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Análisis y pronósticos de la prensa sobre la salida de Carrió del Acuerdo Cívico

Análisis y pronósticos de la prensa sobre la salida de Carrió del Acuerdo Cívico
13/08/2010 | La lectura de los editorialistas sobre la salida - por ahora- de Elisa Carrió del Acuerdo Cívico y Social. Cómo queda el mapa político local de cara a 2011.
 

Por ahora dejó Elisa Carrió del Acuerdo Cívico y Social."Por ahora estamos afuera del Acuerdo", le dijo ella a La Nación un rato después de que se difundiera el texto enviado a los cuatro dirigentes del radicalismo con quienes mejor se lleva (Alfonsín, Gerardo Morales, Mario Negri y Ricardo Gil Lavedra). Por ahora "El ACyS tiene puertas abiertas para entrar y salir", dijo el presidente de la UCR Ernesto Sanz.

La lectura entre líneas de los medios de los principales medios de prensa y los pronósticos de cara a 2011:

Bajo el título "Carrió sueña de nuevo con Solá y Reutemann para la pelea del 2011" pronosticó Eduardo Van der Kooy en Clarín:

¿Elisa Carrió haciendo alianza con el peronismo disidente? El interrogante, tal vez descabellado semanas atrás, comenzó a tomar cuerpo después de la crisis renovada que se desató en el Acuerdo Cívico. Una crisis que gira, de nuevo, en torno a la diputada de la Coalición.

Al margen de las especulaciones que podrían hacerse sobre aquella convergencia, lo que boya en superficie de la realidad son las mutaciones y las inestabilidades casi cotidianas que padece el arco opositor. Le sucede a la traumática convivencia del radicalismo, con los socialistas y la Coalición. Le ocurre también al peronismo disidente con Mauricio Macri.

Es cierto que las elecciones presidenciales están distantes en el imaginario social. Pero también es verdad que la oposición no podría llegar a agosto del año que viene —cuando se realicen las internas abiertas y obligatorias— con el grado presente de incertidumbre. A mas tardar, en el próximo verano deberían comenzar las definiciones en torno a las candidaturas y los alineamientos que vendrán. Sería el tiempo mínimo para que los adversarios de Cristina y Néstor Kirchner puedan captar confianza en una electorado que parece observar el panorama con mucho escepticismo.

Cuando Carrió habla del peronismo federal refiere, sobre todo, a dos personas: Felipe Solá y Carlos Reutemann.

Con el jefe del bloque del PJ disidente trabó un vínculo intenso desde el conflicto con el campo. Integró también un tándem decisivo en las estrategias opositoras en Diputados. Con una excepción: Solá piloteó el bloque opositor que promovió el relevo de Eduardo Fellner como titular de la Cámara de Diputados. Carrió frenó esa maniobra porque, por entonces, la juzgó de riesgo institucional.

Visto los resultados y las mañas oficiales que la oposición debe eludir para empujar cada proyecto, tanto Solá como Carrió, quizás, deben estar sufriendo arrepentimiento.
Las insinuaciones de acercamiento político de Carrió con Solá no son nuevas. Ocurrieron también durante las legislativas del año pasado. Pero el ex gobernador bonaerense se vió casi siempre forzado a trazarles un límite: “Yo soy peronista” , repitió en cada circunstancia comprometedora.

La cercanía a Carrió le acarrea a Solá inconvenientes con el tramado en el peronismo disidente. Ninguno de los restantes dirigentes de ese sector —con excepción de Reutemann— resultan potables para la líder de la Coalición.
En esa mirada, para ser justos, existe estricta reciprocidad.

Dijo Fernando Laborda en La Nacion:

Con aliados así, no hacen falta enemigos. Eso podría pensar cualquier ciudadano desapasionado tras la secuencia de desplantes y ninguneos a los que se sometieron mutuamente varios líderes de la oposición.

Al margen de que el alejamiento de la diputada Elisa Carrió del Acuerdo Cívico y Social puede aclarar algo el confuso escenario en el que aparecen dirigentes de la UCR, la Coalición Cívica, el socialismo del gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, y el GEN, de Margarita Stolbizer, la oposición no hizo más que dar malas señales frente a un problema que preocupa a mucha más gente de lo que habitualmente se piensa: la gobernabilidad.

Es que el estigma del fracaso de la Alianza UCR-Frepaso en los inicios del siglo XXI todavía permanece latente en la memoria colectiva. A tal punto que parte del crecimiento experimentado en los últimos meses por los Kirchner en las encuestas obedece a la percepción de dudas y errores en la oposición.

(...)

