado de la frontera.

Es por eso que los ejecutivos argentinos ponen tanta atención a todo aquello que pueda suceder en la tierra de Dilma Rousseff.

Todo indica que, con un gobierno recién asumido -y un modelo económico que necesita ajustes- Brasil deparará novedades en breve para los empresarios locales.

En este contexto, el primer dato que se sigue muy de cerca es la evolución de la inflación.

Sucede que el notable crecimiento económico durante el 2010 (7,5%), tuvo como punto negativo una escalada inflacionaria que puso en una difícil situación a las autoridades económicas de ese país.

La cuestión a resolver no es menor, ya que en los últimos doce meses ha acumulado su mayor suba de precios en seis años, al redondear el 6 por ciento anual.

Este porcentaje supera con creces la meta del Banco Central, fijada en un 4,5% para este año.

El dilema de Dilma
A poco de asumir, el gobierno de Dilma Rouseff enfrenta dos objetivos claramente incompatibles entre sí:

•Frenar la suba de los precios.
•Evitar una mayor apreciación del tipo de cambio.
Recientemente la Presidenta afirmó que "el crecimiento en 2011 será de entre 4,5% y 5%", a la vez que descartó que se busque repetir la marca del año pasado.

Para la mandataria el objetivo es alcanzar "una tasa de crecimiento razonable, sustentable y permanente". Y confirmó que "de ninguna manera" dejará fuera de control a la inflación.

En este sentido, Diego Martinez Burzaco, analista de Puente, sostuvo que "Dilma enfrenta una situación compleja. Tiene un dilema entre frenar la apreciación del tipo de cambio y, al mismo tiempo, parar una inflación creciente".

"Lo que queda claro es que hoy Brasil es prisionero de sus propios éxitos", consideró el experto, quien además agregó que "cuando se sube la tasa de interés para enfriar la economía y reducir la suba de precios, baja el nivel de actividad. Pero, a la vez, se estimula el ingreso de capitales, con lo que la moneda tiende a apreciarse".

En la misma línea, el analista Agustín Cramo manifestó que "el Gobierno de ese país está metido en un lindo lío. No quiere inflación y va a hacer lo imposible para que no se dispare más allá de su objetivo. Pero tampoco puede permitir que el tipo de cambio vaya mucho más abajo de 1,60".

La preocupación oficial por el avance de la moneda se hizo visible en la visita que realiza Rousseff a China.

Tras el encuentro con los principales dirigentes de ese país, la mandataria brasileña expresó su preocupación por la situación del real frente al dólar, a raíz de que la especulación internacional pueda afectar el aparato productivo de su país.

"El cambio es motivo de gran preocupación, tomamos todas las medidas respetando el sistema de cambio flexible. No es una situación que se resuelve por decreto", expresó.

Rousseff reconoció que las elevadas tasas de interés en su país son muy tentadoras para la especulación internacional.

Atenta a esta situación, la mandataria sostuvo que su objetivo es "bajar la tasa de interés en un horizonte de cuatro años a un nivel compatible con la internacional".

Las medidas
En línea con las palabras de la Presidenta, el Banco Central se vio obligado a actuar, elevando las tasas de interés al 11,75% para tratar de compatibilizar ambos objetivos.

Esta fue la segunda vez que realizó una movida de este tipo, desde que Dilma Rousseff asumiera su mandato, el 1 de enero pasado.

Para el economista Luis Palma Cané, "es muy bueno que tras un crecimiento del 7,5% en el 2010 y con perspectivas de suba para este año del 4,5%, se aplique una política antiinflacionaria".

Pero ésta no fue la única medida que se lanzó. Recientemente el Gobierno anunció un ajuste de 30 mil millones de reales en el presupuesto 2011, con el objetivo de ralentizar la suba del PBI y evitar presiones inflacionarias.

"El recorte apunta a desacelerar la economía sin noquearla", dijo el ministro de Hacienda, Guido Mantega, en rueda de prensa.

Crece el fuego cruzado entre el Ministerio de Economía y el Banco Central
En clara disidencia con la postura del actual presidente del Banco Central, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, se declaró partidario de alzas más modestas en las tasas.

"Me opongo a tasas de interés artificialmente elevadas", enfatizó el ministro, quien agregó: "Creo que medidas, como elevar los encajes bancarios, son más efectivas".

"El Ministerio de Economía y el Banco Central tienen objetivos claramente contrapuestos, ya que por un lado tienen un frente común, que es luchar contra la inflación, pero se enfrentan a un ingreso de capitales que puede desmoronar aún más la paridad cambiaria", sostuvo, Palma Cané a iProfesional.com.

"El real también tiene sus límites. Sería muy complicado si cayera mucho más allá de 1,60 unidades por dólar", acotó Martinez Burzaco.

En medio de esta lucha, el Senado emitió una señal contundente de respaldo a la política económica, al confirmar como Directores del Central a dos funcionarios de carrera, que se definen a sí mismos como luchadores contra la inflación.

Lo que vendrá
Son varios los analistas que coinciden en afirmar que es razonable esperar más alzas en la tasa de interés y otras medidas para enfriar la economía, en tanto los precios amenacen con subir más allá del tope señalado como meta oficial.

En este marco, los economistas consultados en el sondeo que semanalmente efectúa la autoridad monetaria, elevaron sus pronósticos para el IPC, por tercer mes consecutivo, a un 5,8% anual.

No obstante, la elevación de las tasas de interés agregaría más combustible al fortalecimiento del real, porque su rendimiento, que es de los más altos del mundo, atraerá aún más a los inversores que buscan mayores retornos, en un mundo donde la rentabilidad brilla por su ausencia.

"La suba de la tasa de interés ayuda a frenar el nivel de actividad, pero como es una de las más altas a nivel mundial, puede apreciar aún más a la moneda brasileña", dijo Palma Cané.

Cabe destacar que la misma acumula una apreciación de casi el 40% en los últimos dos años.

Su avance ha vuelto menos competitivas a las exportaciones del país e inundó el mercado con bienes más baratos del exterior, lo que avivó las críticas de la poderosa central industrial que tiene su sede en la ciudad de San Pablo.

En este marco, el Gobierno anunció tibias medidas, como un aumento de los impuestos sobre inversiones extranjeras, que pasaron del 5,76% al 6% que, en la práctica, no influyeron en absoluto en el desenvolvimiento del mercado.

"Lo ideal sería avanzar en restricciones mucho más severas que las actuales", agregó Palma Cané, quien concluyó afirmando que "la pregunta que deben hacerse es para qué quieren que entren 5.000 millones de dólares como en enero, destinados a la compra de bonos, que luego se van, afectando la situación económica del país".

Subir la tasa y enfriar la economía para frenar la inflación. Pero, a la vez, controlar por todos los medios disponibles que el alza en los tipos de interés no potencie el ingreso de dólares, que no hacen más que fortalecer al real.

Ese es el dilema que enfrenta la flamante primera mandataria. La salida del laberinto resulta compleja. En medio, el fuego cruzado entre el ministro de Economía y el titular del Central.

¿Podrá encontrar un equilibrio? De la respuesta a ese interrogante dependen miles de empresas argentinas. Y la política de tipo de cambio administrado que lleva a cabo el Gobierno K.