El mismo hecho -para sembrar confusión- ya lo había llevado acabo un empleado de Tompkins el pasado 2 de mayo en las afueras de Mercedes.

El episodio se repitió a inicios de semana pero en la capital correntina y se pudieron ver los mismos afiches que se habían pegado en Mercedes, pero esta vez cerca de la casa de Gobierno provincial.

Los afiches que eran de color verde y tenían el contorno del mapa de Corrientes similares a la que identifica a la fundación Ibera Patrimonio de los Correntinos, rezaban en un tono llamativo la leyenda "Ibera, la reserva de todos los correntinos".

En un espacio inferior el cartel pegado en pleno centro -sobre las intersecciones de calles 9 de Julio y San Juan- sostenía en tono de advertencia que "el gobierno quiere achicar la reserva, impidámoslo". Sobre el final lo que impresionaba como un mensaje confuso, en torno a la esencia de la fundación identificada con esos colores y ese logo, aparecía una inscripción de internet como responsable.

El cambio de política comunicacional sucia de sus empresas disfrazadas como ong sin historia desnuda además que al extranjero ya no le conforma pagar programas televisivos de Buenos Aires, ni actores ajenos para que adviertan los "peligros" en la cuenca; hoy sin la "entrega de un gobierno cómplice como el de Arturo Colombi" necesita "consenso social".

El yankee está demolido y por eso pasó al ataque sin miramientos. Los mensajes confusos y a cara descubierta serán ahora una constante del empresario inmobiliario extranjero; quien podría aparecer en la próximas horas vinculado a una causa judicial que investiga la compra y venta de tierras fiscales en los esteros del Ibera.