En Corrientes
En dos años desaperecen más de cien personas

En dos años desaperecen más de cien personas
30/05/2010 | Por Gabriel Del Valle. Datos oficiales aportados por la Policía de la Provincia revelan la magnitud del hecho. Cada vez más personas abandonan su hogar, hospitales o entidades de cuidado. Especialistas sostienen que la edad más conflictiva es que la que va de los 13 a los 16 años. La cantidad de mayores desaparecidos se ha duplicado también en el último tiempo.
 

Más de cien personas desaparecieron de sus hogares en la provincia de Corrientes en los últimos 24 meses sin saberse oficialmente ningún dato sobre el paradero de los mismos desde el último día en que fueron vistos por alguien. Los datos fueron proporcionados por la Policía de la Provincia de Corrientes, institución que, desde el momento de recibir la denuncia de la desaparición de cada uno de estos casos, puso a disposición toda su logística y capacidad para encontrarlos. Los adolescentes de entre 13 y 16 años son el principal grupo de chicos desaparecidos. El 51% se fugó de su hogar; el 15%, de un instituto de menores o de un hospital; el 4% fue llevado a la fuerza por uno de los padres, y el 30% restante desapareció por causas que se desconocen.
En realidad, no se sabe si es que se fueron o se los llevaron. Son los que desaparecieron cuando iban de un lugar a otro.
En Corrientes, el 70% de las denuncias corresponde a adolescentes. Hay dos grandes grupos. Están los que tienen crisis de identidad, los chicos con adicciones, los que tratan de ayudar a otro que está en problemas y se van con él. Y otro grupo que tiene conflictos familiares, como peleas con los padres porque no quieren estudiar o discusiones porque tienen un novio o novia que no les gusta.
El 20% de los casos corresponde a chicos y en esta franja crecieron mucho las sustracciones parentales. El 7% de las denuncias involucra a discapacitados mentales.
“En los niños, desde el arranque, se puede ver cuál puede ser el motivo, pero un niño desaparecido está en peligro de ser víctima de algo grave. Si son fugas o desapariciones por conflictos parentales, se esclarecen rápido. Otros chicos eligen la calle como una opción mejor que la contención familiar”, relataron fuentes judiciales.
En los adolescentes, la cosa es más compleja. “El panorama se complicó porque intervino un factor de desajuste brutal que es la droga -explican-. En los adultos, pasan desde accidentes, hasta los que se van por propia voluntad. Fuentes policiales subrayaron que muchos de los casos hoy clasificados como “extraviados” pueden ya no estarlo, ya que se infiere que los familiares lograron ubicar a la persona perdida pero no dieron aviso a las autoridades judiciales o policiales. El fundamento de esta actitud optimista se basa en que al dejar de buscar sus familiares, se infiere que éstos ya saben dónde están y no encuentran necesario avisar.

El peligro de la esclavitud sexual
Sin embargo, detrás de las diferentes causas del extravío de una persona, aparecen dos figuras siniestras: la esclavitud sexual y el robo de órganos. Fuentes bien informadas indicaron que Ciudad del Este, en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina, se ha convertido en el nudo de un intrincado sistema de tráfico sexual y explotación de mujeres jóvenes, en tanto que Brasil va a la cabeza en las estadísticas latinoamericanas de esclavas sexuales exportadas a la Unión Europea.
Se estima que hasta dos millones de mujeres y niños son traficadas al año como esclavas sexuales y domésticas, al servicio incluso de diplomáticos y burócratas internacionales, en un negocio mundial de varias decenas de miles de millones de dólares, según reportes ignorados por los grandes medios.
Según esta misma fuente, “la esclavitud sexual es hoy la mayor categoría de servidumbre humana”. La triple frontera en que está enclavada Ciudad del Este facilita el tráfico de adolescentes femeninas pobres, quienes enfrentan cada vez mayores riesgos debido al entorno de pobreza y la ausencia de regulaciones o indiferencia de las autoridades.
La vorágine comercial y la incipiente industrialización del entorno de esa ciudad -que es “puerto libre”- atrae a mujeres del campo rural que viven desesperadas por un ingreso para alimentar a sus familias. Los traficantes engañan a jóvenes de 10 a 20 años con la falsa promesa de ganar un buen salario en trabajo doméstico o como empleadas de restaurantes, pero una vez atrapadas como prisioneras las muchachas a menudo son forzadas por hambre y violencia a integrarse y permanecer en el trabajo del sexo, a la vez que las convierten en adictas a drogas baratas que circulan en abundancia en la región.
Fuentes policiales locales no descartan que eso podría pasar también en Corrien-tes, donde las jovencitas podrían ser inducidas por su pareja o alguien de su confianza, quienes la animan a dejar su casa y familiares.
Otro factor clave que hace vulnerable al comercio de mujeres a la zona donde está emplazada Corrientes en su limitada y compleja cooperación antitráfico de los tres países involucrados. Los funcionarios deben ocuparse in situ de la logística legal en tres niveles: local, nacional y regional, y prácticamente en tres lenguas, situación que alarga y frustra la comunicación entre las autoridades.