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La Filosofía del Rejunte: De Carta Abierta a Víctor Hugo (Sarlo, Verbitsky, Gardel y Le Pera...)

La Filosofía del Rejunte: De Carta Abierta a Víctor Hugo (Sarlo, Verbitsky, Gardel y Le Pera...)
29/06/2010 | Ricardo Forster y Horacio González. Víctor Hugo Morales y Horacio Verbitsky. Pero también Jorge Asis, Marcos Aguinis y hasta Jorge Fontevecchia. El autor hace un repaso puntilloso por algunos mitos y ritos de la Argentina contemporánea. Ah... también José Pablo Feinmann, ¿cómo iba a faltar?  

Cuando una idea sobre sociedad, política, economía, accede a un puesto de mando, desde donde se puede realizar, se busca a sus ideólogos, aquellos que nutrieron la teoría que se está practicando. Para atacarla, para defenderla; justificarla u oponerse. Para saber de qué se trata.

Con el actual gobierno resulta problemático. ¿Quién puede decir que esto que nos pasa, el gobierno nacional, surgió de un congreso, una jabonería, una conjura, un punto de luz? ¿Dónde la idea madre que acunó a estos críos?

Difícil el análisis. Escondido el argumento defensor. Errático el ataque.

Los que hoy aparecen, con su palabra, sus escritos, en la primera línea de interpretación de los hechos, tienen problemas para centrar sus argumentos. A favor o en contra. Las dudas están en ambos campos

Ricardo Forster y Horacio González, los más visibles, también los mejores, oscilan entre la argumentación general y la crítica sobre un opositor o una posición opositora en particular. Allí brilla el conocimiento. De la esgrima y el ataque al flanco débil hay historia. En la argumentación general no hay desacuerdos existenciales: viva el futuro. Seamos mejores. Que haya justicia. Repongamos el abecedario. El sendero es nacional y popular. En la defensa irrestricta de lo que pasa flaquean. En algunos temas ignoran de qué se trata.

Escuchar a González es impostergable, si se tiene tiempo, porque hay que escucharlo (leerlo) dos veces. En parte por la imposibilidad intelectual de quien escucha o lee. También por su malabarismo para sostener una posición (de avanzada) en mitad de un campo, la realidad política nacional, donde no son tantos los avances y muchas las formas del retroceso que encubren los discursos y los hechos del gobierno, al que Horacio fortifica (intenta) con sus palabras. Honesto esfuerzo intelectual. Honesto

Ricardo Forster ya es un súper panelista y eso está bueno para la televisión gubernamental. Ojalá no se quede en Canal 7 y pase a paneles más variados. Es convincente. Un rostro enojoso y quejoso (convincente) es la base de un buen panelista. Hay personajes menores que viven de su cara de enojados. El señor Fucks uno de ellos. Cuando se transcribe a papel lo que emiten, guturalmente, queda poco. Eso es lo bueno de Forster. Deja carnadura con sus enojosos argumentos.

El caso de Horacio Verbitsky es simple. Debe atacar. Ésa es su índole. Debe usar argumentos, liarlos unos con otros hasta encontrar un completo verosímil. De eso ha vivido. El país que soñó (si señor, si, alguna vez soñó un país, es como cualquiera de nosotros, tiene sueños; o como Celedonio Flores, tiene odios que nunca los dice…) el país que soñamos se está yendo de su vida activa, de nuestras vidas, pero fue/es lo que pedía Fioravanti del fulbá izquierdo o marcador de punta derecha: que sea un feroz cancerbero.

Horacio Verbitsky es un guardián de la cueva. De los mejores. Sería fenomenal que alguna vez sea él quien nos explique esto que sucede. ¿Qué quieren, ideológicamente hablando, los gobernantes nacionales? El señor y la señora K: ¿qué pretenden? No lo hará. No es su trabajo. Verbistsky es un típico contragolpeador. El actual gobierno tiene mucho de Verbitsky.

Aníbal Fernández no es broma, se inviste de un género teatral nacional muy usado sobre la primera mitad del siglo XX. Aníbal es fiel exponente del grotesco, también del sainete. Leyó a Jauretche. Se nota. No es Jauretche; tampoco es ministro. Trabaja en una obra de Goldoni.

