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Las alianzas probables ponen al peronismo en ebullición

Las alianzas probables ponen al peronismo en ebullición
23/07/2010 | Néstor Kirchner podrá haber remontado "algo" en las encuestas pero su mochila es muy pero muy pesada en distritos del Gran Buenos Aires y de muchas provincias. El hartazgo que provocan los Kirchner en amplios sectores de la población, no ha decaido. Es cierto que todavía no hay un atractivo homogéneo para ese cansancio pero lo cortés nunca quita lo valiente. Y en Mendoza hay un caso testigo interesante.
 

Carlos Reutemann dijo que él no era la persona indicada para 2011, y entonces se subieron a la escena Eduardo Duhalde y Mauricio Macri.

No habían hablado en mucho tiempo hasta la tarde del miércoles 21/07, cuando Macri llamó por teléfono a Duhalde para anticiparle que pediría su propio juicio político en la Legislatura porteña.

Resulta impostergable ya un acercamiento entre Duhalde y Macri, aunque no hay negociadores ni agenda de negociaciones. Solamente necesidades y oportunidades.

Macri insiste en que él no buscará al Peronismo Federal pero habrá acuerdo antes de los comicios de 2011.

Duhalde dice que él no buscará a Macri porque éste no se ha interesado en el peronismo, pero reconoce que Francisco de Narváez puede ser la bisagra.

¿Y qué ocurre mientras tanto en las provincias donde el no kirchnerismo puede alcanzar el poder en 2011?

No hay paciencia para tantas prudencias y recatos. Muchos quieren definiciones más pronto que tarde. Y pareciera que Duhalde es el más cercano al diálogo hoy día, y ahí van.

Así cuenta Mario Fiore en el diario Los Andes, de la ciudad de Mendoza, lo que ocurre en esa provincia de Cuyo (donde Macri no hizo un buen debut acompañando a 'Orly' Terranova, un negocio más que un candidato):

"Ni en aquellos días de ebullición política en los que era presidente de la República y jugaba a todo o nada la continuidad de su gobierno, Eduardo Duhalde tuvo tanto predicamento en la clase política mendocina como ahora.

Recordemos: corrían los primeros meses de 2003 y Duhalde escogió a Néstor Kirchner para enfrentar en una elección presidencial anticipada a Carlos Menem, su antiguo archirrival.

Entonces, los dirigentes del PJ local hicieron caso a cuenta gotas a la orden de la Casa Rosada de apoyar la candidatura del patagónico y se volcaron con más fuerzas a impulsar al riojano, o al puntano Adolfo Rodríguez Saá.

Se sabe, en aquella ocasión la fórmula Kirchner-Scioli, apadrinada por el "Cabezón", sólo sacó en Mendoza el 9 por ciento de los votos.

Pero la política argentina es dinámica, vertiginosa.

Después de estar dominada durante siete años por las decisiones que desde Buenos Aires tomó el matrimonio Kirchner, que encolumnaron a peronistas y radicales a favor y en contra, hoy los partidos más importantes están mirando a otro lado.

Vamos por partes:

Los peronistas oficialistas ven a la candidatura de Kirchner como una verdadera mochila.

Los peronistas disidentes creen que se puede gobernar sin los métodos y las ideas K.

Los radicales, que fracturaron su partido por la aventura de la Concertación, ponen sus fuerzas en consolidarse ahora, todos unidos, como la verdadera alternativa al Gobierno actual.

Y los demócratas, en su mayoría, dicen haberse dado cuenta de que no se puede gobernar sin el peronismo, aunque aclaran que la alianza tiene que ser con los anti-kirchneristas.

En este contexto, todos miran a Duhalde, lo que hace, lo que dice, cómo se mueve. Pero sobre todo los peronistas -en sus dos arcos- y los demócratas están a la caza de los gestos del ex presidente. Por ahora, casi ninguno de los referentes más destacados de estos sectores ha podido tener conversaciones fluidas con el bonaerense. Lo buscan desesperadamente.

