Si bien el tema de la renovación del 10 de Boca Juniors, empezó a hablarse seriamente desde fines de mayo, recién ganó un fuerte protagonismo el 29 de junio, cuando Juan Riquelme aseguró que iba “a escuchar ofertas de otros clubes”.

El viernes 16 de julio llegó el segundo llamado de atención. “¿Cuánto más tengo que esperar?”, preguntó enojado el volante. Y el siguiente jueves fue más lejos aún: “Lo que ofrece Boca es para reírse”.

Un día después de esa declaración, Ameal confirmó en conferencia de prensa la realización de una nueva propuesta, a la que consideró “muy importante” y que tendría una extensión de cuatro años (como quería el jugador).

El miércoles 28 Román aceptó de palabra ese ofrecimiento, dando a entender que la situación estaba resuelta: aparentemente, las mejoras de la oferta no estaban en el monto del contrato (US$ 5 millones por 4 temporadas), sino en las formas de pago. “Ya me siento jugador de Boca”, dijo Román Riquelme.

Sin embargo, el 31 de julio aparecieron trabas impositivas y la negociación volvió a quedar en stand by. En esos días, entró en escena Ricardo Etchegaray, titular de la AFIP, que le dejó un mensaje claro a Ameal: “Riquelme tiene que pagar Ganancias y el club se las tiene que retener”.

Mientras las dudas regresaban, la tensión dentro de la CD alcanzaba su punto de ebullición. De hecho, hasta llegó a hablarse de una pelea a golpes de puño entre el tesorero del club, Daniel Angelici (cabeza del macrismo dentro de la dirigencia boquense), y Ameal. “Hubo una discusión fuerte, pero sin agresiones”, indicó Angelici, que adelantó que presentará la renuncia.

“Yo quiero que Riquelme siga en Boca, pero no con este contrato de 4 años. Yo era partidario de firmar uno por dos, y que no estuviera atado a un dólar libre. Después de que se apruebe el balance de este año, voy a renunciar”, explicó el tesorero.

Mientras desde el entorno de Ameal se denunció un supuesto complot del ala macrista para “echar al presidente”, del otro lado retrucaron que se estaba hipotecando al club. Finalmente, Ameal limó las diferencias con el jugador y se llegó a un acuerdo: el contrato será por 4,5 millones por los 4 años y otro medio millón por un partido de despedida. El impuesto a las Ganancias será pagado en partes iguales por el club y el jugador.

¿Punto final? Para nada. Como la votación que finalizó a favor de la renovación de Riquelme no fue dentro del formalismo de la CD, hoy se realizaría la votación “formal”. Pero aún así, la incertidumbre podría extenderse...

Es que por más que haya dictamen mayoritario a favor de la continuidad del 10, Angelici podría apelar el artículo 6º del Estatuto de la AFA, según el cual las directivas de los clubes “no podrán contratar o asumir compromisos que afecten al patrimonio del Club, conforme sus propios estatutos, por una plazo mayor de dos años, salvo que resulten facultadas para ello por una Asamblea Extraordinaria”. Así, se convocaría a una Asamblea de Representantes, que se efectuaría recién en septiembre...