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Brasil hoy va a las urnas y el mundo espera al sucesor de Lula

Brasil hoy va a las urnas y el mundo espera al sucesor de Lula
03/10/2010 | El Presidente dijo que "Dios es brasileño" y dejó a Dilma Rousseff a un paso de sucederlo. Crecimiento económico y lucha contra la pobreza. La estrategia opositora.
 

“Nuestra calidad cultural más interesante es la alegría. Nosotros somos profundamente incompetentes para encajarnos en la realidad del primer mundo. Somos una mezcla extremadamente loca de todo. Esa mezcla es la que nos da una agilidad extremadamente interesante. Cuando De Gaulle vino aquí dijo: ‘Este no es un país serio’. Y tenía razón. Este es un país alegre. Es un país que se contrapone a la idea de la seriedad como un camino lineal de colocar las cosas y que tiene otra propuesta, donde la cuestión de la alegría es muy endémica. Este es un sitio donde puede nacer algo esperanzador para la humanidad: aquí un árbol de duraznos puede producir cualquier fruta desconocida, aquí es posible que venga lo imposible, el delirio utópico de la humanidad”. (Claudio Prado, ex coordinador del Ministerio de Cultura en el capítulo 3 de la miniserie BRIC).

Hace tiempo que Dios cambió de pasaporte. Ya Lula dijo, en medio de la campaña: “Dios es brasileño”, y más allá de las exageraciones, ni Dios podrá desentramar las boletas de una campaña electoral en la que compiten 21.674 candidatos a presidente, diputado, senador o gobernador: según la Folha de São Paulo, la elección se transformó en una inmensa usina generadora de empleo precario: tres millones de personas trabajan en Brasil vinculadas a la campaña, desde los hombres sándwich electorales hasta los equipos de imagen. Hay 800 mil personas que colaboran con Dilma Rousseff, que ya no es presentada como “madre” de todos los brasileños, sino como una especie de hermana mayor de Lula, junto a quien aprendió a gobernar. “Ella fue quien me ayudó a hacer un Brasil mejor”, dice Lula frente a una Dilma procesada por el make up de los asesores: con pelo más corto, sin lentes y con menos arrugas.

Las acusaciones de corrupción, los desplantes de Lula hacia la prensa y la actitud de algunos jueces de prohibir a los medios la difusión de noticias que afecten los intereses del PT aflojaron la boca de un presidente “condenado por el éxito”. “Nosotros ya no necesitamos de la opinión pública –dijo Lula–. La opinión pública somos nosotros”. L’opinion public c’est moi.

Mantener al final de la gestión un 80 por ciento de imagen positiva puede, también, ser un problema: Lula encabeza para Time la lista de las 100 personas influyentes que han cambiado el mundo (en la misma lista Barack Obama aparece cuarto), The Economist titula Brasil despega y Brazil on the Rise de Larry Rother y The New Brazil de Riordan Roett se ubican en la lista de best sellers.

Puertas adentro, O Estado declara, por primera vez en 135 años, su voto: irá para el social demócrata José Serra, y la Folha promete equilibrio aunque le advierte a Lula que no tolerará ninguna maniobra de control.

Ajeno a las disputas, Brasil crece: el año pasado pese al aumento del desempleo (fue del 8,3 por ciento), se creó un millón de nuevos puestos de trabajo. Brasil ya desplazó a España en el octavo puesto de la economía mundial, y crecerá por encima de la media latinoamericana este año: alrededor del 5,2 por ciento mientras el continente lo hará un 3,4 por ciento. La caída de la tasa de pobreza da una idea del vértigo de la economía: 35 por ciento en 2003, 27 por ciento en 2006 y 24 por ciento en 2008.

En los últimos cinco años, Brasil llevó a 30 millones de personas de la clase baja a la media, que hoy representa el 49,22 por ciento de la población, recibe el 46 por ciento de la renta nacional y tiene ingresos que van desde los 600 a los 2.600 dólares. Brasil es joven: seis de cada diez de sus 190 millones de habitantes tiene menos de 29 años; por eso, quienes proyectan la economía afirman que “su futuro está asegurado”.

“Hay algo que es novedoso para Brasil desde la década pasada: el éxito en las políticas contra la inflación. La mayoría de la gente no se da cuenta de lo importante que es eso, durante los últimos treinta años Brasil fue un completo caos. Y lo que hace que el caso sea más excitante es que ahora mismo doscientos millones de personas, por primera vez en cuarenta años, empiezan a creer que Brasil puede ser una economía grande y exitosa”, me dijo Jim O’Neil en Londres, en sus oficinas de Goldman Sachs.

La frase del creador del BRIC (la idea de Brasil, Rusia, India y China surgió de uno de sus papers, escrito en 2001) es un buen resumen del vértigo de los números: continuidad y mística, una especie de profecía autocumplida. Agréguele a eso alegría, cachaça, fútbol y una ingenuidad a prueba de balas: eso es Brasil. Hoy vota. Mañana, de un duraznero podrá surgir cualquier fruta novedosa. Incluso un durazno.