La más brillante pluma que se opone a lo que nos pasa obliga a que miremos dos veces al gobierno, para revisar la razón de nuestra oposición. Beatriz Sarlo, a caballo entre las luces malas del centro y la intelectual rigurosa, que seguramente leyó a Simone y Hanna, como también a Susan Sontag y a Oriana, termina despeinándose cuando critica. Beatrice nos obliga a mirar dos veces al gobierno. Un peronismo que no le fue dado, un “cincuentismo” que le repele, un “montonerismo” que no termina de anatemizar y una intelectualidad que concluye en periodismo dominical. Es deliciosa en la charla cotidiana. Es un regocijo si se la escucha o se la lee. La Sarlo es una verdadera intelectual cotidiana. Sin el peronismo y aquellas regocijantes revistas: Unidos y Puntos de Vista, qué sería hoy de ella… y de nosotros. El inútil contrafactismo encandila. Conservo un ejemplar de Unidos donde firman, en el mismo número, Sarlo, González, e integran la comitiva Chacho Álvarez y Felipe Solá.

Acusado por las pintadas en las paredes oficiales, donde lo han elevado al rango inmediatamente superior al que se merece, Joaquín Morales Solá es el periodista que mas asiduamente lleva delante el ataque sistemático a la administración actual. Lo ayuda Carlos Pagni, pero este último no tiene una prosa brillante. Sin prosa no hay relato.

Para el columnista lo que nos pasa es Alfonsín ayer, Kirchner hoy. El lugar desde donde escribe Morales Solá no es el de Joaquín, aquel muchacho de la Gaceta tucumana. El lugar desde donde escribe es el mejor para entender qué sucede en una clase social que lo lee (leemos) regocijándonos de la alambicada finura con la que desfigura una realidad, torciendo los rieles. Sus columnas trabajan para el sobresalto y la exasperación.

Toda interpretación es personal y toda realidad es múltiple. El que mire lo que nos pasa por los textos de Morales Solá tendrá problemas con los semáforos y la dirección de las calles. El es unívoco. Lo fue y lo es. Lo que nos pasa no lo solucionan sus textos, pero ayudan a mantener el fueguito de la Recoleta encendido. No marca la contradicción, simplemente mira desde un escorzo bien vestido y bien regado (ah… sin el marxismo ¡qué difícil se hacen algunas cosas…!) Con ésa pequeña luminosidad, ese reflejo, sesgado, que farfulla Joaquín, miramos un pasado que se añora y que, como indica Le Pera: ya no se puede resucitar. La luminosidad que posee es luz de luna. Nadie dirá que Morales Solá es un sol.

Uno de los pocos que ha entendido bien dos cosas, el peronismo irredento y la certeza populista de nuestra cadena helicoidal, es Jorge Asís. Al 'Turco' es divertido leerlo. Es churrigueresco, cierto, pero lo suyo es el resultado de fuentes informativas alternativas (no las que nutren a los demás, adocenadamente) y una pluma que hace buen uso (y abuso) de la palabra. Cohetes, piñata y papel picado. Tan, pero tan argentino.

Un ejercicio de sincericidio obliga a mencionar al más churrigueresco de los personajes salientes de nuestra cotidianeidad: Víctor Hugo Morales. Lejos de otro locutor, Alfredo Zitarroza, de Viglieti, de Felisberto, del viejo Onetti, el relator uruguayo es del linaje de la familia Churriguera. Nunca sabremos si leyó a Pitigrilli o su discurso es mera casualidad.

Aguinis es un escritor cordobés. Monner Sánz un denunciero fifí. Fontevecchia merece mi respeto: laburaba, hacía fenomenales revistas cuando tenía imprenta de obra (el padre). Sebreli y Grondona, como los mencionados, aún existen, pero no son periodistas. Periodista es Lanata. Periodista es Orlando Barone. Mirar qué fueron, escuchar qué son. Hay muchos periodistas. Les cabe el reproche de Manzi al bandoneón: ”¡para que nombrarlos tanto!, ¿no ves que está de olvido el corazón?” (la escritura equívoca me pertenece).

Esta identificación de personajes mediáticos de nuestra realidad, en este bicentenario, tiene que llevar hacia algún lado. Coooorrecto, diría Su. Lleva a preguntas.