Lo que sucede en el justicialismo mendocino es difícil de entender para un ciudadano de a pie. En el Peronismo Federal, que tiene a Duhalde como su figura más activa, convergen dirigentes como Vicente Russo, Daniel Cassia, Simón Bestani, Carlos Abihaggle y Enrique Thomas, todos con muy distintos puntos de partida.

A ellos se sumará el vicegobernador Cristian Racconto, un trofeo con más peso simbólico que otra cosa dado su escaso poder territorial. Dentro de estos dirigentes tan variopintos, los candidatos a presidente van cambiando. A algunos les gusta Duhalde, a otros, Felipe Solá (Thomas) y a otros el porteño no justicialista Mauricio Macri (Bestani). Hay, también, quienes esperan que finalmente el "Lole" Reutemann se decida de una buena vez.

En el justicialismo oficialista, que por ahora venía encolumnado ciegamente con los Kirchner, las cosas están complicadas. Ninguno de los intendentes -que son los verdaderos dueños del partido- quiere sacar los pies del plato e irse por afuera del PJ en las próximas elecciones. Por eso esperan, casi sin esperanzas ya, que Duhalde se anime a darle pelea a Kirchner en la primaria del PJ.

Si eso sucede, están decididos a jugar con el "Cabezón" y formalizar la ruptura de una relación con el Gobierno nacional que sólo se basó en la conveniencia mutua. Pero como es poco probable que Duhalde vaya "por dentro" del PJ oficial que maneja Kirchner, especulan con la idea de anticipar las elecciones provinciales y esquivar el bulto.

Lo del PD es un poco menos confuso. Hoy la mayor parte de los dirigentes más encumbrados acepta la idea de armar una alianza electoral con el peronismo disidente para poder llegar a gobernar la provincia el año que viene. La condición que ponen es que el candidato a gobernador sea un demócrata y que haya un plan de gobierno consensuado.

En esta línea se inscriben Carlos Balter (que ha visitado en más de una oportunidad a Solá en Buenos Aires), Carlos Barbeito, Diego Arenas y Carlos Aguinaga y cuenta con el visto bueno del intendente de Luján, Omar Parisi.

Este grupo, o por lo menos la mayoría de sus integrantes, ya tiene decidido dejar de lado como opción "A" a Mauricio Macri. El fracaso electoral de 2009, cuando el PD se vistió con los colores del PRO, la escandalosa ruptura de este año por las candidaturas de Capital y el pésimo momento político que atraviesa el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se suman para que prime la necesidad de cambiar de estrategia. Sólo el diputado nacional Omar De Marchi sigue haciéndole el "aguante" a Mauricio.

Sin embargo, nadie le quiere cerrar las puertas a Macri definitivamente.

Por eso todos miran a Duhalde, al igual que los peronistas federales y los que hasta hace poco tributaban en el kirchnerismo.

Creen que si Duhalde suma a Macri, esto podría replicarse en Mendoza, más allá de que el dirigente porteño tenga escasa penetración territorial por estos lados.

"Macri antes era una ‘estrellita', pero ahora deberá acompañar al Peronismo Federal, no le quedará otra", explica un demócrata que se entusiasma con Solá y con Duhalde y que imagina que en nuestra provincia algún jefe comunal del peronismo podría animarse a apostar por una fórmula encabezada por un "ganso" y secundada por un justicialista bien anti-K.

Entre tanto vértigo, algunos demócratas piden más cautela. Es el caso del intendente de San Carlos, Jorge Difonso, que quiere -al igual que Parisi- que el partido se concentre en revitalizarse puertas adentro. "Si pensamos todo desde lo nacional volveremos a equivocarnos, la única que vez que casi llegamos a ser gobierno fue en 1999 cuando no llevamos candidato a presidente", señala el sancarlino.

Todavía falta un año para las elecciones primarias.

En estos tiempos de incertidumbre, los políticos mendocinos -su gran mayoría- miran a un viejo dirigente, que había prometido retirarse de la política, y esperan que los guíe.

Dicen saber qué quieren los Kirchner y cómo intentarán mantenerse en el poder.

La sorpresa, entienden, sólo puede darla su mentor y más furioso antagonista dentro del justicialismo: Eduardo Duhalde."