La muerte de un joven de 14 años que recibió en el cuello un disparo de bala de goma durante un operativo en el barrio Pío X desnudó la necesidad de implementar una nueva formación policial en la provincia. Desde diciembre del año pasado, el Gobierno ajusta los detalles de un plan que prevé la reestructuración de la Escuela de Cadetes de la Policía. Actualmente la instrucción es de dos años, aunque ya anunciaron que desde 2011 comenzará a ser de cuatro.
Se agregarán materias de práctica en el manejo de armas y tiro, además de cátedras cívicas. La planificación está siendo evaluada por un equipo de técnicos de los ministerios de Gobierno y de Educación de la Provincia.
Independientemente del trágico suceso del lunes, que sembró preocupación, la pretendida reestructuración educativa ya cuenta con el visto bueno del gobernador Ricardo Colombi. El pasado 26 de agosto, el mandatario anunció la puesta en marcha del proyecto, al responder a los vecinos de la localidad de Virasoro que justamente le habían reclamado medidas para frenar la inseguridad.
Por otra parte, en la cartera de Gobierno señalaron que se aplica desde febrero el programa “Academia y orden cerrado”, por el cual deben pasar obligatoriamente todos los policías que están en servicio. Allí refuerzan la instrucción en tiro, reducciones, operativos y defensa. Fue una de las primeras medidas del área para comenzar a revertir años de déficit en la capacitación técnica y psicológica del personal.

Falta de capacitación
profesional
Walter Machuca, licenciado en Seguridad, egresado de la Universidad de la Policía Federal e instructor de tiro, destacó que la Policía de Corrientes cuenta con un solo cuerpo especializado, la Policía de Alto Riesgo (PAR), que se dedica a la práctica y formación permanentes. El personal de esta unidad es una tropa de elite creada para intervenir en situaciones especiales, y que llega allí tras cumplir ciertos requisitos.
El resto de los efectivos reciben nueve meses de instrucción y egresan como cabos. “Necesitamos una capacitación profesional de los hombres y eso es una decisión política”, señaló Machuca.

El especialista explicó, además, que desde lo psicológico, alguien que no tiene formación en el manejo de armas “está sobreexigido en situaciones de crisis, como una persecución o un hecho delictivo. Allí, la adrenalina está al máximo y la persona debe estar preparada técnicamente para actuar con precisión”, insistió.