¿Los Kirchner son peronistas, peronistas culposos de enriquecerse escondiendo los huevos y los ovarios cuando había que ponerlos, setentistas tardíos, resabios auténticos del cincuentismo, carne del odio kunkeliano, estupidez menchevique de Moreno, oportunistas rapaces de vuelo perdicero? ¿Hay un ideario cierto en el gobierno que nos sostiene? De qué modo entenderlo, bajo que advocación insultarlo. Bastardo, natural, heredero legítimo… quien sabe. Quién.

Los Kirchner gobernantes mataron a sus papás: Duhalde & Lavagna, dos avezados albañiles que levantaron una tímida pared después de un desastre, la casa hecha escombros, desastre nacional al que contribuyeron, y mucho, como originantes (mas De la Sota, Sola/Ruckauf , Chacho… siguen las firmas). En rigor el peronismo arma y rompe el país desde 1945.

Creo que es tiempo que nos fijemos en esto que nos pasa.

Digo que no nos gobierna una idea, que una suma de pequeños tartamudeos manda en el país. Propongo que miremos hacia el mas reciente pasado, el simple ayer, hasta encontrar una razón para la filosofía del rejunte. La que está en ejercicio

Todo cuanto se dice del gobierno es posterior a su facto. Lo que hacen los gobernantes actuales no viene de una propuesta, de una idea, de una fragua, no surge de un congreso, una jabonería, una conjura, un punto de luz de donde se partió. Este gobierno no tiene Aleph.

El rejunte, el pegoteo de telas (tiene un nombre en inglés) trae incómodos a los mediáticos relatores, los que eligieron caminar hacia el despeñadero y sobrevivieron, los que se fueron y volvieron, los anhelantes del pantalón correcto y el saco nuevecito, los rigurosos de la camisa con almidón, la lavanda inglesa y el clavel verde, el trajecito Chanel, el habano Cohibas y el palco en el Colón, el viaje a Europa y el Florida Garden. Todos los defectos atesorados persisten, mientras están obligados a escribir a favor y en contra de algo que apareció repentinamente en sus vidas, nuestras vidas, cuando poco podían esperar (podíamos) de un siglo en el que, conviene aclararlo, estamos de prestado.

Parece egoísta interpretar el porvenir del siglo XXI con recetas del XIX mal ejecutadas en el XX. Típico rejunte a las apuradas. Lo es. Todos los mencionados son/somos análogos reciclados a digitales a las apuradas. Los gobernantes ni siquiera reciclados ¿alguno imagina la página de Néstor en el ciberespacio? Debería aprender a escribir. A leer no le hace falta, ¿para qué? Pero cuidado, todo su discurso, sin repeticiones, entra en un solo texto en Twiter, 140 caracteres.

Plantados ante un discurso peronista incompleto (originalmente, el peronismo fue incompleto, ahora mucho mas) el periodismo político no logra explicar el rejunte, justificarlo o vituperarlo solidamente. Filósofos no hay, politólogos menos, todos están en precipitada huída hacia la segunda edición de algún opúsculo ocasional. Hasta los estadísticos matemáticos, empresarios de encuestas que terminan de opinólogos, se definieron: missing. Los creadores de best sellers son eso, brillantes cometas de buen pasar económico. La universidad hace tiempo que se mira el ombligo.

Qué hacer con las doctrinas políticas si no las mencionan. Son órganos que se atrofian en el hastío. El rejunte lleva al Google y Twiter como usina de ideas. Por favor.


Coda: Queda fuera José Pablo Feinmann. Brillante escritor, que sin duda poblará las antologías en la segunda mitad del siglo XXI, hoy vive entusiasmado en mencionar, al mismo tiempo, a Kant, Marx, Alberdi, Belgrano, Manzi, Discépolo y Alberto Castillo (yo lo escuché, yo). Feinmann el bueno, en sus quince minutos de extensión popular quiere (ojalá pueda) justificar lo que asevera Dolina sobre las verdaderas razones de nuestra vida de hombres. Conquistar mujeres. Cuando lo logre provocará la envidia, que nunca es sana. Y el chisme, que no es pecado. En la intimidad el estaría desencantado de Néstor, pero mas de Cristina.

Argentina, tan viejo Vizcacha, tan Discépolo, remite en estos días a Gardel y Lepera: el mundo sigue andando. Duda: el rejunte es/no es una corriente filosófica y política verdadera. Táchese lo que si corresponde.