Por Danilo Arbilla
Poder y encuestas

Poder y encuestas
09/06/2010 | Tengo la sensación que si el resultado de las elecciones en Colombia hubiera sido otro – mas parecido al de las encuestas que vaticinaban un empate entre el “ oficialista” Juan Manuel Santos y el opositor Antanas Mockus del Partido Verde- habría recibido una mayor cobertura periodística post electoral.

Cómo que la aplastante victoria de Santos – más que duplicó los votos de Mockus, al que de todas formas deberá enfrentar en una segunda vuelta en tres semanas- desilusionó a algunos enviados especiales - conservadores en casa pero revolucionarios afuera-, a comunicadores comprometidos políticamente más que con la información y la verdad y a algunas ONG demasiados previsibles y poco creíbles.

Es que los colombianos ya han demostrado más de una vez que saben lo que quieren, donde están parados y cuales son su reales problemas y que no necesitan que les vengan a indicar desde afuera lo que les conviene, y mucho menos aceptar consejos de Chávez o Correa. El resultado no solo ratifica una conformidad con la política del actual gobierno, del que Santos fue una figura relevante, sino que constituye un contundente rechazo a la opción neoprogresista y populista en boga.

El “fallo” de las encuestas paso a ser, entonces, la estrella y a la vez el villano de la obra. Ciertamente le erraron feo y le han hecho un flaco favor a la credibilidad de ese tipo de investigaciones.

Pero no todo es negativo. Las encuestas son desde siempre “el villano“ – depende de cómo le va a cada uno – y el blanco de una de las mas agraviantes formas de censura y de regulación del derecho a la información de los ciudadanos que son tratados como tontos o menores de edad. No se les permite durante un periodo previo al acto electoral informarse de lo que dicen las encuestas, para no ser “influidos“. Esta “ censura“ , en acto de afrenta mayor se aplica a la gran mayoría de los ciudadanos pero hay una minoría de privilegiados, políticos y aquellos que tienen poder económico para comprar las últimas estudios, que sí acceden a esa información, al igual que el resto del mundo que sabe hasta último momento de lo que dicen las encuestas.