Ayer, un estudio de alumnos de periodismo publicado por Urgente24 entre otros medios, reflejó un dato demoledor. Desde el 2004 a esta parte, un entrenador no dura en el cargo más de 10 partidos. Esta es la cifra promedio que arroja el estudio y pone sobre la mesa en números la locura que se vive. Y ayer también nos preguntamos: ¿qué hacemos con esto?.

La semana pasada, Julio Grondona comenzó una ronda de consultas entre los dirigentes de más peso y la respuesta fue en general positiva. El nuevo torneo arrancaría en junio de 2011 y se prolongaría a lo largo de dos ruedas hasta mediados de 2012.

El máximo dirigente de la AFA siempre negó la posibilidad del retorno de los torneos largos, atento a que en un campeonato corto se reparten mejor las chances de salir campeón, lo que favorece a los equipos chicos; en los últimos 8 torneos de Primera se consagraron 8 campeones distintos, Estudiantes, San Lorenzo, Lanús, River, Boca, Vélez, Banfield y Argentinos. Entre ellos, sólo 3 de los considerados equipos grandes.

¿Qué le daría al fútbol la vuelta de los torneos largos? Algo más de tranquilidad, en principio, frente a tanta urgencia. Los clubes participantes no quedarían fuera de competencia o condenados tan pronto, como sucede ahora, y sus entrenadores dispondrían de un poco más de tiempo para armar sus equipos antes de ser sacrificados por una racha de malos resultados.

También se presume que un torneo largo impedirá que los equipos se de-sarmen a los 6 meses, como ocurre normalmente. Existe el temor de que un campeonato largo pierda rápidamente interés en caso de que un club se escape en la punta y saque gran diferencia, pero es difícil que con el nivel de paridad actual en el fútbol argentino suceda algo así.

En todo caso, la estadística no prueba nada: en el último torneo largo, el 89/90, River salió campeón con 10 puntos de ventaja sobre Independiente; pero en el Metropolitano de 1977, el torneo más largo de la historia del fútbol argentino –46 fechas, 23 equipos–, River logró el título por apenas dos puntos de ventaja sobre el conjunto de Avellaneda.

También se estudia impedir la apertura del libro de pases en diciembre, para que los clubes no puedan gastar más dinero en incorporaciones durante el receso, como sucede ahora, cuando se permiten cuatro refuerzos por escuadra. Eso redundará en la necesidad de mantener el equipo armado y colaborará con las economías de los participantes.

Sin embargo, no habrá cambios en el sistema que regula los descensos y los promedios se mantendrán. No hay quórum entre los equipos de Primera para derogar el polémico sistema, pese a que los clubes del Ascenso se quejan de que, con los promedios en práctica, resulta muy difícil hacer pie en la máxima división.