Política
El vocero de Kirchner, furioso con la seguridad en Corrientes

El vocero de Kirchner, furioso con la seguridad en Corrientes
27/08/2010 | A los gritos, Alberto Paradela amenazó con "meter presos" a los hombres del Hotel Guaraní que "graduaban" el ingreso de los periodistas a la conferencia de prensa del ex Presidente. La simple respuesta que lo dejó en ridículo. Mirá el vídeo en la columna derecha.
 

CORRIENTES.- El millar de militantes en las afueras del emparchado frente del Hotel Guaraní y los numerosos dirigentes correntinos que desfilaron por sus elegantes pasillos, vivieron con fervor la sesión del Consejo Nacional del PJ que se realizó por primera vez en esta provincia.

Claro que no faltaron los encontronazos. En este caso, se trató de una nerviosa escaramuza entre Alberto Paradela, vocero del ex presidente Néstor Kirchner, y miembros locales del fuerte operativo de seguridad dispuesto en torno a los consejeros justicialistas. El vocero del actual titular del Partido Justicialista montó el cólera cuando la gente de la organización del encuentro intentó restringir el acceso a parte del nutrido grupo de periodistas locales que querían subir hasta el quinto piso del hotel, a fin de esperar la conferencia de prensa de Kirchner y el intendente local, Carlos "Camau" Espínola.

"Dejálos pasar, los voy a hacer meter presos a los dos en este mismo instante", gritó desencajado el jefe del prensa de Kirchner a los hombres de la empresa privada "Halcón Seguridad" que habían sido contratados para contener a la prensa y a los invitados especiales. "Ustedes no saben nada, es una vergüenza que esté por empezar el acto y no haya prensa", se quejaba Paradela a los gritos, mientras digitaba frenéticamente su teléfono celular e incluso intentaba arremeter a los empujones contra los custodios.

La explicación de los responsables del operativo de seguridad privada y de la jefa de prensa de Camau Espinola, Laura Tribbia, fue tan simple como irrebatible: los dos ascensores del hotel sólo tienen la capacidad para trasladar a diez personas a la vez, de allí la necesidad de graduar el acceso.