Santa Rosa
Denuncian que se duplicó el número de adictos

04/07/2010 | Dicen que, por las noches, la plaza del pueblo se convierte en el centro en el que desembarcan los jóvenes ya drogados. Habitantes del lugar insisten en que no alcanza la seguridad policial y que se debe conformar un instituto para atender este tipo de problemas.

 

María es una de las madres del pueblo de Santa Rosa que padece en carne propia lo que significa tener un hijo drogadicto. “Drogadicto” es una palabra fuerte como así también la desdicha que se presenta cuando esta mujer, junto a muchas otras, pide desesperadamente una ayuda a quienes tienen los medios para evitar que la droga se lleve a los chicos.
“Vengo luchando hasta hoy en día por este flagelo que comienza en edades cada vez más bajas”, dijo a “época” al mismo tiempo que aseveró que los casos de drogadicción se duplicaron. “Después del hecho de Ramiro se duplicó la adicción, eso está presente acá y ahora, para poder combatirla, necesitamos ayuda, ya no sabemos más cómo decirlo ni a quién, nadie nos escucha”, agregó.
La droga ganó las calles. Desde marihuana (la más consumida) hasta pegamento y pastillas y, por supuesto, el alcohol ayuda en todo el cóctel adictivo.
A raíz de la denuncia mediática que días atrás puso sobre el tapete la triste situación por la que pasan niños y jóvenes en Santa Rosa, María señaló: “Sé que están investigando sobre los casos de prostitución infantil pero acá las chicas que consumen en la plaza se convierten en acosadoras y hasta buscan a los efectivos policiales”.
Lo cierto es que, enceguecidos por su afán de consumir, los jóvenes tienden a caer en la prostitución, asaltos, robos, violaciones. “Hechos inexistentes de un tiempo a esta parte y todo esto es culpa de esta maldita epidemia”, sentenció María.

Un rotundo cambio
Desde hace cuatro años el pueblo, distante unos 160 kilómetros de la capital correntina, destacado por la tierra colorada y sus frondosos árboles, dejó de ser tranquilo para convertirse en “tierra de nadie”. En el pueblo, con cerca de 16 mil habitantes, sólo existen 16 policías, dos de ellos son efectivos femeninos. Muestra de que ante tal flagelo habría que poner más atención en el foco. Según el ministro de Gobierno de la Provincia, Gustavo Valdés, y el intendente local, Juan José Encinas, se están realizando investigaciones en el lugar. Los apáticos habitantes del pueblo esperan que esto no sea sólo por el momento ya que los antecedentes de ayudar no son buenos. “La última vez que vinieron del Ministerio de Salud Pública nos dijeron que cada siete días iban a venir a trabajar con los chicos de acá y nunca más vinieron”, dijeron.
“Necesitamos un instituto con gente especializada sobre el tema. Exigimos más seguridad, nosotras (las madres) solas no podemos hacer nada; el pueblo se llenó de caras extrañas, pedimos un destacamento de Gendarmería porque no podemos llegar a saber si la distribución es de alguien de acá”, agregó María.
“Necesitamos una ley de emergencia sanitaria, no es una exageración, quienes duden tienen que estar acá para ver lo que es la noche o la tarde, los fines de semana, jóvenes con rostros idos”, graficó. Su hijo tiene 16 años, desde los 13 se inició en la marihuana y aún ahora con mucha atención por parte de su madre no puede salir de este mal. “Recae siempre, está bien seis meses, después recae, si bien no en la droga sí en el alcohol, que también es una adicción”, explicó. Hace poco el joven estuvo internado por 72 días en el hospital San Francisco de Asís de Corrientes porque en la zona no existe ningún centro médico que se dedique a atender esta problemática.
“Que el Gobierno no mire al costado. Nadie toma en serio esto, a mí esta maldita epidemia me destruyó, le destrozaron la vida a mi hijo, qué tipo de juventud estamos queriendo nosotros con esto”, se preguntó al mismo tiempo que volvió a mencionar que desde hace años pide ayuda y, al parecer, a nadie interesa lo que sucede. “Los chicos se están muriendo”, dijo.