Diálogo y un estilo de gestión alejado de la crispación de los Kirchner son dos de las demandas más claras del electorado. El retroceso que vienen experimentando los dirigentes de la oposición desde las elecciones de junio de 2009 puede explicarse por el hecho de que no han sabido hasta ahora encarnar una alternativa a ese requerimiento ciudadano.

Y a las peleas personales, se agregó, para colmo, un manto de dudas sobre la posición de los dirigentes del Acuerdo Cívico y Social acerca de pilares de cualquier futuro programa de gobierno, como la cuestión de las retenciones.

Frente a un escenario que se presagia cada vez más golpeado por la inflación, las posiciones de la oposición en materia económica y sobre el papel del Estado plantean muchos interrogantes sin respuesta que ni siquiera el éxito legislativo de la reforma del Indec puede tapar.

Dijo Ignacio Zuleta en Ambito Financiero:

"Estoy desarmando la cama para volverla a armar porque así terminamos de nuevo con Moreau en la ANSES". Con esta frase, pronunciada con la alegría de sus mejores momentos, se despidió ayer Elisa Carrió hacia un encierro en las sierras de Córdoba, y también de los malos del radicalismo cobista, con quienes -dijo- una alianza electoral opositora puede repetir ese desastre de la Alianza en 1999. En una extensa carta, cargada de frases hirientes, tomó más distancia que nunca de la entente UCR-Coalición Cívica, que presume de haber vencido en el orden nacional al kirchnerismo en las elecciones del 28 de junio. Avisó que, con lo que ve que hace hoy la conducción de la UCR, esa liga se dirige a un fracaso que puede incluir una victoria electoral, pero la imposibilidad de gobernar. Adelantó que en 20 días su fuerza decidirá si se separa formalmente de la Alianza Cívica y Social, tiempo que espera les sirva de reflexión a sus socios.


Dijo Fernández Gónzalez, director periodístico del Cronista Comercial:

La Argentina no da tregua ni respiro. El país del Bicentenario no es el granero del mundo ni aquella potencia industrial que promocionó Perón a su regreso del exilio en los ‘70. La Argentina del Bicentenario es el gran país de la confrontación.

Ayer fue Elisa Carrió la que puso una granada en el corazón del Acuerdo Cívico para hacer volar en mil pedazos sus lazos con la Unión Cívica Radical que la vió nacer y con el Socialismo, sus socios con los que fue a elecciones hace sólo un año (ver pág. 8). Pero en los últimos días también afloraron las diferencias entre los posibles candidatos del Peronismo Federal y una serie de improvisados candidatos kirchneristas bonaerenses (Aníbal Fernández, Florencio Randazzo, Amado Boudou) surgió por sorpresa para acentuar las complicaciones que ya tiene con su gestión el gobernador Daniel Scioli.

Estas disputas criollas acompañan las batallas crónicas de los Kirchner contra la prensa no domesticada, las organizaciones del campo; los grupos empresarios; la Iglesia y cualquier otro sector que se interponga en su camino.

Así va la Argentina a 200 años de la Revolución de Mayo. Con más confusión, más pobreza, más inseguridad y demasiados dirigentes más ocupados en discutir el poder que en usarlo para cambiar las cosas.


Dijo Juan Manuel Asis prosecretario de Redacción de La Gaceta:

La convivencia política con Elisa Carrió es difícil. Es una figura de primer nivel, imposible de dejar afuera en un marco de oposición seria, pero igualmente inmanejable por su carácter personalista, casi fundamentalista. Sus últimos socios, los del Acuerdo Cívico y Social (UCR, GEN, socialistas) "la sufrieron" hasta ayer. Deben haber respirado aliviados cuando Lilita les comunicó que los abandonaba. Fiel a su estilo, lo hizo "revoleando la media" para dejar mal parados a sus ex amigos: "transitarán el fracaso estrepitoso de la Alianza", vaticinó. ¿Mensaje?: los que se quedan perderán; ella, la que se va, será la ganadora. Lo real es que seguirá sola, y con un débil acercamiento parlamentario a Felipe Solá; tal vez pensando en una candidatura presidencial sin tener que atravesar una interna abierta con Alfonsín y con Cobos (igual que los "K"). Seguramente, en el ACyS hubo más sonrisas que lamentos, al igual que en las filas kirchneristas: ven que Carrió divide a la oposición -¿funcional a los Kirchner, como dijo Stolbizer?- de cara a 2011. Los peronistas disidentes también habrán esbozado una sonrisa, porque sus chances de llegar al balotaje se acrecientan cuando los terceros en discordia se descuartizan.